Este Miércoles Santo, numerosos cartageneros y visitantes participaron en las actividades de la Semana Mayor, entre ellas la Confesatón, una jornada de reconciliación y fe que tuvo lugar en la Plaza de la Proclamación, en pleno Centro Histórico.
Desde antes de las 5:00 p.m. se evidenció una notable afluencia de creyentes que se acercaron para recibir el sacramento de la Confesión, el cual fue administrado de manera simultánea por 40 sacerdotes de la Arquidiócesis de Cartagena. Puede leer: Semana Santa: así será la Confesatón en la Plaza de la Proclamación

Para facilitar la participación de visitantes internacionales, algunos sacerdotes ofrecieron el sacramento en idiomas como inglés, francés e italiano, promoviendo así una experiencia más inclusiva.
En el centro de la plaza se dispusieron canastos para la recolección de donaciones, con el fin de que este acto religioso también tuviera un impacto social positivo. Le recomendamos: Semana Santa Cartagena 2025 tendrá programación familiar y religiosa

La agenda del turismo religioso de Semana Santa es liderada por la Alcaldía de Cartagena, a través de la Oficina de Gestión Social, la Secretaría de Turismo, el IPCC, el IDER y Corpoturismo, en alianza con la Arquidiócesis de Cartagena.

Esta actividad se llevó a cabo en la antesala del Triduo Pascual, el momento más solemne de la Semana Santa en la tradición católica. Además, se enmarca dentro del Año Jubilar “Peregrinos de Esperanza”, durante el cual el sacramento de la Confesión es uno de los requisitos para obtener la indulgencia plenaria al cruzar las puertas de los templos jubilares del Centro Histórico: la Catedral Santa Catalina de Alejandría, San Pedro Claver y Santo Domingo.

¿Cómo hacer una buena confesión?
La Iglesia Católica recuerda que una buena confesión debe surgir desde la sinceridad interior y la plena conciencia. Para ello, los fieles deben reflexionar sobre sus acciones, sentir contrición por sus faltas, comprometerse a no repetirlas, confesarlas ante un sacerdote y cumplir con la penitencia asignada. Este proceso es considerado por la tradición como un reencuentro con la gracia espiritual.