La mitología china es muy rica y tiene personajes como Kuafu, un gigante obsesionado con capturar y domar el Sol. Para lograr su cometido, drenó el río Amarillo y el río Wei para saciar su sed mientras perseguía en todas las direcciones al astro. ¿El resultado? Solo basta con mirar al cielo de la mañana. Actualmente, en China se usa el nombre de Kuafu para describir a una persona que no logra su objetivo aunque persevere. (Lea: Marte: ¿Plata y tiempo perdidos? Científicos recomiendan ir primero a Venus)

Kuafu.
Con ese nombre también fue bautizado el primer observatorio solar chino compuesto por un trío de instrumentos que proporcionarán información sobre cómo el campo magnético del Sol crea eyecciones de masa coronal y otras erupciones.
El Observatorio Solar Avanzado Basado en el Espacio (ASO-S), también conocido como Kuafu-1, despegará en unas horas desde el Centro de Lanzamiento de Satélites de Jiuquan en el norte de China alrededor de las 6:43 pm, hora colombiana.
Los científicos en China han estado esperando mucho tiempo por el observatorio. Lanzaron por primera vez una misión de este tipo en la década de 1970, según Weiqun Gan, astrofísico y científico jefe de la misión. “Siempre quisimos hacer algo como esto”, expresó a la revista Nature.
Los astrónomos saben que el campo magnético del Sol provoca sus emisiones energéticas, pero desentrañar la relación entre los dos es notoriamente complejo. Este observador será importante para comprender estas conexiones porque sus instrumentos analizan diferentes longitudes de onda a la vez, según explicó Eduard Kontar, astrofísico de la Universidad de Glasgow, en Reino Unido, y miembro del comité científico de la misión. El estudio simultáneo de diferentes aspectos de la actividad del Sol permitirá a los investigadores relacionar las erupciones con sus causas subyacentes.
El artefacto observará desde una órbita de 720 kilómetros sobre la superficie de la Tierra, mirando permanentemente al Sol. La misión durará al menos cuatro años cubriendo el pico 2024-25 del ciclo solar, que dura 11 años en promedio. “En estos años pico podemos observar muchas erupciones”, precisó el astrofísico Gan.
El Sol produce ráfagas de radiación de alta energía, conocidas como erupciones solares, y eyecciones de masa coronal (CME), corrientes más lentas de partículas producidas en explosiones. La tarea principal de ASO-S será estudiar la física fundamental de estas erupciones y sus orígenes en la energía liberada por el campo magnético que se contorsiona y realinea del Sol. El proceso es uno de “gran importancia científica, con amplias implicaciones para la comprensión de fenómenos similares en todo el Universo”, según el científico chino.
Los tres instrumentos del observatorio incluyen un magnetógrafo para estudiar el campo magnético del Sol y un generador de imágenes de rayos X para estudiar la radiación de alta energía liberada por los electrones acelerados en las erupciones solares. ASO-S también lleva un coronógrafo que mirará al Sol en el rango ultravioleta y visible, para escudriñar el plasma producido por las erupciones y las CME, desde la superficie solar hasta la atmósfera exterior del Sol o “corona”.
Su valor agregado e innovador será la capacidad de estudiar una región importante conocida como la corona media, donde se forman las tormentas solares, que nunca antes se había visto en su totalidad en el espectro ultravioleta, según explicó Sarah Gibson, física solar estadounidense. “Esto dará nuevas pistas sobre los orígenes de las CME”, subrayó.
Después de las primeras fases de adaptación que durarán de cuatro a seis meses, los datos de la sonda estarán abiertos para que cualquiera pueda acceder y los físicos solares chinos están ansiosos por colaborar, según expuso Jean-Claude Vial, astrofísico de la Universidad Paris-Saclay.
Los datos de ASO-S podrían complementar los de otros observatorios solares como el Orbitador Solar de la Agencia Espacial Europea, que se lanzó en 2020 y vuela lo suficientemente cerca del Sol para tomar muestras de su atmósfera, lleva un coronógrafo similar al de ASO-S. Desde sus diferentes puntos de vista, los dos instrumentos producirán observaciones complementarias. La sonda solar Parker de la NASA, lanzada en 2018, también vuela cerca del Sol para tomar muestras de su atmósfera.
Los datos de rayos X de ASO-S también podrían combinarse con los datos del Orbitador Solar de la ESA para proporcionar una vista estereoscópica de las erupciones solares. “Esto podría conducir a las primeras mediciones confiables de ‘directividad’ (cuán intensas las erupciones solares tienden a ser en una dirección particular), lo que podría dar pistas sobre cómo las erupciones aceleran los electrones, una pregunta importante en la física solar”, estableció Kontar.
