Los hechizos de magia negra que aprendió de su patrón “Pichi Gordo”, no le fueron efectivos a Norvey Andrés Palacio Hernández (“Mocho Vives”), quien pese a los amuletos rezados que cargaba consigo, cayó en manos de las autoridades.
Luego de nueve meses de persecución, policías de la Dijín y del Grupo de Operaciones Especiales lo capturaron en la mañana del pasado domingo, en una urbanización del barrio Las Palmas, en el oriente de Medellín. La ubicación exacta del apartamento la suministró un informante, que podría recibir la recompensa de $50 millones de pesos que había en contra del personaje, según el general Óscar Atehortúa, director nacional de la Policía.
“Mocho Vives”, de 35 años, es señalado de ser uno de los supuestos cabecillas de “la Terraza”, organización criminal que delinque en la capital antioqueña desde los años 80. Su base de operaciones está en las comunas de Aranjuez, Manrique y La Candelaria, aunque en la actualidad tiene tentáculos de narcotráfico y extorsión transnacionales, en Estados Unidos, China, Chile y Argentina, entre otros países.
El Juzgado Segundo Penal Municipal Ambulante de Antioquia había emitido una orden de captura por concierto para delinquir agravado, en contra de Palacio Hernández. Su detención fue anunciada este lunes por el propio presidente de la República, Iván Duque, en una declaración pública en la cual participaron el general Atehortúa y el alcalde de Medellín, Daniel Quintero.
“Es un criminal que llevaba más de 16 años en esta estructura, participando en sicariato, amenazas, secuestro y extorsión. Es uno de los golpes más duros que se le ha dado a ‘la Terraza’ y permite seguir avanzando en su desmantelamiento. Los delincuentes se tienen que someter a la justicia o correrán la misma suerte”, expresó el Jefe de Estado.
El prontuario y los hechizos
De acuerdo con el relato de Atehortúa, Palacio habría ingresado a la banda a los 19 años de edad, realizando acciones de sicariato y hurtos. En 2001, cuando escoltaba a un cabecilla apodado “Chicho”, fue víctima de un atentado, en el cual perdió parte de su pierna derecha.
Tras sobrevivir, fue apadrinado por Édinson Rodolfo Rojas (“Pichi Gordo”), quien actualmente es uno de los principales líderes de “la Terraza”. Con este patrocinio, “Mocho Vives” no solo ascendió en la jerarquía de la banda, sino que fue introducido en el culto de la santería y la magia negra, que practican “Pichi Gordo” y otros secuaces de la organización.
“El ‘Mocho’ habría adquirido licoreras, discotecas y viviendas para invertir su capital criminal. Calculamos que mensualmente recibía $500 millones de pesos por extorsión a los comerciantes”, reiteró el general.
Los investigadores averiguaron que el sospechoso cambiaba de vehículos de alta gama con frecuencia, gracias a contactos que tenía en compraventas de carros. El anterior 13 de octubre, cuando fue publicado el nuevo cartel de los más buscados con las recompensas, se aceleraron las indagaciones para dar con su paradero.
El allanamiento de Las Palmas fue el segundo que le hicieron a este hombre en menos de un mes. El pasado 10 de octubre, los agentes de la Dijín entraron a una vivienda del barrio Manrique, donde solía pernoctar en compañía de varias familiares.
En el rincón derecho de la sala, los uniformados encontraron un extraño altar, con un velón encendido. A su lado había una vasija roja, con lo que en brujería se conoce como “una cabeza reducida”, es decir, un pedazo de tronco de árbol o una pepa, a la cual le tallan la forma de un rostro humano. En el recipiente había distintas frutas, dulces y arroz, entre otras cosas.
“Mocho Vives” ya no estaba en el lugar, pero mientras los investigadores hacían la diligencia, una de las inquilinas puso una copa de aguardiente junto al altar. Los agentes entraron a una habitación, en la que encontraron ropa del perseguido y la estatuilla de una Virgen.
“Las ventanas estaban cerradas, no había viento y nadie la tocó, pero en ese momento se cayó sola esa virgen. Eso nos causó curiosidad y nos dio vaina”, relató uno de los investigadores. Las inquilinas justificaron el altar diciendo que “eso era de una religión que ellas practicaban”.
Disputa interna
Fuentes de Inteligencia señalaron que hoy en día hay una disputa interna en “la Terraza”, luego de la salida de la cárcel de algunos cabecillas, que llegaron reclamando su antiguo poder.
La situación ha generado asesinatos de socios y presuntos integrantes de la estructura, como Carlos Andrés de los Ríos (“Negro Andrés”), de 45 años, baleado por sicarios motorizados el pasado 21 de agosto, en el barrio Córdoba; y Pablo Nicolás Serna García (“Gomelo”), de 36 años, a quien también le dispararon ese mismo día, en el barrio Aranjuez.
Debido a estos problemas internos fue que, presuntamente, un informante “muy cercano a la banda”, según Atehortúa, entregó la ubicación de “Mocho Vives”.
El oficial añadió que “bajo su tutela existían grupos criminales dedicados al fleteo en los semáforos. Instrumentalizaba menores de edad, tratando de incorporarlos a la banda, como hicieron con él en el pasado”.
Sobre esto último se pronunció el alcalde Daniel Quintero, opinando que su Administración se ha concentrado en atacar ese delito. “Si les quitamos los menores de edad a las organizaciones criminales, vamos a construir un mejor futuro para Medellín. Llevamos 22 cabecillas de bandas capturados”, precisó.
En estos momentos, “Mocho Vives” está siendo presentado ante un juez de control de garantías de Medellín, donde podrá defenderse de las imputaciones de la Dirección de Fiscalías contra la Criminalidad Organizada. La audiencia se desarrolla de manera virtual.
La Fuerza Pública ahora está a la caza de su patrón “Pichi Gordo”, quien también fue recientemente incluido en la lista de los más buscados, después de recibir el beneficio de la libertad condicional el pasado 21 de enero. Según los investigadores que lo conocen de hace años, ya debió haber prendido las velas negras y empacado los amuletos “para tratar de hacerse invisible”.