Los ojos de Melissa Cantillo resplandecen, su tez se ilumina y ella en sí refleja emoción cuando se le pregunta: ¿Cómo la Fundación Serena del Mar ha cambiado su vida? “Ha sido un gran, gran, gran aporte para la transformación de mi calidad de vida y de muchas personas en mi comunidad”, responde sin titubeos e inmediatamente se dispone a sustentar su respuesta.
El principal motivo es que esta organización le ha facilitado la oportunidad de obtener uno de los bienes más preciados para cualquier ser humano: la educación. Y, a partir de ahí, todo ha sido ganancia. Desde su adolescencia, Melissa formó parte de diversos programas, desde liderazgo hasta orientación vocacional, y pudo estudiar trabajo social gracias al programa de Becas Carlos y Marlene Haime, una de las iniciativas bandera de la fundación. Debido a su empeño, hoy en día trabaja dentro de la misma organización que le dio alas para volar. “Si estudiamos, podemos visionarnos, alcanzar las metas. La educación ha sido el pilar que la fundación ha traído a esta comunidad”, exclama. Ahora, su hija pequeña también ha sido becada para estudiar en el colegio Británico de Cartagena, con un programa al que la misma comunidad ha bautizado como ‘Becaditos’.
Una experiencia similar comparte Luis Murillo, quien, gracias a una beca, se convirtió en ingeniero ambiental y trabaja en el proyecto de Serena del Mar. “El trabajo de la fundación desde la niñez, con el Centro de Desarrollo Infantil y los programas como Expresarte y de liderazgo, hacen que, por medio de la educación, se logre una verdadera transformación”, expresa.
Tres pilares, un propósito
En septiembre 2014, siguiendo el legado de la Fundación Carlos y Sonia Haime y en conjunto con el avance de Serena del Mar, uno de los proyectos más innovadores de Cartagena, un sueño comenzó a tomar forma: la Fundación Serena del Mar, que ha cambiado la vida de cientos de personas en Manzanillo del Mar, Tierra Baja y Villa Gloria a través de tres pilares: desarrollo social, integración ambiental y generación de ingresos.
Para Isabel Mathieu Barrios, directora ejecutiva de la fundación, la clave del éxito en esta década ha sido la construcción colectiva. “Antes de que se colocara la primera piedra del Hospital Serena del Mar Carlos y Sonia Haime, ya estábamos haciendo un ejercicio de construcción con la comunidad. Así nació la fundación”, relata. El impacto ha sido innegable, con programas que van desde la primera infancia hasta el adulto mayor, han beneficiado a más del 90% de la población de su área de influencia. “Tenemos más de seis promociones del Centro de Desarrollo Infantil, programas extracurriculares, formaciones técnicas y tecnológicas, y nuestro programa de becas. Hemos entregado 110 becas, 45 jóvenes están becados en carreras profesionales y el 50% de ellos trabaja en el proyecto Serena del Mar”, explica.
Resultados significativos
Si nos vamos a los números, estos reflejan un impacto tangible: más de 2 mil empleos generados para personas de la comunidad dentro del desarrollo del proyecto Serena del Mar (que hoy en día emplea a más 5.500 personas en general); 395 familias beneficiadas en programas de primera infancia y más de 35 emprendedores fortaleciendo la economía local. “Llegamos a una comunidad en la que apenas dos jóvenes habían estudiado carreras técnicas. Hoy, tienen profesionales que no solo trabajan en Serena del Mar, sino en toda Cartagena”, señala.
El compromiso de la fundación con la educación sigue firme. “A través de la orientación vocacional, identificamos vocaciones y brindamos oportunidades en función del desempeño académico y la participación en nuestros programas. Así logramos que los jóvenes puedan cerrar su ciclo de formación con empleo y movilidad social”, añade. También la fundación le apuesta a la educación para el empleo, trabajando de la mano con el SENA y otras instituciones para ofrecer formaciones en auxiliar de enfermería, apoyo administrativo en salud, salud pública, construcción de edificaciones y tecnología en HSEQ.
Construyendo sueños
La fundación que cumplió diez años en septiembre de 2024, sigue apostando al crecimiento del territorio. Uno de los próximos proyectos más relevantes es un plan de vivienda con 200 lotes urbanizados para beneficio de la comunidad. Además, inaugurarán la biblioteca pública de Tierra Baja y se planea la construcción de una casa cultural para fortalecer el desarrollo comunitario en Manzanillo del Mar. Al tiempo, siguen trabajando en programas ambientales para generar la apropiación social del territorio.
La fundación se ha convertido en un motor de cambio para comunidades que han encontrado en sus programas y en la educación una herramienta para alcanzar sus sueños. “Aquí hay oportunidad para todos”, concluye Mathieu, reafirmando que la verdadera transformación comienza con la posibilidad de aprender y crecer.
Una oportunidad de ayudar
A través de la campaña “Súper Residente”, promovida por ‘Mi Comunidad Serena del Mar’, administradores del proyecto, se incentiva a los habitantes de esta zona de Cartagena a contribuir con donaciones, apoyo a emprendimientos locales y voluntariado dentro de la fundación, fortaleciendo el tejido social y la inclusión en el territorio.