Hasta ahora se pensaba que los anillos de Saturno no se habían formado con el planeta, sino que eran mucho más jóvenes que él, pero una nueva investigación sugiere que podrían ser mucho más antiguos de lo que parecen gracias a su resistencia.
Los detalles del estudio, liderado por científicos de la Agencia Espacial Japonesa, la Universidad de Tokio y el Centro Nacional para la Investigación Científica de Francia, se publicaron en la revista Nature Geoscience. Le puede interesar: El Hubble deslumbra con la más reciente foto de Saturno y sus anillos
La afirmación de que los anillos de Saturno podrían ser tan antiguos como el propio planeta, es una hipótesis que desafía todas las estimaciones hechas hasta ahora sobre su edad.
Desde hace más de 400 años, estos anillos fascinan a los astrónomos. En 1610, el astrónomo italiano Galileo Galilei los observó por primera vez a través de un telescopio, pero no sabía qué eran y en el siglo XIX, James Clerk Maxwell, un científico escocés, llegó a la conclusión de que los anillos de Saturno no podían ser sólidos, sino que estaban formados por muchas piezas individuales.
Hoy en día, se sabe que Saturno alberga siete anillos compuestos por innumerables trozos de hielo que se extienden casi 281.600 kilómetros desde la superficie del planeta.
Los detalles del estudio
Durante la mayor parte del siglo XX, los científicos supusieron que los anillos se habían formado al mismo tiempo que Saturno, hace unos 4.500 millones de años, y que los impactos con los micrometeoroides que viajan por el espacio, habían ensuciado y oscurecido las partículas de hielo que los forman.
Pero en 2004, la nave espacial Cassini observó que de cerca los anillos de Saturno lucían relativamente brillantes y limpios. Con los datos proporcionados por esta misión, las estimaciones sobre la edad de los anillos se fueron afinando: los primeros estudios fijaron su edad entre los 10 y los 100 millones de años, y las últimas investigaciones en 400 millones de años.
Para tratar de determinar mejor su edad, Ryuki Hyodo y sus colegas utilizaron modelos informáticos para simular colisiones entre micrometeoroides y partículas heladas de los anillos.
Así comprobaron que los impactos a alta velocidad pueden provocar la vaporización de los micrometeoroides y que el vapor se expande, enfría y condensa en el campo magnético de Saturno para formar nanopartículas cargadas e iones.
Las simulaciones de Hyodo y sus colegas revelaron que estas partículas cargadas colisionan con Saturno, son arrastradas a su atmósfera o escapan por completo a la atracción gravitatoria del planeta, por eso, muy poco de este material se deposita en los anillos, que se mantienen en condiciones relativamente limpias.