Afrontar el fracaso, levantarse y seguir intentándolo. Esa ha sido una de las claves del éxito para Ernesto Ruiz Romero, emprendedor cartagenero que ha construido su camino desde cero, asumiendo cada idea con disciplina y enfrentando los riesgos que esto conlleva.
Ruiz, que maneja proyectos aprovechando el uso de las tecnologías (creador y CEO de la startup colombiana Blumer), ha sido catalogado por algunos como el Mark Zuckerberg de las criptomonedas, por sus negocios en este campo y hoy afronta un nuevo camino con un emprendimiento.
Cuenta que empezó desde abajo: siendo un joven partió de Cartagena hacia Panamá, donde trabajó en ventas y después montó su primer negocio. Luego llegó a Estados Unidos, donde pasó de repartir paquetes en una bodega a liderar su propia compañía. “No fue fácil, pero el hambre de salir adelante me empujó. Cada paso fue un aprendizaje”, cuenta. Lea: Accede al fondo de 1 millón de dólares en becas para jóvenes emprendedores
En entrevista con El Universal, Ruiz habló de temas como el fracaso, la educación y el uso de la tecnología.
¿Cómo empezó el camino de Ernesto Ruiz como emprendedor?
Mi camino comenzó sin una hoja de ruta. No había mentores ni modelos a seguir cuando decidí emprender y mucho menos desde una ciudad como Cartagena. Descubrí que lo único que uno necesita para comenzar es perder el miedo. Eso no se enseña en la universidad. Yo no soy enemigo de la educación formal, al contrario, la universidad puede ser un entorno de aprendizaje exponencial, pero hay muchas formas de aprender y crecer. Lo esencial es lanzarse, tomar decisiones, fallar, levantarse, repetir. Vengo de una generación en la que no se hablaba de emprender. Era: estudia, consigue un trabajo, compra tu casa. Hoy los jóvenes dicen “quiero ser influencer”, y aunque eso habla de una transformación de aspiraciones, también refleja una crisis de profundidad. Hay una generación atrapada entre el consumo fácil y la inmediatez de las redes sociales.

¿Qué cree que frena a los jóvenes para emprender?
El miedo. El sistema educativo no está diseñado para formar emprendedores, sino empleados. A los jóvenes les enseñan a seguir instrucciones, no a cuestionarlas o crear soluciones. Y en paralelo, están las redes sociales y los videojuegos, que pueden ser herramientas poderosísimas, pero la mayoría las usa solo para entretenimiento. Se pierden horas viendo la vida de otros en Instagram sin construir la propia. Eso genera una sociedad más lenta, que no lee, no se educa, no reflexiona. Si tan solo una persona leyera una hora diaria en vez de perderla en redes, al cabo de tres años habría leído más de 500 libros. Imagina el poder transformador de eso. Pero nadie te lo dice así. Nadie te forma para usar el celular como una herramienta para la vida. Y este aparato es un diamante en bruto: si lo usas bien, puede cambiar tu destino. Lea: Prosperidad Social abre convocatoria a emprendedores: recibirán telas gratis
¿Es necesario tener títulos, contactos o dinero para emprender?
Falso. Yo he perdido más de 5 millones de dólares míos en este camino. Nadie me los regaló, los construí con otras compañías y luego los quemé emprendiendo. Y aún estoy aquí. ¿Por qué? Porque entendí que el fracaso no me define. Es parte del proceso. Hay que desarrollar piel dura. En países como Cuba identifican talentos desde pequeños y los entrenan por 13 años. Aquí deberíamos hacer lo mismo: detectar habilidades y reforzarlas desde la infancia. A los 20 ya seríamos expertos.
Juventud, tecnología y futuro...
Hay una degeneración de valores en torno a la tecnología. Las redes no llegaron para hacernos más sabios, sino más dependientes. Se usan mal. No es que el celular esté mal, es que lo estamos usando sin conciencia. Si enseñáramos en los colegios cómo utilizar estas herramientas de manera estratégica, podríamos tener una generación brillante. Pero lo que domina es la superficialidad, la dopamina rápida, el show. Se celebra al influencer, no al inventor.
La juventud cartagenera tiene ideas poderosas, pero no tiene guía ni referentes reales, por eso yo digo: hay que ir a los colegios, llevar historias reales. Mostrar que desde el Caribe también se puede crear tecnología que salve vidas.
Colombia tiene talento. Gente como Simón Borrero (Rappi) lo ha demostrado. Pero el país da pasos a medias. Hay programas, sí, pero están mal diseñados. Los que enseñan a emprender nunca han emprendido. Son académicos, no gente de la calle. Es como tener profesores de natación que nunca han tocado el agua. Así no se forma a nadie. En Cartagena no existe una política seria para apoyar el emprendimiento digital. Lea: Emprendedores, ¿declaran renta como persona natural o como persona jurídica?
¿La Inteligencia Artificial es buena o mala? Ernesto Ruiz responde
La IA es una herramienta. Ni buena ni mala. Todo depende del uso que le demos. Hoy está en todo: desde las gasolineras en EE. UU. hasta los algoritmos que nos recomiendan música. Es una extensión de nosotros mismos. El problema no es la IA, es el ser humano. Somos nosotros quienes definimos cómo se usa. Sí, hay gente estafando con IA, creando bombas inteligentes, pero también hay gente desarrollando soluciones médicas, automatización, eficiencia.
Hay que dejar de temerle y aprender a integrarla. Lo que no podemos es quedarnos atrás.