Para la geografía urbana, los muros son elementos físicos que cumplen múltiples funciones, y una de ellas es delimitar espacios; no obstante, estos pueden adquirir un significado simbólico, que con el tiempo contrasta entre un espacio y otro, y en ocasiones desencadenan discusiones como las que hoy tienen Parque Heredia y el barrio Revivir de Los Campanos, divididos por una plantación de limoncillo, que ha sido intervenida en varias ocasiones.
La disputa está marcada entre quienes se rehúsan a que se mantenga una apertura en dicho jardín, pues a esto le atribuyen el aumento de atracos y accidentes por el paso indebido de motos por allí. Por el otro, están quienes manifiestan sentirse apartados, reducidos por un estrato distinto al suyo.
A un lado del muro se encuentra Parque Heredia, un complejo de conjuntos que comenzó a expandirse desde el 2015. Lo que en un inicio representó la inversión de familias cartageneras de estratos 3 y 4, se materializó pronto con amplias zonas verdes, áreas comunes, piscinas, múltiples canchas y senderos pavimentados con zonas de parqueo y recreación. Pero, según han denunciado sus habitantes, los problemas comenzaron a hacer huecos en la hilera de plantas de lomoncillo, rompiendo además una malla que las protege. Lea también: Protesta en Bicentenario por reubicación de familias de Chambacú
Esta comunidad contó a El Universal que hace unos 20 días, los habitantes del barrio Revivir cortaron una vez más una parte de las plantas y rompieron la malla, abriendo paso para que por ahí transitaran motos.
“La comunidad de Revivir tomó la decisión de abrir nuevamente esos senderos. El problema se agudizó porque empezaron a cruzar peatones y motos. Incluso, en ese cruce, atropellaron a un perro y a una niña. También se han reportado muchos atracos y consumo de sustancias. Muchas de las personas que cometen robos utilizan estos senderos para escapar”, explicó Darío López, presidente de la Junta de Acción Comunal (JAC) de Parque Heredia a El Universal.
Darío ha tocado puertas. Cuenta que ha intentado gestionar un CAI para el complejo de conjuntos. Dice que entre vecinos han reunido recursos para mejorar algunas áreas.
“Estimamos que Parque Heredia tiene hoy alrededor de 20 mil habitantes, por lo cual es pertinente un buen sistema de seguridad; sin embargo, la Policía ha dicho que ya no existe el modelo de vigilancia con CAI, sino un CAI móvil que tuvimos una vez, pero se lo llevaron. Estamos gestionando con Distriseguridad un nuevo convenio para que nos asignen otro. Reiteramos que no nos oponemos a los pasos peatonales, pero pedimos que no crucen motos”.

Del otro lado del muro: habla la JAC de Revirir
Del otro lado se encuentra la comunidad del barrio Revivir. Sus habitantes (en su mayoría víctimas del conflicto armado) demandan mejoras básicas en infraestructura, tras más de veinte años de haberse asentado legalmente mediante procesos de autoconstrucción.
Según estimaciones de la Junta de Acción Comunal, solo un pequeño porcentaje cuenta con formación técnica o profesional en este barrio, actualmente clasificado como estrato 1. Revivir no cuenta con calles ni callejones pavimentados en su totalidad. Está conformado por aproximadamente 400 viviendas y alberga entre 2.000 y 2.500 habitantes. De estas, al menos 100 familias llegaron en el 2000 en condición de víctimas del desplazamiento forzado, y otras 102 fueron reubicadas por situaciones de alto riesgo en sectores como San Francisco y Loma Fresca.
Cuentan que desde el 2016, cuando la propuesta del megaproyecto Parque Heredia comenzó a ser socializada, no imaginaron que los impactaría de esta manera. Según relatan, las primeras torres se construyeron entre el 2016 y el 2017, y la ocupación de los apartamentos que están cerca a la división comenzó entre el 2019 y el 2020.
“Cuando llegó Parque Heredia se nos habló de una ‘responsabilidad social’, que se dejarían zonas verdes, espacios deportivos y pasos peatonales para el beneficio de todos. Hoy tenemos problemas con esa malla, la pusieron por razones de seguridad, mientras el proyecto avanzaba, para evitar accidentes, por eso se creó esa delimitación”, explicó Gelvis Pérez Badel, presidente de la JAC de Revivir.
Los problemas no tardaron en llegar, pues cuenta la comunidad que algunos líderes pensaron que la malla era un símbolo de exclusión y temían quedar aislados y encerrados. La comunidad de Revivir describe que actualmente solo hay un paso peatonal habilitado, pues los otros tres fueron cerrados por los mismos vecinos.
“Nosotros no estamos en contra del desarrollo. Un cruce peatonal bien planificado entre Parque Heredia y Revivir beneficiaría a ambas partes: ellos podrían acceder a servicios más económicos de este lado, como peluquería, zapatería, costurería o venta de alimentos, y nosotros podríamos tener más ingresos y fortalecer el tejido social. Pero solo si se hace con diálogo y respeto mutuo”, concluyó el líder de la JAC de Revivir.
Proyectos para derribar la barrera entre Parque Heredia y Revivir
Desde la comunidad esperan con optimismo otro proyecto: la terminación de la calle 39 de Revivir, una vía estratégica que conectaría directamente con Parque Heredia y que ya fue pavimentada por la Alcaldía de Cartagena. No obstante, aún falta un tramo de unos 50 metros para empalmarla con la entrada de Parque Heredia.
La comunidad dispone de varios materiales para construir senderos peatonales que permitan el acceso exclusivo de peatones, los cuales contarán con torniquetes en zigzag, para evitar el flujo de vehículos.
“Aunque la Alcaldía ya ejecutó la mayor parte de la obra, el empalme no se hizo. Eso ya se concluyó en mayo de este año, por lo tanto, el paso siguiente depende de la coordinación entre el Distrito y la constructora para el empalme final”, contó una fuente cercana a la comunidad.
El Universal contactó a la Secretaría de Infraestructura para obtener información respecto a la culminación del proyecto. Indicaron a este medio que se espera la terminación de unos trabajos de tubería por parte de Aguas de Cartagena en la calle 39, la cual está casi lista.
Sin embargo, hasta el momento esto sigue en estudio y no se define una fecha de terminación de estos trabajos. Por su parte, el DATT, indicó a El Universal que cruzar por estos senderos no es ilegal. Sin embargo, si representa una infracción que los vehículos se suban al andén.
Este medio también consultó a Obycon, constructora a cargo del proyecto. Indicaron que respecto a los senderos peatonales, en un primer momento intentaron mejorarlos con elementos que impidieran el paso de motos, pero que esto no fue posible concluirlo por intervención de la comunidad.
“Es contante evidenciar el cierre y apertura de estos senderos, porque unos están de acuerdo y otros no. Por parte de Espacio Público se confirmó que nosotros como constructores no podemos intervenir, que ya se encuentran entregados al Distrito. En cuanto a la vía de empalme, la Alcaldía la construyó hasta donde estaba contratada, actualmente se tienen 50m restantes por desarrollar”.
Mientras se buscan soluciones técnicas y acuerdos institucionales para mejorar la conectividad, la realidad de ambos lados espera una planificación urbana que resuelva problemas de infraestructura, pero que a su vez tienda un puente y enlace a dos comunidades que comparten el mismo territorio.