La Plaza de Todos (ante Plaza de Toros) volvió a vibrar con la presencia de más de 12.000 personas que se congregaron el lunes pasado durante más de seis horas para participar en la Fiesta Arquidiocesana del Cuerpo de Cristo y el Jubileo de los Ministerios, una celebración que regresó a este emblemático escenario después de seis años, y que se convirtió en un signo de unidad, reencuentro y vida para la Iglesia católica en Cartagena.
Bajo el lema “¡Vive Cristo, esperanza nuestra!”, la Arquidiócesis de Cartagena reunió a fieles provenientes de las doce zonas pastorales que integran parroquias, barrios y comunidades de Cartagena y municipios de Bolívar. Familias, jóvenes, adultos mayores, seminaristas, religiosas, sacerdotes y servidores laicos dieron forma a una jornada colmada de oración, cantos, procesión y momentos de profunda espiritualidad. Lea: Cartagena vivió una noche de fe en la gran Vigilia de Pentecostés
Los asistentes participaron en el rezo del Santo Rosario, cantos de alabanza y la entronización de tres símbolos profundamente queridos por los cartageneros: el Sagrado Corazón de Jesús, Nuestra Señora de la Candelaria y el Santo Cristo de la Expiración.
También se compartieron testimonios de esperanza relacionados con realidades sociales como el desempleo, la migración, la pobreza, la vida familiar, la juventud y el trabajo en los mares y ríos, situaciones que la Iglesia quiso visibilizar con un mensaje de consuelo y compromiso.
El momento central fue la Eucaristía, presidida por monseñor Francisco Javier Múnera Correa, arzobispo de Cartagena, y concelebrada por el Cardenal Jorge Enrique Jiménez Carvajal, arzobispo emérito, junto a todo el presbiterio arquidiocesano. En su homilía, monseñor Francisco invitó a vivir una fe activa, que se traduzca en acciones concretas de solidaridad y compasión hacia los más necesitados: “Cada Eucaristía nos une a Cristo, y desde ahí aprendemos a hacernos ofrenda para los demás. No podemos ser indiferentes al dolor que nos rodea”, afirmó. Lea: San Antonio de Padua: el santo de los milagros, el amor y las cosas perdidas
Por su parte, el cardenal Jiménez recordó que esta fiesta, instaurada con fuerza en 2005, se mantiene como un testimonio vivo del caminar comunitario de la Iglesia en Cartagena: “Cristo vivo en la Eucaristía es el centro de nuestra Iglesia. Esta celebración es una historia de continuidad, de memoria y de fe que no se agota”, expresó.
Iglesia católica bendice a servidores laicos en Cartagena
Durante el ritual, se llevó a cabo la bendición de miles de servidores laicos que cumplen funciones fundamentales en la vida pastoral: catequistas, animadores juveniles, proclamadores de la palabra, ministros extraordinarios de la comunión, de la solidaridad, del canto litúrgico, misioneros de esperanza y animadores de pequeñas comunidades. Este gesto litúrgico representó un envío renovado para seguir sirviendo con fe y compromiso en medio de los desafíos que enfrenta la sociedad y la Iglesia local.
La celebración concluyó con una procesión eucarística acompañada por velas encendidas, cantos de adoración y cuatro altares simbólicos construidos por diferentes comunidades, con mensajes sobre el amor de Dios, la salvación en Cristo, el llamado a vivir con sentido y la acción del Espíritu Santo en la historia. Lea: El Papa León XIV y su similitud con la línea del papa Francisco
Conscientes de que no todos podían asistir, la Arquidiócesis de Cartagena transmitió la celebración en vivo a través de sus plataformas digitales, logrando conectar a más de mil personas desde diversas regiones del país, en un esfuerzo por extender la vivencia de fe más allá del espacio físico.
En un país que busca reconstruirse desde la esperanza y la comunión, la Fiesta Arquidiocesana del Cuerpo de Cristo evidenció que la fe sigue siendo un lazo poderoso de unidad. Desde Cartagena, la Iglesia elevó una sola voz: ¡Cristo vive! Y sigue caminando junto a su pueblo.