Siempre que comienza un año, la motivación para ejecutar nuestros planes se aviva. ¡Eso es positivo! Lo preocupante es que con el paso del tiempo y de la rutina, tal entusiasmo se va gastando y escapando de nuestras manos.
La vida es una interminable sucesión de subidas y de bajadas. Y, por supuesto, tenemos la impostergable misión de reponernos a cualquier tropiezo o incluso ante el mismo triunfo. Todo, sea bueno o malo, nos llega en el momento que nos corresponde asumirlo.
Muchos hacemos ejercicios de vida como si estuviésemos montados en una especie de bicicleta estática: pedaleamos y pedaleamos y, al final, sentimos que no avanzamos ni un centímetro.
A pesar de que nuestro mundo siempre se está moviendo, percibimos que no vamos hacia ninguna parte. ¿Le ha ocurrido?
Al comenzar cada mes de enero, por citar solo un ejemplo de esta época, hacemos infinidad de planes y, aunque les echamos ganas, por alguna extraña razón al hacer el ajuste de cuentas seguimos “en ceros”.
Nos ocurre cuando vemos el cronómetro de la bicicleta, que nos señala que después de varios minutos de movimientos hemos andado varios kilómetros; sin embargo, al pisar tierra fija descubrimos que estamos en el mismo sitio de partida.
Lo propio pasa con nuestro calendario de proyectos. Al llegar diciembre, el almanaque nos recuerda que han pasado 365 días desde ese primer día de enero y que seguimos en la misma área, afrontando la misma relación tediosa y, lo que es peor, resignados a vivir igual.
Deberíamos tener presente que la única diferencia que existe entre la rutina y la tumba es su tamaño; lo demás es igual: estático, quieto, aburrido y melancólico.
Y el asunto no es solo de desbordarse de motivación. La clave está en prepararnos para mirar hacia el frente y, sobre todo, para afrontar los obstáculos que se puedan presentar en el trayecto hacia nuestras metas.
No podemos dejar que la motivación se nos vaya extraviando por el camino; el deseo hacer algo bueno por nosotros se debe mantener tan intacto como cuando incluimos ese propósito en nuestro mapa de la prosperidad.
Es dentro de nosotros, en ese espacio interno valioso y trascendental que todos poseemos en el alma, en donde está la chispa de nuestra vida.
Allá, en nuestra conciencia, es donde también se encuentran todas las respuestas y donde podemos escuchar el eco de nuestros más anhelados sueños.
Confiemos más en nosotros para no defraudarnos tan pronto. Trabajemos con todo interés y estemos dispuestos a atender las situaciones del momento, enfrentándolas como oportunidades para demostrar nuestra capacidad para sobreponernos.
Es hora de tener esperanzas verdaderas y de avanzar más allá de la bicicleta estática.
En lugar de estar pedaleando sin rumbo fijo, deberíamos asumir el viaje de este 2013 con la frente en alto y con la certeza de que los tiempos buenos ya llegaron.
Lo nuevo no apareció solo tras las 12 campanadas del último suspiro del año que se fue. Hoy, mañana y siempre hay algo nuevo, bueno y bello en cada segundo que Dios nos permite vivir.
Siempre hay algo bueno y digno de aprender en cada persona; cada día hay algo nuevo para aprovechar; cada atardecer trae algo digno de admirar; cada situación nos deja una valiosa enseñanza. Lo que pasa es que, por una extraña percepción, nos quedamos atornillados en nuestra bicicleta estacionaria y arruinamos nuestros planes.
Es hora de hacer el ejercicio de verdad y de pedalear con la certeza de que vamos a cumplir los más nobles propósitos.
SOBRE LAS SITUACIONES
La vida nos trae, de manera cotidiana, algunas situaciones a las que no les dedicamos el tiempo suficiente. Si lo hiciéramos convertiríamos los problemas en importantes escalones para nuestro crecimiento y superación.
Al despertar cada mañana, ofrezcamos nuestro primer pensamiento a Dios y démosle gracias por el nuevo día y por el regalo de la vida. Programémonos una jornada serena, en paz y en armonía con las personas que nos rodean.
Cancelemos todo sentimiento de rencor o resentimiento, para que no intoxiquemos nuestro espíritu. Disfrutemos de cada minuto y aprovechemos la enseñanza valiosa que contiene cada día.
-El modo de pensar
Modifique su modo de pensar y tendrá una salud buena y estable. Deje ya de lamentarse de sus enfermedades. Las dolencias se agravan con
esas quejaderas innecesarias. ¡Ojo! Hoy usted está mejor que ayer y mañana se sentirá mejor que hoy. ¡No lo olvide!
SIN AFANES
El tiempo pasa a toda prisa. Pero lo importante no es eso; lo realmente valioso es no vivir afanado por cosas que no tienen sentido. Recuerde que tiene poco menos de 12 meses para disfrutar todo lo que este 2013 le traerá.
-La gran idea
Una semilla de mostaza puede ser la más pequeña del mundo; pero cuando crece es un gran árbol. Así pasa con las sencillas ideas que a usted se le ocurren; por simples e insignificantes que parezcan, pueden llegar a ser las palancas de un gran proyecto de vida.