Rosmery Medrano lleva más de 20 años en el comercio popular en Cartagena. Desde hace una década se ha hecho reconocida por su trabajo peinando y vendiendo turbantes y accesorios, labor que desempeña desde una bicicleta colorida estacionada en la Plaza de Santo Domingo, en el Centro Histórico. Su popularidad ha crecido tanto que es habitual ver largas filas de turistas esperando ser atendidos por “Ros”, como es conocida.

Sin embargo, desde comienzos de este año, denunció que funcionarios del Distrito le solicitaron retirarse del lugar, argumentando que no podía permanecer estacionaria ni contaba con permiso para operar en ese punto.
“Me decían que debía moverme, pero yo les respondía: ¿cómo voy a caminar con toda la gente siguiéndome? Yo no puedo atender así”, dijo Rosmery a El Universal, asegurando que no obstruía el paso ni el acceso a los comercios.
“Pero, aun así, ellos seguían insistiendo. Casi al final se convirtió en un acoso. ¿Por qué? Porque yo veía que solamente iban hacia mí, mientras que a los otros vendedores que tengo a mi alrededor no les decían nada”, añadió.
Ante esta situación, decidió acudir a una emisora local para exponer su caso. En medio de la entrevista, el alcalde Dumek Turbay ordenó permitirle continuar su labor en el lugar. No obstante, Rosmery contó que poco tiempo después volvieron los funcionarios. “Aunque hace tres días no han venido, lo que yo quiero es que lleguemos a un acuerdo”, manifestó.

También hizo un llamado al alcalde para establecer reglas claras: “Necesito una entrevista con usted, señor alcalde, para saber qué puedo y qué no puedo hacer en la plaza. Si el problema es la silla que uso, la quito, y que sea la alcaldía que la ponga”. Agregó que está dispuesta a pagar por el espacio que ocupa su bicicleta: “No tengo ningún problema. Quiero ser parte de la solución y no del problema”.
Pronunciamiento oficial del Distrito
Por su parte, la Gerencia de Espacio Público y Movilidad (GEPM) explicó que, el 17 de febrero de 2025, tras la intervención del alcalde, se permitió a Rosmery continuar su actividad en ese lugar bajo un acuerdo de buena fe. Sin embargo, según la GEPM, en los últimos meses su operación ha sobrepasado lo permitido.
“Lo que comenzó como una venta móvil desde una bicicleta, ahora incluye elementos adicionales como trípodes, tapetes de grama sintética y otros accesorios que amplían considerablemente la ocupación del espacio público. Esto no solo altera la estética del entorno, sino que afecta directamente la fachada de una zona patrimonial protegida por la ley“.
Además, señalan que Rosmery opera junto a un grupo de personas que dirige turistas hasta su puesto, una práctica que, aseguran, no está permitida, ni siquiera para quienes tienen confianza legítima.
En cuanto a las denuncias de presunto acoso, la entidad sostuvo que en videos del 6 y 15 de julio, difundidos en redes sociales, se observa que brigadistas fueron abordados con gritos e interrupciones por parte de Rosmery y sus clientes, impidiéndoles ejercer su labor.
Finalmente, la administración reiteró su compromiso con un espacio público ordenado, respetuoso y equitativo, advirtiendo que las excepciones no pueden convertirse en precedentes que afecten la convivencia ni el equilibrio urbano.