La historia del tilacino, también conocido como el Tigre de Tasmania, es una historia triste de extinción provocada por la actividad humana. Estos marsupiales carnívoros eran únicos en su apariencia, con rayas en la espalda que les dieron su apodo de “tigres”. Su extinción se debió en gran parte a la persecución y la caza realizada por colonos europeos que los consideraban peligrosos para el ganado. El último ejemplar conocido, Benjamín, murió en cautiverio en 1936, apenas dos meses después de que fueran declarados protegidos.
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El reciente hallazgo y secuenciación del ARN del tilacino es un hito importante en la investigación científica. Permite a los científicos obtener información valiosa sobre la genética y la biología de una especie extinta, lo que podría ayudar a comprender mejor su evolución y ecología. Además, abre la puerta a futuras investigaciones sobre la posibilidad de “recrear” especies extintas utilizando técnicas de clonación u otras tecnologías avanzadas. Sin embargo, es importante destacar que la recreación de especies extintas plantea desafíos éticos y científicos significativos y está lejos de ser una realidad inmediata.
La capacidad de extraer, secuenciar y analizar ARN antiguo también tiene implicaciones más amplias en la investigación científica. Puede utilizarse para estudiar la evolución de la expresión genética en el tiempo, comprender mejor la historia de la vida en la Tierra y, como mencionaste, ayudar a comprender las causas de pandemias pasadas al estudiar virus antiguos. En general, este avance científico abre nuevas oportunidades para la investigación en biología y genética, y podría tener aplicaciones en diversos campos en el futuro.