Como profesional, como periodista y como mujer santandereana, Ángela Patricia Janiot está en la cima de los nombres de quienes mejor pueden representarnos en el mundo. Su talento, demostrado de mil maneras a lo largo de estos años; el éxito alcanzado en los más exigentes ámbitos del periodismo mundial; su compromiso con el periodismo y su carácter firme que la ha destacado desde sus inicios, le han ganado el cariño, la admiración y el respeto de sus paisanos y de los colombianos en general.
Entre otras tantas razones, relacionadas también con su calidad como persona, Ángela Patricia Janiot fue la seleccionada entre decenas de santandereanos ilustres en toda clase de profesiones y actividades, para dirigir y dejar el sello de su nombre y su criterio en la histórica Edición 100 de Vanguardia. A ella, nuestro agradecimiento y reconocimiento por su valioso aporte en esta, indiscutiblemente, una de las ediciones más importantes de nuestro diario en este primer siglo de existencia.
Vanguardia tuvo una fraternal charla con Ángela Patricia, por medio de la cual ella nos mostró que a pesar de los años en el extranjero y los vínculos que allí ha hecho, su tierra y particularmente su patria chica siguen siendo motor e inspiración en su vida.
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¿Qué la llevó a aceptar ser la Directora encargada de la edición especial del centenario de Vanguardia?
Me sentí muy halagada al recibir esta invitación para una celebración histórica que condensa un siglo de tanta tenacidad, esfuerzo, independencia, innovación y compromiso con la región. Vanguardia es parte de la identidad de lo que somos como comunidad en la ciudad bonita y pujante que todos queremos cuidar. Es el punto de encuentro de toda una comunidad en torno a los temas que nos interesan y nos preocupan. Durante un siglo ha sido el referente periodístico para los santandereanos. Hemos crecido con Vanguardia. Hemos celebrado sus reinversiones, sus renacimientos literalmente de entre las cenizas; nos hemos sentido orgullosos de su responsabilidad y deber con el periodismo de investigación que requiere tantos recursos y valor. Como periodista, esta invitación fue como revertir aquello de que nadie es profeta en su tierra. Lo siento como un hermoso reconocimiento que me abre de par en par un gran balcón para compartir con mi gente todo eso de lo que nos sentimos tan orgullosos.
¿Qué recuerdos tiene de este medio en su época de infancia en la ciudad?
“¿Quién cogió la Vanguardia?”, esa era casi que la pregunta mañanera obligada en una especie de competencia diaria por estar mejor informados en casa. El que se levantaba temprano y leía de primera mano el periódico era un privilegiado. En mi familia siempre recibimos Vanguardia, El Tiempo y El Espectador; pero la Vanguardia llegaba primero y a veces era el celador el que la leía y embolataba el diario. A la hora del almuerzo era usual que mis papás comentaran algo sobre lo publicado en un editorial, en una noticia, en la sección deportiva. Siempre tuvimos un vínculo permanente con el periódico y con la familia Galvis, por la que profesamos un inmenso cariño y admiración. Además, por las actividades comerciales de mi padre, Vanguardia siempre fue un aliado como plataforma de difusión. En fin; en mi casa la Vanguardia fue siempre el plato fuerte del desayuno.
¿Qué significa que Vanguardia llegue a los 100 años?
Significa que el buen periodismo, el independiente, el comprometido con sus lectores sigue siendo el factor diferenciador en esta maraña de contenidos en redes sociales plagados de ‘fake news’; de noticias falsas. Es admirable que a lo largo de su existencia el periódico haya logrado superar tantos obstáculos como tragedias, atentados terroristas, crisis financieras, vetos religiosos, políticos, presiones económicas y ahora la competencia de un mundo digital que te abruma por la diversidad de opciones y donde cuesta tanto hacer valer ese patrimonio tan valioso que tiene el periodismo: la credibilidad.
Vanguardia es un referente de servicio a la comunidad, de periodismo de denuncia e investigación, de soluciones innovadoras, de planes que van más allá de la visión local. Por todo eso los santandereanos debemos estar agradecidos con una institución que ha sabido interpretar y defender los principios y valores que nos hacen más democráticos, más éticos, más solidarios y más comprometidos con el bienestar común y así evolucionar como sociedad.
¿Vale la pena el periodismo regional?
¡Por supuesto! Lo más cercano es lo que se debe priorizar. Es nuestro entorno más próximo el que debemos atender. Los cambios y las transformaciones comienzan desde lo local. Lo nacional con sus repercusiones nos interesa, pero lo muy nuestro diariamente nos afecta directamente, nos conmueve, nos tambalea, nos emociona.
Creo también que con ese periodismo de denuncia con el que se ha comprometido Vanguardia también se ayuda a dignificar el manejo de lo público; la defensa de lo que es colectivo, de lo que pertenece a todos en la ciudad y en el departamento.
¿En una época de crisis de los medios, donde tantos en el mundo han debido cerrar por la situación económica, y donde las personas han perdido la confianza en los medios, cuál es el camino a seguir?
El camino a seguir es reinventarse, actualizarse, innovar, incorporar los contenidos relevantes, que a la gente le importan, hacer un periodismo con integridad, en el que la responsabilidad y el servicio sean un referente permanente que guíe los contenidos informativos y editoriales. En definitiva es seguir contando esas buenas historias que generan preguntas, que producen cambios de comportamientos, que marcan un precedente; con la ventaja de los recursos tecnológicos a nuestro alcance.
¿Qué fue lo más bonito de sentirse a la cabeza del periódico de su ciudad natal?
Mostrar lo mejor de nuestra gente y de nuestro departamento. Sentirme inspirada por esa maravillosa historia de lucha, superación y compromiso con el buen periodismo de un periódico que está en el ADN de los santandereanos.
¿Para usted Vanguardia es?
¡Es el plato fuerte del desayuno! Es una muestra bastante elocuente del espíritu de tenacidad y compromiso que nos caracteriza como santandereanos.
¿Para usted Bucaramanga es?
La ciudad a la que pertenezco, a la que siempre quiero volver, donde tengo mis mayores afectos y de la que me siento muy orgullosa de representar a donde sea que vaya.