“Tráeme luz. Báñame de luz. Cura mi cuerpo. Cura mi corazón. Cura mi alma”, escribió Sara en un acto catártico. Tenía un diario, y es curioso, porque es un acto empleado desde tiempos remotos por quienes desean sostenerse espiritualmente en medio del caos. Así lo hizo Ana Frank, Sylvia Plath y hasta el emperador romano Marco Aurelio, quien no escribía para la gloria, sino para recordar su humanidad, en medio de un intento por preservar la dignidad cuando el mundo parecía negarla.
Es mucho lo que puede extraerse de las palabras, de la caligrafía, de la estética de las letras plasmadas en el papel, y mucho más si entendemos su contexto. Aquellas palabras fueron encontradas en el diario de Sara Millerey González, víctima de un crimen brutal el pasado 4 de abril. Lea: Homicidio de Sara Millerey: ofrecen $100 millones por los asesinos
Es complejo aún entender la anatomía de este crimen. No obstante, desde lo escrito en el diario, su íntima confesión puede entenderse como un grito existencial ante el dolor, una súplica al cambio en medio de la violencia.
“Tráeme luz”, encarnan el deseo de ser vista y reconocida, no solo por lo que se es, sino por lo que se ha perdido, encarna la fractura de una mujer que pidió ser curada antes de que la maltrataran, una mujer que posiblemente fue herida en múltiples niveles: biológico, afectivo y espiritual.
Otro fragmento de su diario, que ha logrado hacerse público, dice: “sabes que he pasado por muchos miedos y muchos acechos, los cuales no quisiera que se cumplieran, por favor te pido que no sucedan”. Y pensar que, quizá esos miedos que alguna vez tuvo, pasaron de la metáfora a la acción violenta, de la divina literatura a los golpes que nadie quiere, que marcaron sus últimos minutos con dolor.
Su boca gritaba cuando el cuerpo ya ni siquiera sentía y el alma se le escapaba. Sara fue hallada con sus extremidades rotas en la quebrada La García, a la altura del barrio Playa Rica, de Bello. Pasadas las horas fue rescatada y posteriormente trasladada al Hospital La María, de Medellín, donde falleció días después.


“La comunidad trans aquí en Antioquia está de luto. Activistas, colectivos y personas LGBTIQ+ hemos alzado nuestra voz de rechazo frente a este acto atroz. En lo que va del año, ya hemos registrado 24 muertes de personas de nuestra población, y es alarmante ver cómo todas siguen un patrón de violencia basada en prejuicios. Por eso, como activistas y como comunidad, exigimos protección: protección a nuestra identidad, protección a nuestra existencia y protección en los entornos sociales donde habitamos”, indicó a El Universal Aleska Montoya Hoyos, activista de la población sexualmente diversa y de género, y mujer transgénero de Bello, Antioquia.
El caso ha logrado tener gran relevancia a nivel internacional. De hecho, figuras queer como la mexicana Wendy Guevara han reaccionado al homicidio. A nivel local también. En Cartagena, por ejemplo, se realizó una velatón en la Torre del Reloj. Lea: “Ayúdenme”: en video quedó agonía de Sara Millerey tras ser torturada
“Apenas vamos cayendo en cuenta de la brutalidad con la que este país trata a quienes rompen las normas de género. Apenas vamos aceptando, con la vergüenza de la conciencia tardía, que el asesinato de Sara Millerey González en el municipio de Bello no es un hecho aislado. Es un síntoma. Un espejo. Un grito que nadie quiere oír. A Sara no solo la mataron. Le quebraron los huesos, la arrojaron a una quebrada, y la dejaron morir lentamente, tragar agua sucia y soledad”, expresó la corporación Caribe Afirmativo a través de su canal oficial.



