Tras la bien documentada guerra entre la ciencia y la Iglesia Católica hace siglos, en la que, por ejemplo, el astrónomo Galileo Galilei, quien descubrió las montañas en la Luna, los anillos de Saturnos y varios de los satélites que rodean a Júpiter, fue objeto de persecución, hoy una gran noticia llega para zanjar las controversias de antaño: astrónomos del Observatorio Vaticano y del Instituto Leibniz de Astrofísica de Potsdam (AIP) han firmado un acuerdo de colaboración para llevar a cabo un estudio espectroscópico de más de 1.000 estrellas brillantes sospechosas de albergar exoplanetas propios.
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Según ha informado la institución de investigación astronómica dependiente del Papa Francisco, el equipo que trabajará en este proyecto está formado por los sacerdotes astrónomos del Vaticano, Paul Gabor, David Brown y Chris Corbally, y por el ingeniero Michael Franz. Como primer paso de la investigación, han presentado los valores precisos de 54 parámetros espectroscópicos para cada estrella en el primero de una serie de artículos publicados en la revista Astronomy & Astrophysics.
Su importancia
Este número sin precedentes de parámetros será esencial para interpretar la luz estelar y encontrar conexiones entre las propiedades de las estrellas y sus posibles planetas. “Las estrellas cuentan historias sobre sí mismas y, a veces, sobre sus planetas aún por descubrir. Su lenguaje es la luz. La luz estelar revela muchas propiedades físicas de una estrella, como la temperatura, la presión, el movimiento y la composición química, entre otras”, explicaron desde el Observatorio del Vaticano.

Por ello, los investigadores analizan la luz mediante un método denominado espectroscopia de absorción cuantitativa. Los telescopios son muy útiles en este proceso ya que captan la luz estelar, mientras que los espectrógrafos la descomponen por longitudes de onda en un espectro similar al arco iris, lo que representa la huella dactilar de la luz de la estrella.
Pero a veces se revela que una estrella tiene una historia sorprendente para los astrónomos. Por eso, el grupo de trabajo del Observatorio del Vaticano ha decidido llevar a cabo una investigación ultraprecisa de posibles estrellas que alberguen planetas. “Dado que las estrellas y sus planetas se forman juntos, se planteó la cuestión de si la existencia de determinados elementos químicos en una atmósfera estelar, o sus proporciones isotópicas o de abundancia, son indicativos de un sistema planetario”, ha explicado en este sentido Klaus G. Strassmeier, director del AIP
e investigador principal de la investigación.
Los astrónomos trabajan sobre la tesis de que la cantidad de diferentes elementos químicos de una estrella puede indicar la presencia de planetas terrestres (mundos rocosos como la Tierra o Marte) y sugerir, además, la edad de dichos planetas. Piensan incluso que puede proporcionar pistas sobre si la estrella se ha “comido” a algunos de sus planetas. Con todo, los investigadores han asegurado que es “necesario seguir investigando este aspecto y los datos que ahora se publican constituyen la base para ello”.