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Cartagena

Cartagena ‘callejeable’: la ciudad que se goza con los pies

Entre mar, fritos, música y calles con historia, Cartagena se disfruta mejor a pie. Celebra la ciudad que se goza con los cinco sentidos.

Cartagena ‘callejeable’: la ciudad que se goza con los pies

El foro es organizado por la Alcaldía de Cartagena. // Archivo

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Como buen rincón caribe, Cartagena es una ciudad de puertas abiertas. Es costumbre ver en los barrios que la vida transcurre hacia afuera de las casas: las puertas abiertas dejan escapar los aromas caribeños de la cocina, las mecedoras se asoman a las terrazas y a los andenes, donde los abuelos se sientan a ver pasar los días y la vida, los vecinos conversan desde las ventanas y los niños juegan en la calle como si el vecindario entero fuera una gran sala compartida. Es una escena repetitiva de barrio en barrio. Para los ‘pata de perro’ —esos espíritus inquietos que no se quedan quietos en casa—, y para los que no lo son, también la ciudad ofrece una infinidad de rincones por descubrir, por gozarse, por vivir, sin importar estrato o nivel social.

Playa blanca es uno de los balnearios más visitados.
Playa blanca es uno de los balnearios más visitados.

Porque en Cartagena, callejear es también una forma de habitar, de narrarse, de disfrutar la vida. Si nos vamos al borde neto del mar Caribe nos encontramos con las playas, aquellos balnearios donde un domingo en familia se convierte en un plan perfecto en Bocagrande, Castillogrande, El Laguito, Barú, Marbella, La Boquilla, Manzanillo del Mar. Ese mar que nos rodea, también nos inspira a ser libres, a soñar. Si nos vamos al Centro Histórico, a las murallas, a Getsemaní, callejear por esta zona es un encuentro con la historia, pero también con la multiculturalidad del mundo que llega con los turistas a juntarse con la cartageneidad, con la música caribe, con la espontaneidad de los cartageneros, en la plaza de San Diego, en la Plaza de Santo Domingo, en el singular mundo de la Plaza de la Trinidad, llena de una vida sumamente encantadora. Y más allá de la zona turística, la Cartagena profunda nos muestra otras formas de vivir la ciudad desde las calles, San Francisco tiene una de las esquinas más famosas donde quienes habitan a este sector acuden a divertirse, así como en otros barrios como La María, La Esperanza, Olaya Herrera, El Pozón, existen sitios insignes y populares, de ventas de fritos, de comidas rápidas, que permiten disfrutar a Cartagena desde las calles.

Esa Cartagena ‘callejeable’ nos invita ir a comer pescado frito en Bazurto, las papas de El Bosque, las hamburguesas de Martínez Martelo, de Las Gaviotas; los fritos en la entrada de Blas de Lezo, ahí mismo, frente al popular, emblemático y siempre divertido Coreano con su salsa brava para zapatear hasta cansarse y saborear una cerveza bien fría. Nos lleva a bailar champeta en los picós, sea donde sea que toquen: en Las Antenas, en el parqueadero del Coliseo de Combates, en la Plaza de Toros, en el campo de Los Caracoles y en los Chonchitos, de El Zapatero. Nos lleva a bailar el sinnúmero de ritmos como vallenato, reggaeton y merengue, que suenan en los sitios de diversión.

'El Coreano' , popular kiosco salsero ubicado en Blas de Lezo.
'El Coreano' , popular kiosco salsero ubicado en Blas de Lezo.

Esa Cartagena ‘callejeable’ nos invita también a ir al Jaime Morón para darle moral y apoyo al equipo Real Cartagena, nos conduce a los partidos de bolita de trapo, de bate de tapita, de kitball, de béisbol y de softbol de los barrios para vivir de cerca el deporte local.

Cartagena es una ciudad que nos llena de orgullo, de alegría, que premia a quienes la caminan y gozan. Que revela su espíritu entre sol y sombra, entre sabor y palabra, entre esquina y callejón. Para quienes no se cansan de andar, de mirar, de oler, de escuchar, de preguntar, siempre habrá una nueva calle o sitio por descubrir, un nuevo motivo para salir, y una razón más para volver con los pies polvorientos... y el alma llena.

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