Es evidente que la memoria no tiene fecha de caducidad, y es precisamente lo que pasa con la memoria colectiva de Cartagena, donde ocasionalmente en plazas de mercado, en encuentros circunstanciales y en conversaciones populares se recuerda la muerte del legendario comerciante y empresario del chance en Bolívar y la Costa Caribe, Jesús María Villalobos Luna, coloquialmente simpatizado por la gente como ‘El Perro’ Villalobos, dueño de la desaparecida firma Inverapuestas.
Este 16 de mayo se han cumplido 11 años desde ese 2014, cuando las balas le segaron la vida, a sus 77 años de edad, dentro de uno de sus concurridos establecimientos de comercio en el barrio Olaya Herrera, en Cartagena, y después de 55 años de trasegar, primero en el mundo del rebusque y el comercio, y luego en el ya formalizado, pero siempre popular negocio de las apuestas permanentes. (Lea: “Quiero que el distrito legalice mis tierras a su nombre, para un proyecto”: Jesús Villalobos).
Y aunque sus herederos manifestaron hace algún tiempo haber alcanzado la calma espiritual, pues “todos los compromisos que obligadamente con su muerte nos delegó mi padre como persona natural y jurídica, ya quedaron saldados”, para su hijo mayor Jesús María Villalobos Osorio, ha sido difícil desactivar por completo los sentimientos encontrados que aún oprimen su alma, en especial cuando la muerte de su padre sigue impune más de una década después de aquel atentando, pues esa investigación, nos confirma Jesús Jr., parece haber quedado engavetada en el olvido.
De hecho hoy piensa, cuando se percata que el nombre de ‘El Perro’ Villalobos todavía no pasa inadvertido en la memoria popular, que el crimen de su padre “debe ser considerado de lesa humanidad, porque un tipo que crea 2.700 empleos en Cartagena y más de 9.000 a nivel nacional era un gestor grande de progreso, y con su muerte mucha gente quedó en la calle y sin sustento”.
Espacio para deponer aquellos sentimientos
Superada esta parte de sus apreciaciones íntimas en torno a ese hecho que lo enlutó, Jesús Villalobos (hijo), en conversación con El Universal, pasa a un plano más desparpajado, y nos recrea con viejas y recordadas anécdotas sucedidas a su padre. (Lea: Multitudinaria despedida a Jesús María Villalobos).
En ese rumbo de cosas, explica que su progenitor empezó vendiendo el chance con unos tiquetes que iban del 01 al 99, y después lo hizo con las serie del 001 al 999 y así fue creciendo, hasta hacer el salto de ofrecer a los apostadores tres modalidades: pleno, combinado y cuña. Llegó en ese momento a tener 700 vendedores.
“Mi padre tenía una cábala y es que nunca tiraba a la calle los tres ceros (000), sino que se los reservaba, y un día apareció una persona mostrando una boleta y diciéndole a Jesús que se había ganado el chance con los tres ceros..., era una boleta chimba, pero el reclamante decía..., ‘mira que yo gané, compré anoche el chance’, y entonces Jesús llamo a varias personas que trabajaban con él y les preguntó delante del supuesto ganador: ‘Señores, qué tiquete es el único que no se saca a la calle’, y ellos confirmaron que eran los tres ceros”, relata entre risas Jesús Villalobos, como una de las anécdotas en aquellos tiempos, cuando él apenas era un muchacho pendiente de los emprendimientos de su padre visionario, cuya firma para los negocios era poner la huella de sus dedos, pues no sabía escribir.
Animado por las remembranzas, Villalobos Osorio, acto seguido nos cuenta otra vieja historieta:
“Fue tanta la confianza de la gente en ‘El Perro’, que un día, cuando la lotería anteriormente jugaba a las 8 o 9 de la noche, llegó un tipo a las 9:10 p.m..., ‘Jesús María, yo quiero que me vendas un chance’, y Jesús le dijo: ‘Amigo, ya el chance jugó con el numero 1905 de la Lotería del Atlántico’, y entonces el tipo le dijo a mi papá: ‘No importa ‘Perro’ Villalobos lo que tú me estás diciendo, pero yo quiero que me apuntes el chance’, y Jesús le insiste, ‘¡Oye, pero si hago eso, te voy a quitar la plata, te la voy a robar, porque ya jugó!’, y el cliente insistió: ‘No..., es que si no apunto el chance no puedo dormir. Dame mi número y coge tu plata’. Eran 5 pesos en esa época”.
Dentro de esa lejana retrospectiva, Jesús (hijo) también hace reminiscencia de ‘Ollita’, “así le decían al primer vendedor que tuvimos, a quien todavía saludo y es pensionado de Foncolpuertos, él vive en el barrio Santa María, y también recuerdo al mejor vendedor de chance que llegamos a tener, le decían ‘Tin Tan’, se llamaba Guillermo, antioqueño, y ya falleció, pero siempre fue fiel a mi papa. Era el vendedor estrella de Cartagena”. (Lea: “El proceso por la muerte de mi papá va en nada”).
La actualidad de las apuestas
Le hago entonces la pregunta sobre la opinión que él tiene del negocio de las apuestas en la actualidad, y esto contesta el primogénito de ‘El Perro’ Villalobos:
“Así como va el país en el tema de las apuestas, terminarán poniendo presidente de Colombia, porque ejercen influencia sobre los gobernadores del país y hasta sobre el Congreso de la República. Ellos van por la licitación del chance y terminan metiéndose en otras actividades de la administración pública. Mi padre decía que ‘después de la coca..., el chance’; tenemos entonces que ver los colombianos si el chance hoy se está utilizando bien”.
- ¿Tiene alguna sugerencia?
“Yo le pido al país que haga un ejercicio de salud mental, nos estamos volviendo mitómanos. Se están constituyendo hoy grandes empresas de apuestas, y eso está bien, pero son las formas en que lo hacen. Hoy todavía el 40% de los puestos de venta fijos de chance que hay en Cartagena fueron hechos en su momento por nuestra empresa (Inverapuestas), pero estamos desplazados porque alguien dijo que ya no podíamos entrar más (al negocio)”.
Esta conversación con Villalobos Osorio finaliza en su perseverancia de que se haga justicia con la muerte de su padre, y en tal sentido le pide al gremio de chanceros de la vieja guardia, que si está en sus posibilidades ayudar a aclarar el mortal ataque contra ‘El Perro’, que entonces lo hagan ante el organismo investigador que aún tiene el caso, la Fiscalía.