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Cartagena

1985: la protesta de 7 mil campesinos que llegaron a pie hasta Cartagena

La protesta evidenció las precarias condiciones del sur de Bolíver y marcó un precedente jamás visto en la lucha campesina en Colombia.

1985: la protesta de 7 mil campesinos que llegaron a pie hasta Cartagena

7 mil campesinos caminaron hasta Cartagena para protestar. // Archivo El Universal

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La década de 1980 fue considerada como una época oscura para la actividad económica en gran parte de los países latinoamericanos; un freno en el proceso de desarrollo, altos índices de desempleo, reducción de los salarios de los trabajadores y hasta incremento de las tasas de interés. Estos países ya habían experimentado un endeudamiento severo en la década de 1970 debido a los préstamos en dólares con bajas tasas de interés.

Colombia estaba incluida en aquel estancamiento, que pasaba a convertirse en insatisfacción para el ciudadano. A lo largo de esta década se desencadenaron intensas protestas por parte comunidades del sector rural, entre ellas las protestas campesinas. Era el auge de las manifestaciones, y ver fotografías de los paros cívicos en los periódicos era el pan de cada día. Lea también: Apagón del 92 y el cambio de hora: el Caribe teme a repetir la historia en 2025

Un hecho sacudió a Cartagena en 1985. El clamor represado de los habitantes del Sur de Bolívar que desencadenó un hecho sin precedentes: alrededor de 7 mil campesinos se tomaron la ciudad y se instalaron durante días hasta obtener respuestas.

San Pablo antes de la marcha del 85

El municipio de San Pablo, ubicado en el sur de Bolívar a la izquierda del rio Magdalena en su zona media, tuvo su buena racha durante la segunda mitad del siglo XIX y parte del XX, pues fue un puerto de gran importancia a orillas del rio Magdalena, clave para esos buques a vapor que hacían paradas y recogían leña para el combustible.

La principal actividad de San Pablo giraba entorno a esta labor. Pero las inconformidades llegaron, pues con el tiempo, se sentían estancados, que seguían siendo “un simple puerto”, con un crecimiento lento, una estructura básica y aún los percibían como el corregimiento de Simiti.

Según la tesis “La Gran Marcha de 1985: Protestas Campesinas en San Pablo Sur de Bolívar”, del historiador Omar Santos Méndez (Universidad de Cartagena, 2017) encontramos que tras un censo realizado en 1938, el corregimiento de San Pablo contaba con 581 personas.

“Con la llegada a San Pablo de la Richmond Petroleum Company of Colombia en 1941 y de la Socony Vacum Petroleum Company a Cantagallo, muchos de los antiguos extractores de madera, perillo y pieles, fueron contratados como guías por estas compañías, con esto decayeron las actividades extractivas en San Pablo”, señala la tesis de Santos Méndez.

La investigación nos ayudó a reconstruir los hechos y permitió conocer que “ante el declive, la economía en San Pablo dio un vuelco a la agricultura, y en 1943 la producción de arroz en el sur de Bolívar adquirió importancia. La producción del grano en el departamento, que se desarrollaba principalmente al sur, contribuyo con más del 50% a la producción nacional de arroz”.

Pero no todo fue color de rosas; la producción de arroz en San Pablo comenzó a tener complicaciones, algo no dejaba que el campesinado la distribuyera como aspiraba, si es que en esa época se podía aspirar a un amplio panorama de posibilidades. Las vías de comunicación para sacar el arroz al mercado nacional eran precarias, así que todo ese arroz muchas veces quedaba estancado. Las pérdidas eran incalculables.

El municipio de Simití, al cual San Pablo pertenecía, no hacía presencia administrativa alguna, pero tampoco tenían recursos financieros suficientes para brindarles alternativas. Ante la insistencia de líderes que crearon juntas comunales lograron independizarse completamente de Simití, y así San Pablo alcanzó la categoría de municipio. Pero eso no los libró del abandono, era lo más parecido a quien obtiene la libertad para convertirse en un prisionero de ella. Ahora, siendo un municipio independiente, se sentían en medio del abandono gubernamental y nacional.

