“Cartagena está de duelo al sufrir la más grande tragedia de su historia”. Con ese título, a todo el ancho de su inmensa portada, abrió la edición del 31 de octubre de 1965 del periódico El Universal de Cartagena.
El matutino pretendía informar sobre la desgracia ocurrida el día anterior en el sitio más concurrido de la ciudad para aquel momento: el Mercado Público de Getsemaní, donde el incendio en un almacén de pólvora había terminado en una explosión que dejaba más de 40 muertos y al menos 30 heridos.
El sábado 30 de octubre de 1965 fue la explosión del Mercado Público de Getsemaní que dejó 45 muertos en Cartagena.
Más tarde se confirmaría que fueron 45 muertos, 50 heridos graves y 200 lesionados leves al estallar un polvorín en la plaza de mercado, que se construyó en 1904 y quedaba donde ahora se erige el Centro de Convenciones Julio César Turbay Ayala, a orillas de la bahía de las Ánimas. Se trató, sin duda, de la peor entre las emergencias más grandes que ha vivido Cartagena.
En los primeros informes se habló de la detención de 5 hombres por los hechos, “personas reconocidas como comunistas”, pero no se dio identidades.
Incendio inicial y detonación de pólvora: cómo se desató la tragedia en 1965
De acuerdo con los archivos de El Universal, todo comenzó con “un incendio que, instantes después, hizo explotar gran cantidad de pólvora destinada a las festividades novembrinas y navideñas. (…) A la voz de un incendio, las gentes que a esa hora se hallaban en el Mercado Público se agolparon a los alrededores de la cacharrería, con tan mala suerte que se produjo la explosión, causando de esta forma la gran cantidad de muertos y heridos”.
La explosión ocurrió a eso de las 9:15 de la mañana en la Cacharrería ‘Char’ y fue tan fuerte que ocasionó “un ligero temblor” e hizo añicos las ventanas de las edificaciones vecinas al Mercado Público; muchos creyeron que se trataba de “cañonazos de artillería disparados desde la Base Naval”.
Además, tras el estruendo quedaron las llamas de un incendio que solo pudo sofocado horas después por los bomberos y que arrasó varios locales.
La mayoría de los afectados fueron llevados al Hospital de Santa Clara, en el Centro Histórico, donde ahora funciona un lujoso hotel homónimo; pero también eran llevados en ambulancias, taxis, carros particulares y hasta camiones a otros seis hospitales (en el periódico mencionan los de Bocagrande, Naval y Manga), que fueron insuficientes para atender una tragedia de tales dimensiones.
Los reportes iniciales también dejaban ver el caos que ocasionó el suceso en toda la ciudad, de la que era alcalde Juan Pupo Mora:
“Al producirse la tragedia, la ciudad vivió horas de dramatismo y pánico, pues a esa hora el mercado se hallaba congestionado con la presencia de miles de amas de casa”.
Testimonios de la catástrofe: el relato periodístico de Hugo Camargo Ortiz
Hugo Camargo Ortiz, un periodista que estaba en el Centro cuando ocurrió la explosión y cubrió la noticia, dio su testimonio así:
“Una fuerte explosión seguida de un ligero temblor en las construcciones cercanas al sitio de la tragedia. En la calle nadie daba razón de lo que ocurría.
“‘A los pocos minutos pude ver a una mujer que iba con el pie izquierdo sangrando copiosamente’. Vimos sacar muertos y heridos de los escombros. Escenas trágicas y dantescas”.
El suceso del viejo mercado ha sido protagonista de algunas crónicas digitales en las cuales se relataron las historias de personas que sobrevivieron a aquel desastre, como la de un carretillero que se salvó de manera casi milagrosa de morir aquel 30 de octubre.
La familia Char y la Cacharrería San Nicolás: protagonistas involuntarios de la desgracia
Volviendo a la explosión, ocurrió puntualmente en un negocio llamado Cacharrería San Nicolás, propiedad de Eduardo José, Nicolás y Miguel Char.
El periódico explica que la familia de negociantes había llegado recientemente a Colombia desde Líbano, un país árabe de Asia Occidental, y que Miguel murió en el lugar junto a su esposa y su madre, así como junto a sus hermanos Eduardo José y Nicolás.
“Cuentan que Miguel y su esposa Alia encontraron la muerte de forma inexplicable. Ante os gritos de incendio, el hombre fue a buscar a su madre, quien estaba en la cachaerría; luego Alia fue al sitio a buscar a su esposo”, en ese momento ocurrió la explosión. Alia estaba embarazada.
Suspensión de las Fiestas Novembrinas y el Concurso Nacional de Belleza
Como consecuencia de la desgracia, la Gobernación decretó diez días de duelo en la ciudad y el departamento, además, las autoridades ordenaron prohibir todo evento y cancelar las Fiestas del 11 de Noviembre y, en consecuencia, el Concurso Nacional de Belleza.

Del antiguo Mercado de Getsemaní a Bazurto: el impacto urbano tras la tragedia
A escasos días de la tragedia, en su edición del jueves 4 de noviembre, El Universal reseñaba la decisión de la Junta Administradora de las Empresas Públicas Locales de no reconstruir el Mercado Público de Getsemaní, sino “construir cuatro mercados públicos en distintas zonas urbanas”.
La decisión se tomó porque ya antes de la explosión el mercado se había convertido en un problema de salud pública, por su desbordado y desordenado crecimiento.
Así que, finalmente, la plaza de comercio más importante de la ciudad terminaría funcionando en el barrio Martínez Martelo, donde actualmente está el Mercado de Bazurto.
Allí llegaron los comerciantes el 22 de enero de 1978 y desde entonces ha funcionado a orillas del Lago la plaza de comercio más grande de la ciudad, que no ha estado exenta de problemas ni de polémicas: también creció de manera vertiginosa y desordenada.
Un traslado pendiente: el futuro incierto del Mercado de Bazurto
Diversos tribunales han ordenado desde hace más de diez años sacar el mercado de Martínez Martelo, incluso, recientemente se señaló una fecha clave para el traslado de Bazurto debido a los problemas sociales y ambientales que ocasiona; desde hace algunos años se viene hablando de la compra de un lote para tal fin en El Pozón, pero Bazurto no se ha movido y, 59 años después de la explosión de su antecesor en Getsemaní, su traslado no parece ver la luz.