“Una cara nueva muestra desde el jueves el Centro Histórico luego de que se cumplieran con éxito los operativos de erradicación de carritos de jugos, de refrescos; ventas de frutas y verduras, de varias calles angostas”.
Ese, el primer párrafo de la nota ‘Despejan espacios públicos en el Centro Histórico’, fue publicado en la edición de El Universal del 11 de julio de 1998, pero basta con recorrer alguna de las calles del Corralito de Piedra para entender que volvieron a invadirlo y que 26 años, 10 meses y quién sabe cuántas administraciones después, el problema no solo no ha desaparecido, sino que existe más allá de las murallas. Lea además: Invasión y destrucción de espacio público junto a la Crisanto Luque
El mercado de Bazurto, Chambacú y Las Estibas, en El Bosque, son algunos de los puntos críticos.
Dumek Turbay: la invasión “es una práctica intensa entre algunos”
El alcalde Dumek Turbay reconoce que, lamentablemente, la invasión de espacios públicos es “una práctica intensa de muchos ciudadanos”.
“Es una práctica de querer tomar el espacio público de manera provisional o de manera permanente para desarrollar sus actividades. Entonces, en ese sentido, el grupo de la Gerencia Espacio Público vigila permanentemente para hacer control. Le puede interesar: Dumek Turbay habla de medidas por invasión de zona verde en Chile
“A algunos no les gusta, en algunos momentos funcionarios son agredidos, pero nuestro papel es que el espacio público esté para el uso y disfrute de todos. Las decisiones las seguiremos tomando y las acciones de recuperación también”, agregó el mandatario.
Centro Histórico: un reto de todos los días
Desde el Distrito informaron que solo en abril se realizaron 360 operativos de control en el Centro Histórico, “acompañados por la entrega de mobiliario como parte de la estrategia ‘Yo me formalizo’, enfocada en mejorar las condiciones de los vendedores que optan por la formalidad. Estas acciones se mantienen de forma permanente”.
Mercado de Bazurto: en la Pedro de Heredia y en la del Lago
En el mercado de Bazurto, en la avenida Pedro de Heredia, los trancones en las horas pico parecen ser inevitables porque solo queda un carril para los vehículos y el otro está ocupado por vendedores informales. Le puede interesar: ¿Quién le mete al diente a este problema en Bazurto?
Pese a que el Tribunal Administrativo de Bolívar ordenó en 2010 trasladar al mercado de Bazurto, la plaza de comercio más grande de la ciudad sigue en Martínez Martelo y los vendedores que exponen sus productos a centímetros de carros, motos y busetas se rehúsan a irse, a pesar de los constantes operativos que la Gerencia de Espacio Público.
La misma situación ocurre del lado de la avenida del Lago, donde la vía queda reducida a un carril debido a la invasión del espacio público, a los camiones que se parquean allí en algunos días de la semana para proveer el mercado y a que conductores se detienen a comprar frutas, pescados, hortalizas, etc., de camino a casa.
Sobre Bazurto, desde la Gerencia del Espacio Público indicaron que en abril realizaron operativos para desmontar cambuches “entre el centro comercial Caribe Plaza y el parque de Los Luceros. Estas acciones han sido reforzadas con vigilancia constante en horarios diurnos y vespertinos”.
La GEP tiene mesas de trabajo con representantes de los vendedores de pescados, gracias a la cual “se logró una organización temporal del comercio sobre la avenida del Lago, mejorando la movilidad”, aseguran desde la GEP; sin embargo no se trata de soluciones de fondo.
“En la avenida Pedro de Heredia, mesas de trabajo con líderes del sector permitieron organizar temporalmente a los vendedores sobre los andenes, garantizando así el paso libre para peatones y vehículos”, concluyeron.
Pese a ello, en Bazurto siguen los trancones debido a la toma irregular de un carril por vendedores informales.
Chambacú: familias serán reubicadas
El Distrito informó, por otro lado, que “en trabajo conjunto con Corvivienda, la Secretaría General, la Secretaría del Interior, Gestión del Riesgo y Apoyo Logístico, se avanza de manera progresiva en el traslado de las familias asentadas en este sector.
Paralelamente, se realiza el desmonte de viviendas informales y la emisión de resoluciones de recuperación del espacio público, que permiten poner el área a disposición de la Policía y así evitar nuevas invasiones en los espacios ya recuperados”. Vea también: Anuncian reubicación a otras familias de las pesebreras de Chambacú
De otra parte, junto a la avenida Crisanto Luque, en el barrio Chile, “unas empresas infractoras construyeron una obra irregular que invadió espacio público y bloqueó el acceso a unas escaleras públicas para peatones que bajaban a la avenida”, como la misma Alcaldía explica.
“A través de la GEP se intervino esta arbitrariedad y se suspendió la obra”. El Distrito obligó a la empresa a despejar las escaleras selladas, pero el resto de la obra siguió y ahora lo que antes era una zona verde pública funciona como parqueaderos de particulares.
Este caso obligó a la GEPM a crear una línea directa de denuncias ciudadanas y multiplicar los operativos contra estos atropellos, la cual será inaugurada este mes”, agregaron.
El Bosque, sector Las Estibas, con lío jurídico
En esta zona, dice la Alcaldía, se enfrenta una situación jurídica.
“La GEPM interpuso un proceso ante la Inspección de Policía 10 para recuperar el espacio público que han sido ocupado indebidamente (por muchos años). Algunos ocupantes han presentado documentación que alegan como títulos de propiedad, lo que ha dado lugar a un debate jurídico sobre la verdadera titularidad de esos espacios; sin embargo, los informes técnicos de la GEPM demuestran que se trata de espacio público.
“Paralelamente, sobre los elementos removibles en la zona -también conocidos como ‘estibas’-, la GEPM ha venido interviniendo activamente a través de jornadas de sensibilización y control, con el objetivo de recuperar el área para el uso peatonal”, indicaron.
Cartagena necesita control permanente
La arquitecta Edith Salas Osorio, gerente de Espacio Público y Movilidad Urbana en 2004, recuerda que hasta los años 90 la ocupación informal se limitaba al mercado de Bazurto y partes del Centro Histórico. Los proyectos del concurso por los 500 años del descubrimiento de América recuperaron plazas como Los Coches y San Pedro Claver, atrajeron más turismo y aumentaron los vendedores ambulantes.
Con Transcaribe (2003-2006), se ordenaron las ventas informales mediante un registro de 1.400 vendedores, entrega de espacios a la Policía y el Acuerdo 040 de 2006, que ofrecía formación, microcréditos y apoyo a la formalización. Recursos distritales y del Banco Mundial permitieron reubicaciones y habilitación de corredores como el muelle de Los Pegasos.
Según Salas, la reinvasión del espacio público responde a la falta de control permanente, el cambio de políticas, la informalidad rentable y la presión migratoria. Para revertirla, propone censos actualizados, carnés intransferibles, ocupación temporal y descentralizar la oferta turística con núcleos en barrios. Solo así se garantizará un espacio público accesible y respetado, concluye.