Morir tres veces
Según expuso la corporación: “las personas trans, y particularmente las mujeres trans, mueren tres veces. La primera, en vida: a través del rechazo familiar, la exclusión escolar, la negación de derechos laborales, de salud, de vivienda. La segunda, físicamente, a manos de una violencia que no solo mata, sino que tortura, que marca con sevicia. Y la tercera, de forma institucional: cuando el Estado no investiga, no protege, no repara, y deja en la impunidad la mayoría de los casos”.
Lo más desgarrador, sin embargo, no es solo lo que hicieron los verdugos. Es lo que no hicimos los demás. Porque la impunidad no es solo judicial, también es social. Callamos. Miramos para otro lado. Seguimos adelante como si nada”.
Caribe Afirmativo
‘Lxs incontables’: cifras en Colombia
Con el asesinato de Sara, ya son 24 personas LGBTIQ+ asesinadas en Colombia en 2025, una cifra alarmante que sigue creciendo sin respuestas efectivas del estado.
Según el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (2022), la violencia perpetrada por actores armados en áreas rurales y algunos centros urbanos ha afectado a líderes y personas LGBTIQ+, debilitando su capacidad organizativa. Según Caribe Afirmativo, hay violencias dirigidas hacia personas LGBTIQ+ que son posiblemente debido a la creciente influencia de la sociedad tecnológica que facilita la comunicación entre individuos. Le recomendamos: Así puedes revisar tu Sisbén para no quedar por fuera del sistema de salud
Las cifras entregadas en el reporte fueron elaboradas como resultado de la triangulación de datos entre la base de datos de la Fiscalía General de la Nación y el Observatorio de DD.HH de Caribe Afirmativo. Indican que entre 2022 y 2023 se presentaron 302 homicidios o femicidios en el país, 4.990 amenazas, 259 actos de violencia policial y 1.998 actos de discriminación y hostigamiento reportados.
También revelaron una tabla sobre las orientaciones sexuales e identidades de género víctimas por delitos en el año 2023. Lesbianas: 813, gays: 1.380, mujeres bisexuales: 309, hombres bisexuales: 383, Mujer trans: 260, hombre trans: 195, personas no binarias: 2, personas queer sin especificar: 969.
Cantidad de asesinatos y los métodos empleados: asfixia: 12, arma blanca: 18, arma de fuego: 30, sustancias venenosas: 2, descuartizamiento: 1, golpes con objetos contundentes: 7, sin información oficial: 86.
Entre el 1 de enero y el 31 de diciembre de 2023, se registraron 156 homicidios de personas LGBTIQ+ en todo el país, es decir, cada 55.95 horas (aproximadamente 2.3 días) se cometió un asesinato contra una persona con una orientación sexual, identidad de género y/o expresión de género diversa.
Este dato revela un incremento del 7.59%, 4 de estos casos en 2023 se presentaron en Bolívar. Las personas trans y hombres gays responden al 71.9% de los asesinatos.
En el informe se emplea el término “sevicia”, que implica que las víctimas fueron sometidas a otras formas de violencias conexas, como tortura física y psicológica, violencia sexual y otros tratos. Por ejemplo, Pablo Luna, que en diciembre del 2023 fue lesionado en el Atlántico con objeto contundente que le provocó alteraciones en su cuerpo, y posteriormente fue herido con arma blanca. Otro caso relevante fue el de Roxana Delgado, una mujer trans oriunda de Santander, quien fue secuestrada y encontrada en los Cerros Orientales de Bogotá, con las manos y pies atados, colgada de un árbol.
En cuanto a personas en estado de habitación de calle, como era el caso de Sara Millerey González, la organización logró identificar en ese informe de 2024 el caso de Luna Ramírez Soto, una mujer trans, también de Bello, Antioquia, que fue cruelmente degollada cuando dormía en una acera del barrio Rosalpi, encontrándose en completo estado de indefensión.
Volviendo a las palabras del diario de Sara, la “luz” puede ser metafórica, la necesidad de dar visibilidad a las muertes, a las cifras, a eventos que ni siquiera han llegado a saberse, pero que han ocurrido, condenado en las aguas, o en la oscuridad, a los cuerpos disidentes.