El viaje comenzó cruzando el mar. En una lancha cargada de ilusión, colores y regalos, la campaña Cartagena Sí, en asocio con la empresa Eduardoño, arribó a Bocachica para encontrarse con lo más valioso de esta comunidad insular: sus niños y niñas. No era una visita cualquiera. Era el inicio de una jornada pensada para sembrar futuro, para recordar que imaginar también es una forma de construir.
La actividad se realizó en el marco del inicio de las novenas navideñas, un tiempo que invita a reunirse, a compartir y a creer. Bajo ese espíritu, más de cien niños se sentaron con crayones, hojas y sonrisas abiertas para dibujar aquello que sueñan ser y los lugares que anhelan conocer. En cada trazo aparecieron estadios llenos, uniformes de la Armada, salones de belleza, aviones, ciudades lejanas y metas que, aunque parecen grandes, empiezan a tomar forma cuando alguien les dice que sí es posible.
“Sueño con ser jugador profesional de fútbol”, dijo Dailer Manuel Meléndez Medrano, mientras dibujaba con cuidado una cancha verde. Ansel Caicedo fue más allá y pintó un estadio completo: “Yo sueño con ser futbolista, por eso pinté un estadio”. A su lado, Merianis Medrano Castro tenía claro su rumbo: “Yo sueño con poder ser miembro de la Armada”. Cada testimonio era distinto, pero todos compartían la misma certeza: soñar vale la pena.
Para la comunidad, la jornada fue mucho más que una actividad recreativa. Así lo expresó Yurika Patricia Castro, líder comunitaria, al destacar el impacto de estos espacios en un territorio que pocas veces recibe este tipo de iniciativas. “Se siente una satisfacción cuando miras en el rostro de un niño esa sonrisa.
Bocachica se caracteriza por ser gente soñadora. Hoy los padres se están esmerando para que sus hijos crezcan con la ilusión de ser profesionales, de tener un futuro distinto, de que el ingreso no sea solo la pesca, sino que haya abogados, docentes, muchas profesiones. La idea es que esos sueños no se queden ahí, sino que se vuelvan realidad”, dijo.
La jornada también fue un momento para reflexionar sobre los valores que sostienen los sueños en el tiempo: la perseverancia, la disciplina, la esperanza y el trabajo en comunidad. Mensajes que se compartieron de manera sencilla, cercana, pensados para que los niños los entiendan y los hagan propios.
Desde Eduardoño, una empresa líder en Colombia en los sectores náutico, agrícola, energético y ambiental, el mensaje fue claro. Gabriel Espinoza Benedetti, gerente regional Caribe, explicó que la actividad marca una época de Navidad distinta.
“Este es un momento para compartir, para estar en familia, pero sobre todo para soñar. Desde niños debemos comenzar a imaginar esos grandes pasos que queremos dar para, en el futuro, poder lograrlos. Queremos que esta sea una Navidad llena de sueños, alegría y unión para los niños y niñas de Bocachica”.
Gabriel Espinoza.
Entre risas, dibujos, novena y regalos, la tarde avanzó dejando algo más profundo que recuerdos: dejó la sensación de que alguien cree en ellos. Y cuando un niño siente que su sueño importa, que hay adultos dispuestos a escucharlo y acompañarlo, el camino se vuelve menos incierto.
Al final, Bocachica quedó llena de papeles coloreados, de abrazos y de una idea que flotaba en el aire salino: los sueños no llegan solos, pero con apoyo, comunidad y convicción, pueden empezar a hacerse realidad desde la infancia.
Cartagena Sí y Eduardoño no solo llevaron una actividad; sembraron una semilla que, con cuidado y constancia, promete dar frutos en el tiempo.