316 mil cadáveres. Más de 350 mil heridos, entre niños mutilados y ancianos con fracturas. Nadie volvió a ver los rostros de 3 mil trabajadores de la ONU. Twitter se vino abajo. Estos datos desalentadores no son parte del guión de una película apocalíptica en la que Tom Cruise salva al mundo, sino que son las consecuencias del terremoto que devastó a Haití el 12 de enero 2010. Una de las peores catástrofes naturales de la historia, la cual ancló aún más a la miseria a uno de los países más pobres del planeta. Lea: Dos negocios en Cartagena, la conexión entre Mancuso y la mafia italiana

Los edificios y casas de Puerto Príncipe, la capital del país centroamericano, quedaron como fichas de dominó a punto de ser revueltas en una mesa. Muchos recuerdan el desastre; sin embargo, pocos rememoran lo que dijo Hugo Chávez, expresidente de Venezuela, sobre el suceso. Un “disparate completo” para la mayoría.
“El terremoto de Haití es el claro resultado de una prueba de la Marina estadounidense. Se trata de un arma que tienen los gringos que provoca terremotos. Esta catástrofe es parte de una prueba militar dentro del plan de los Estados Unidos para destruir a Irán, a través de una serie de terremotos diseñados para derrocar a su actual régimen Islámico”, fue lo dicho en ese entonces por el líder bolivariano.

Así como el asesino usualmente es el primer chismoso en la escena del crimen, Chávez fundamentó su teoría al evidenciar cómo la primera presencia internacional que llegó al vecino pobre de República Dominicana, en la isla La Española, fueron las tropas de Estados Unidos, quienes asumieron el control de la ayuda humanitaria. Helicópteros, soldados, paracaidistas, 15 mil botellas de agua y 14 mil bolsas de comida enviadas a domicilio desde la Casa Blanca.
Origen del programa
Fundada en 1958, la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzados de Defensa, más conocida como DARPA, es un eslabón ultrasecreto del Departamento de Defensa estadounidense que se encarga del desarrollo de nuevas tecnologías para uso militar. En los oscuros pasillos de esta agencia, que surgió como contrapeso a los avances bélicos de la Unión Soviética en medio de la Guerra Fría, se creó ARPANET, una red que ahora le sirve para leer este texto y para espiar a una expareja: el internet.
A primera impresión, o la que al Pentágono le ha interesado mostrar al mundo, esta agencia con un presupuesto anual de 3 mil millones de dólares, solo se encarga de construir satélites, robots, entre otros artefactos “no convencionales” para la defensa de su país. Sin embargo, es esa faceta “no convencional” la que siempre ha alertado a la gente.

El Pentágono de Estados Unidos.
Colectivos que trabajan en pro de la libertad y los derechos humanos denuncian que DARPA en sus 65 años de existencia ha logrado desarrollar una potente red y una base de datos abrumadora con los datos personales de cada persona que respira en suelo estadounidense, incluyendo historias médicas, registros telefónicos, correos electrónicos, redes sociales, tarjetas de crédito y hasta las búsquedas que se hacen en el navegador oculto del Google Chrome.
Aunque muchos aplauden que su ímpetu de ir un paso adelante en cuanto a la guerra se refiere, pues gracias a DARPA hoy la humanidad disfruta del Sistema de Posicionamiento Global (GPS) y en estos momentos puede rastrear al conductor que lo lleva en un InDrive mientras lee esto, hay muchas teorías sobre los extraños programas y armas terrestres, aéreas, marítimas y espaciales que ha creado o diseña.

Según lo que se dice, el Pentágono, a través de DARPA, tiene un sistema que conecta gráficos de ondas cerebrales con los pensamientos de un individuo, y así leer los pensamientos de un talibán en las montañas afganas o con qué arrebato se levantará mañana Kim Jong-, líder norcoreano con misiles nucleares en su mesa de desayuno.
En la misma línea, y sería a lo que se refirió Hugo Chávez, está el proyecto HAARP, el cual se convirtió en tendencia en 2020 después de dos poderosos terremotos que sucedieron al sur de Irán. Este programa estudia la ionosfera, la parte de la atmósfera que influye en las emisiones electromagnéticas de la Tierra, y su objetivo, según DARPA, es el desarrollo de las ondas de radio. No obstante, para algunos teóricos de la conspiración es capaz de provocar sismos y controlar el clima.

Proyecto HAARP.
Pero menos ficcional está el brazo de DARPA que construye sistemas de combate aéreo no tripulado, capaces de convertir un bombardeo en el vuelo de una cometa. Además, hay mucha información sobre sus investigaciones sobre la invisibilidad de la materia, la robótica liquida, el submarino volador, granadas nucleares, balas autoguiadas, llantas cambiaformas e inteligencias artificiales que en las películas de Terminator son los malos.

Animales robóticos con fines militares, una de las líneas de trabajo de DARPA.
¿Hay aportes para la humanidad?
Los conocedores del tráfico web de un periódico digital sabrán que las notas más leídas son las de asesinatos y las controversiales. El morbo eclosiona en gran medida el interés del ser humano; por ende, es entendible que lo que más se difunda sobre DARPA sean sus aristas relacionadas al misterio, a lo conspiranoico; no obstante, esta agencia trabaja para brindarle a la humanidad unas cosas bien interesantes. Claro está, si es que los beneficios de los que hablan no son un velo para algo siniestro más allá.
A través del programa DRACO, DARPA busca crear cohetes nucleares para el espacio para propiciar el trayecto humano entre la Tierra, Luna y Marte, cubriendo estas grandes distancias en tiempos intermunicipales. En 2026, se realizaría una demostración de vuelo con propulsión térmica nuclear y así EE. UU. comprobar su “superioridad tecnológica”.
Otro de sus proyectos es la construcción de un gigantesco laberinto subterráneo en Kentucky, Estados Unidos, que el Pentágono ocultó por mucho tiempo. En este recinto, robots autónomos ensayan cómo pueden rescatar y atender emergencias de individuos, astronautas o militares en sitios desconocidos como las futuras colonias en la Luna y en Marte.
Por último, se conoció recientemente que DARPA, a través de un programa llamado LunA-10 convocó a empresas de todo el mundo a cotizar planes de negocios para diseñar cómo se moverá la economía, la movilidad, la energía y las comunicaciones en la Luna con planes de negocio coherentes con el contexto. Todo enmarcado en un comercio colaborativo, sostenible y optimizado. Esto, según sus postulados, es una apuesta con “fines científicos y pacíficos”, algo que mirará de reojo Chávez esté donde esté.