En los últimos días en la ciudad hay algo que todos los cartageneros comparten: el incandescente sol que está haciendo. Más allá del cambio climático, la deforestación o el dióxido de carbono en la atmósfera, gran parte del origen de este calor implacable es el equinoccio de otoño. (Lea: Equinoccio: la fecha que divide a Colombia y la une con el mundo)
El término equinoccio es de origen latino y viene de aequinoctium (aequus nocte), que quiere decir “noche igual”. El equinoccio de otoño es un suceso astronómico que se da una vez al año y que marca el final del verano y el inicio del otoño.
Este fenómeno comenzó el pasado viernes 23 de septiembre y durará hasta el 8 de octubre, mientras que en el hemisferio sur comenzó el equinoccio de primavera. Cabe recordar que un gran porcentaje de territorio del país está por encima de la línea del Ecuador, o sea, en el hemisferio norte.
No obstante, al estar tan cerca de la línea imaginaria ecuatorial que atraviesa al país en sus zonas selváticas del sur los efectos del equinoccio de otoño en materia climática no son visibles. Por ende, las postales otoñales del Parque Central de Nueva York acá se intercambian por un sol potente, pero rutinario, como se ha visto en los últimos días.

Otoño en el Parque Central de Nueva York, una maravilla natural y turística.
¿Qué es el fenómeno?
Durante el equinoccio de otoño, el ángulo del Sol se encuentra situado sobre el Ecuador, de esta forma, todas las partes del planeta Tierra reciben la misma cantidad de luz y de oscuridad por un día. Es decir, el día y la noche duran lo mismo.
La Tierra gira en un eje con una inclinación de 23,5 grados respecto a su plano orbital. En otras palabras: que mientras la Tierra realiza su órbita de 365 días, los hemisferios se inclinan y por lo tanto están más cerca o más lejos de los rayos solares. En el equinoccio el Sol se encuentra exactamente sobre el ecuador del planeta.
“Como consecuencia de esta posición, la luz solar se distribuye de manera uniforme sobre ambos hemisferios, provocando que todas las partes del planeta reciban la misma cantidad de luz y sombra dos veces al año (en el equinoccio de otoño y en el primavera)”, precisó Laura Cuesta, periodista de La Vanguardia. Algo que explicaría el solazo de estos días.
El fenómeno no siempre coincide el mismo día cada año. Por ejemplo, en 2024 comenzará en nuestro país el 22 de septiembre; sin embargo, hasta 2031 fluctuará entre ese día y el 23 del noveno mes del año.
Entre las más conocidas están los peregrinajes en Mabon y Stonehenge, en Reino Unido, donde se agradece por el éxito de las cosechas; y los rituales en el centro ceremonial maya de Chichén Itzá, en México, donde los visitantes se maravillan con el juego de luces y sombras que brinda el fenómeno en las pirámides ancestrales.
El equinoccio, momento en que la noche y el día tienen la misma duración, también es interpretado por muchas personas como un evento de cambio energético y de crecimiento espiritual. Por consiguiente, muchas ceremonias giran en torno a la reflexión, a la resiliencia y al agradecimiento.
En la otra orilla del planeta, en Asia, hay muchos festivales. Los más reconocidos son en China y Vietnam. En esas culturas el equinoccio de otoño se conmemora en familia y en las calles las gentes portan máscaras.

Muy cerca, en Japón, hay una fiesta llamada Higan, una celebración budista que se celebra durante los equinoccios de marzo (primavera) y septiembre (otoño). Es una celebración para recordar a esos familiares que descansan en paz y que son homenajeados con ofrendas florales a sus tumbas.
No es lo mismo que solsticio
Los equinoccios y solsticios son eventos astronómicos por igual y comparten que su origen está relacionado al movimiento de traslación, por el cual la Tierra realiza una vuelta completa alrededor del Sol. Estos fenómenos son los que explican la distinción de las cuatro estaciones del año: otoño, primavera, verano e invierno. Más perceptibles, como ya se mencionó, en el norte y en el sur del planeta.
“Durante los solsticios, el sol se encuentra en su punto más próximo o más alejado de cada una de las mitades terrestres. Así, la Tierra recibe más cantidad de luz en un hemisferio que en el otro, esto explica que en un hemisferio del planeta sea verano y, mientras, en el otro es invierno”, explicó Calendarr.
Los solsticios ocurren dos veces al año y suponen el día más largo y el más corto del año, en invierno y verano, respectivamente.
No es inútil repetirlo: el equinoccio tiene lugar en primavera y en otoño. Este acontecimiento se da en el momento en que el sol está posicionado sobre el Ecuador. De esta forma, los rayos inciden de la misma manera en ambos lados del planeta y hacen que el día y la noche tengan una duración similar.
Los equinoccios ocurren dos veces al año, otoño y primavera, y ocasiona que el período de luz y de oscuridad duren aproximadamente 12 horas cada uno, completando las 24 horas que tiene un día.

La Tierra no es el único planeta donde se producen estos fenómenos: todos los mundos del Sistema Solar experimentan equinoccios. Por ejemplo, en 2009, la sonda Cassini, una nave de la NASA y la ESA, se encontraba en la órbita de Saturno y captó un equinoccio en este planeta.
En 2016, la NASA aprovechó un equinoccio en Marte para capturar imágenes únicas del planeta rojo que dieron mucha información para la ciencia astronómica que estudia el mundo marciano. La agencia espacial hizo un “carpe diem” cuando los dos polos del planeta se encontraron a la misma distancia del Sol, lo que propició la máxima iluminación de los accidentes geográficos que fueron fotografiados como dunas, cráteres, valles y zonas volcánicas.
Según National Geographic, las estaciones y equinoccios tienen escalas mucho más extremas. “Marte, por ejemplo, tiene una inclinación muy similar a la de la Tierra, por lo que experimenta el mismo tipo de estaciones, pero su distancia del sol implica que un invierno marciano puede llegar a durar hasta 154 días”, explicaron.
Y resaltaron: “Sin embargo, el planeta que sería una pesadilla para cualquier persona que sufra trastorno afectivo estacional (es decir, depresión invernal) es Urano. Su eje tiene una inclinación de aproximadamente 90 grados, lo que en esencia significa que gira sobre un lado durante su órbita de 84 años alrededor del sol. Esto se traduce en interminables inviernos que duran 42 años”.
NatGeo subrayó que en algunos planetas las variaciones estacionales pueden incluso alterar la vista de estos objetos celestiales. “Durante un equinoccio de Saturno, que ocurre cada 15 años terrestres, el sol brilla justo sobre los famosos anillos del planeta, bañándolos en sombras que revelan su estructura tridimensional”, relataron.
