Hay una magia escondida que atrapa, se adentra en los sentidos, en la psiquis, en la mente, extrapola nuestros sentimientos y es tan contundente que sale del cuerpo transformada en arte, en canciones, en versos, en composiciones, en fotografías, en novelas, en películas y en la expresión más espontánea del ser humano: suspiros. (También le puede interesar: Cartagena imparable: la ciudad que florece a su ritmo)
Esa es Cartagena. Esa es su magia, una constelación de historias genuinas y sublimes que no suceden en ningún otro lugar del planeta. Un manantial de conspiraciones universales sobre las cuales se ciñen particularidades que nos hacen suspirar, porque esta es una ciudad llena de magia que nos inspira a crear, a vivir, a sentir, a amar y a llevar bien puesta en nuestros corazones la bandera de la solidaridad, de la resiliencia, de la pujanza diaria, de vencer los obstáculos, de salir victoriosos e intentar ser felices con poco o mucho. Existen autores y artistas que han conseguido traducir esa magia de la Cartagena inspiradora y la han convertido en obras fantásticas, contundentes y, hasta, universales.
- Si nos vamos a las canciones, el samario Carlos Vives inmortalizó un sobrenombre que quedará grabado en la historia de la ciudad, al dedicarle una canción cuya estrofa hace vibrar corazones de orgullo al conectarla con sus raíces: “Dios bendiga a Cartagena la Fantástica, viva el África”, pero también Joe Arroyo evocó en la canción La Rebelión, la Cartagena de “los años, 1600/ cuando el tirano mandó/las calles de Cartagena/ aquella historia vivió”, un verdadero himno de resistencia y orgullo afrodescendiente, cuyo trasfondo está profundamente ligado a la historia de la esclavitud en Cartagena de Indias.
- Y si nos enfocamos en la literatura, Cartagena fue musa para que Gabriel García Márquez escribiera un sinnúmero de artículos periodísticos sobre esta ciudad a la que llegó a los 21 años, en 1948, y para que se inspirara en ella para crear escenas y personajes de sus novelas El amor en los tiempos del cólera, El general en su laberinto y Del amor y otros demonios, obras universales del escritor. Su amigo, Manuel Zapata Olivella, también escribió un libro insigne para Cartagena Chambacú corral del negros, que retrata la vida en este desparecido barrio de la ciudad, resaltando la identidad afrodescendiente.
- También está el arte pictórico y fotográfico que viaja por el mundo en acuarelas, óleos, en pinturas acrílicas, en fotografías. El telón de boca del teatro Adolfo Mejía, titulado ‘Un regalo a Cartagena’ es una de las obras más conocidas del pintor Enrique Grau. Fue concebida como una ofrenda artística a la ciudad y se suma a otras famosas obras del autor, inspiradas en la Heroica.
- De otro lado está la poesía. “Dibujo tu perfil del faro a las murallas.//Luz de alucinaciones son tus ojos de hierro//El mar salta en las piedras y mi alma se equivoca//El sol se hunde en el agua y el agua es puro fuego//Eres casi de sueño. Eres casi piedra en el vaivén del tiempo”, así describió Raúl Gómez Jattin, a Cartagena en parte de uno de sus poemas: Ombligo de luna. Y es que, como a él, esta ciudad ha llevado a otros poetas insignes a la cúspide de la inspiración. Por ejemplo, Luis Carlos López, escribió el que es considerado uno de los poemas más importantes de Colombia: ‘A mi ciudad nativa’, una singular e inolvidable creación.
Más allá del arte, Cartagena también inspira a servir: hay cientos de miles de corazones cartageneros que día tras día se levantan con la plena disposición de ayudar al prójimo y toman la batuta para liderar iniciativas, pequeñas o grandes, que transforman realidades y nutren el alma de esta ciudad fantástica. (Lea también: Cartagena fotogénica: la ciudad se vive con todos los sentidos)