Entre colores, ritmo de tambores y un ambiente cargado de tradición, el pasado 6 de noviembre el Centro Histórico de Cartagena se convirtió en el epicentro de la alegría con la celebración del tradicional Cabildo de la Escuela Normal Superior, un evento que año tras año rinde homenaje a las raíces, la cultura y la identidad cartagenera en el marco de las Fiestas de la Independencia.
Más de 1.000 estudiantes participaron en esta jornada que llenó de vida las calles del Corralito de Piedra. Desde muy temprano, los participantes se preparaban con sus trajes coloridos, banderas, instrumentos y sonrisas que contagiaban entusiasmo a cada paso.
El sonido de los tambores evocó la herencia africana que corre por las venas de los cartageneros, recordando que estas fiestas son una expresión genuina del mestizaje y del orgullo de una ciudad que nunca olvida su historia.

Un recorrido lleno de historia, color y tradición
El recorrido comenzó a las 3:00 de la tarde desde el emblemático Cuartel de Las Bóvedas, punto de partida para esta puesta en escena educativa que forma parte de la iniciativa “La Fiesta que nos Une”, liderada por la Alcaldía Mayor de Cartagena y el IPCC.
El objetivo de este programa es fortalecer el sentido de pertenencia de los cartageneros y transmitir a las nuevas generaciones el amor por las tradiciones que hacen única a “La Heroica”.
El desfile, compuesto por diferentes muestras culturales y folclóricas, avanzó por algunas calles del Centro Histórico de la ciudad, hasta finalizar en la Plaza San Pedro Claver.
“Me siento muy feliz que mi colegio participe hace más de 20 años en este desfile que hace parte de todas las actividades de conmemoración de las Fiestas de Independencia”, expresó una exalumna de la Escuela Normal Superior.
Cartageneidad que se hereda y se celebra
El Cabildo de la Escuela Normal Superior no solo representa una actividad académica o artística, sino una experiencia formativa que une generaciones. Es un acto de memoria colectiva donde se honra el legado de los héroes y heroínas que forjaron la independencia y, al mismo tiempo, una oportunidad para que los jóvenes se reconozcan como herederos de una ciudad mestiza, alegre y resiliente.
La cartageneidad se reflejó en cada detalle: los trajes inspirados en los barrios populares, las comparsas que aludían al espíritu rebelde de los lanceros y las danzas que contaban historias de resistencia y libertad. Cada paso, cada tambor y cada sonrisa fue una forma de reafirmar el amor por la ciudad y el orgullo de ser cartagenero.
“Todas las comparsas y grupos muestran el sello de la ciudad, año tras año, los chicos demuestran el amor sus fiestas”, expresó una madre de familia, quien acompañaba a su hijo en el recorrido.

Una fiesta que une corazones
La celebración de los 214 años de independencia se convirtió, una vez más, en una muestra de unión y pertenencia. La Escuela Normal Superior, fiel a su compromiso con la formación integral de sus estudiantes, demuestra que la educación también es cultura, identidad y orgullo patrio. Eventos como este reafirman que Cartagena no solo celebra su independencia con desfiles, sino con el corazón lleno de historia, tambor y tradición.
El Cabildo fue, sin duda, una jornada de color, alegría y cartageneidad, donde la juventud de la ciudad volvió a demostrar que las raíces de La Heroica siguen firmes, vibrantes y llenas de vida.