La década en que las protestas eran el pan de cada día

Cuando Belisario Betancur llegó a la presidencia, Colombia inició un proceso de paz con los grupos revolucionarios. Los problemas que vinieron después ocasionaron turbulencias, y consigo las manifestaciones campesinas, estas se dieron frente a tres escenarios:

1. En regiones de colonización campesina con procesos de concentración de la tenencia de la tierra (Magdalena medio, Bajo Cauca, Ariari-Guayabero-Guaviare, Catatumbo y Alto Sinú.

2. En enclaves agroindustriales o mineros, con alta inmigración y conflictos por la distribución de beneficios, como Urabá, Barrancabermeja y Arauca.

3. En regiones dominadas por el latifundio improductivo, como Sucre, Córdoba, sur de Bolívar, Magdalena, Cesar, centro oriente del Cauca, sur del Tolima y centro-sur del Huila.

Entre 1980 y 1995, en el país, los campesinos realizaron 757 protestas, las movilizaciones rurales más intensas de las décadas.

En Bolívar surgieron otros problemas como: educación, pobreza, infraestructura, la no asignación de créditos y demás. Este abandono estatal no solo era una preocupación para San Pablo, sino para todo el sur de Bolívar. Los relatos y voces que contaban lo que estaba ocurriendo comenzaron a esparcirse por el departamento en 1983, cuando El Universal y la cadena radial Caracol hicieron recorridos por Magangué, Mompós, Achí, Morales, San Pablo, Simití, Santa Rosa y otras poblaciones. De hecho, El Universal asignó un corresponsal en este territorio para que diera a conocer la mayoría de los procesos.

El ideal de departamento que no pudo ser independiente

Se planteó la posibilidad de crear un nuevo Departamento, así lo hacía ver el 6 de mayo de 1983 la Cámara de Comercio de Cartagena, la cual propuso una nueva división territorial de Bolívar, como forma de que los municipios situados al sur de este pudieran superar la gran racha de problemáticas que presentaban. Se perfilaba a Mompóx o Magangué para que fueran la capital de esta nueva división no solo política, también administrativa.

Algunos consideran que el “Florero de Llorente” se desencadenó tras lo ocurrido el 18 de junio de 1983, cuando los transportadores paralizaron las vías en la cabecera del municipio por el reiterado aplazamiento de la construcción del puente sobre la quebrada de Cañabraval. A la vez, otro problema se presentaba en el sector de la salud, debido a que ante la temporada de lluvias y por las condiciones geográficas se proliferaron un gran número de enfermedades.

Gran parte de los dineros invertidos ni siquiera llegaban a tocar estos territorios, no había intenciones que proponer proyectos, ni siquiera se les mencionada. Sentían que todo se quedaba en la capital de Bolívar para financiar obras de la ciudad de Cartagena, como por ejemplo, la construcción del puente de Bazurto, cuyos recursos que le fueron asignados no se vieron reflejados en su culminación, perjudicando a la población cartagenera y de paso a la del municipio de San Pablo.

“Los damnificados no serán sólo los cartageneros que tendrán que pagar un impuesto de Valorización por esta loma esperpéntica atravesada sobre su arteria principal, sino- y este es uno de los hechos más indignantes – la tantas veces ilusionada población del sur bolivarense, a la que estaba destinada una parte de las regalías que Ecopetrol entregó para el puente”, publicó El Universal en una de sus páginas en ese entonces.

Y entonces, todo se prestó para que la comunidad tomara la decisión de salir a marchar.

Así empezó la marcha de 1985: sureños decidieron tomarse Cartagena

Eran agotadores los diálogos entre campesinos y el gobierno, quedaban en nada, en paños de agua tibia, en incertidumbre y frustración. El gerente de la electrificadora de Bolívar, William Murra, declaró que “electrificar al sur de Bolívar, vale mucho más que electrificar a la costa entera”.

No hubo improvisación ante la decisión de invadir la capital, fueron siete meses de pedagogía antes de la marcha donde se reunieron varios pliegos de peticiones en otros municipios que compartían la misma problemática. El lunes 30 de junio de 1985 hubo la toma pacifica de los campesinos en el casco urbano de San Pablo, donde llegó gente de todos los corregimientos y veredas de este municipio.

