Lo que seguramente empezó como una salida para no perder 50 mil pesos falsos que habían llegado a su bolsillo, se convirtió para Mauricio Peña en el boleto de entrada a la cárcel Modelo de Bogotá.
Hace ya varios meses este hombre llegó hasta un depósito de papa situado en la localidad de Fontibón y observó toda la mercancía que había en el local, hasta que de la manera más amable le pidió a César* que le separara dos bultos de papa.
El pago fue de contado. Cesar recibió el billete y lo observó una y otra vez hasta notar que había algo extraño: la textura del papel no era la misma de los demás billetes. De inmediato estableció que efectivamente se trataba de uno falso. Aunque salió en busca de quien lo había estafado, nunca pudo hallarlo. Resignado -dice él- pensó en que algún día Dios le iba a cobrar al hombre por haberle hecho este daño.
Pasaron varios meses y César vio ingresar a su negocio a un hombre cuyo rostro le fue familiar. “Me llevo un bulto de papa”, fue lo que dijo el sujeto, para luego sacar del bolsillo de su pantalón un billete de $50 mil. La escena y la voz del personaje lo delataron. César recordó que era el hombre que le había ‘metido’ un billete falso, por lo que inmediatamente pasó el mostrador, separó en la puerta y verificó la autenticidad del billete mirándolo a contraluz para confirmar su presentimiento: era falso. “En ese momento pasó una patrulla y llamé a los agentes, quienes detuvieron al hombre”, explicó Cesar.
Las autoridades lo llevaron ante un juez de garantías que lo halló culpable del delito de tráfico de moneda falsa, considerado como un fraude contra la Nación.
YA LO HABÍA HECHO
La Fiscal encargada del caso recordó que Peña pagó una condena en 2010 por este mismo delito, y que tenía un proceso en el municipio de Barbosa (Santander).