En la madrugada del 1 de julio, desde el puerto de San Pablo partieron las embarcaciones, animales de carga y hasta personas que decidieron irse a pie, sin importar cuántos días les tomara llegar, el calor del sol, el frío de la noche y la oscuridad, los zancudos o la hambruna desbocada. Lea también: Cartageneros en Polonia: ¿mejor futuro o esclavitud moderna?

Campesinos del sur de Bolívar a bordo de enormes planchones. // archivo El Universal
Campesinos del sur de Bolívar a bordo de enormes planchones. // archivo El Universal

No estaban solos del todo, pues como estaban ligados al comercio a través de la agricultura, estos los apoyaron con alimentos y prometieron prestarles sus instalaciones para que descansaran una vez llegaran a Cartagena.

La marcha continuó, pero no todos llegaron, había gente que se quedaba en el camino. Según las autoridades, tuvieron que hospitalizar de emergencia a algunas personas. No obstante, el momento para hacerse sentir ante la nación estaba cerca, y en el mejor momento; la temporada turística de la ciudad.

Gobierno nacional evitaba marcha de Campesinos del sur de Bolívar. // archivo El Universal
Gobierno nacional evitaba marcha de Campesinos del sur de Bolívar. // archivo El Universal
Desmayos durante marcha de campesinos del sur de Bolívar. // archivo El Universal
Desmayos durante marcha de campesinos del sur de Bolívar. // archivo El Universal
Desmayo durante marcha de campesinos del sur de Bolívar. // archivo El Universal
Desmayo durante marcha de campesinos del sur de Bolívar. // archivo El Universal
Campesinos del sur de Bolívar se tomaron hasta las aceras de las viviendas en Magangué. // archivo El Universal
Campesinos del sur de Bolívar se tomaron hasta las aceras de las viviendas en Magangué. // archivo El Universal

La Gobernación tuvo que poner a disposición ocho tractomulas, y en Gambote los muertos ascendían a cinco, los enfermos eran casi doscientos.

El día que la marcha llegó a Cartagena

Las movilizaciones continuaban, y se sumaron en la vía arjoneros y turbaqueros que también padecían los mismos problemas de los sureños, pero a menor grado de complejidad.

“A píe, con visibles signos de cansancio y más de 100 enfermos en sus filas, los siente mil campesinos que desde hace días se movilizan desde el sur de Bolívar, aspiran en la mañana de hoy a Cartagena”, publicó la edición del 4 de julio de El Universal.

Y así fue, ese día empezaron una caminata por toda la ciudad hasta el parque del Centenario. Las autoridades tenían planeado ubicarlos en la plaza de toros y el estadio. Una vez estando en el centro se tomaron el parque del Centenario, donde decidieron permanecer durante los diálogos.

El senador de la republica Luis Carlos Galán Sarmiento, quien se encontraba en Cartagena por esos días, se pronunció al respecto “es apenas justificable cuando es unas de las zonas más atrasadas del país”, señaló Galán a la opinión pública. Lea también: Estos juguetes fueron prohibidos en Cartagena en la navidad de 1998

Marcha de Campesinos del sur de Bolívar llegó a Cartagena. // archivo El Universal
Marcha de Campesinos del sur de Bolívar llegó a Cartagena. // archivo El Universal
Marcha de Campesinos del sur de Bolívar llegó a Cartagena. // archivo El Universal
Marcha de Campesinos del sur de Bolívar llegó a Cartagena. // archivo El Universal
Multitudinaria marcha de Campesinos del sur de Bolívar. // archivo El Universal
Multitudinaria marcha de Campesinos del sur de Bolívar. // archivo El Universal
Marcha de Campesinos del sur de Bolívar llegó a Cartagena. // archivo El Universal
Marcha de Campesinos del sur de Bolívar llegó a Cartagena. // archivo El Universal
Marcha de Campesinos del sur de Bolívar llegó a Cartagena. // archivo El Universal
Marcha de Campesinos del sur de Bolívar llegó a Cartagena. // archivo El Universal
Marcha de Campesinos del sur de Bolívar llegó a Cartagena. // archivo El Universal
Marcha de Campesinos del sur de Bolívar llegó a Cartagena. // archivo El Universal
Niños con hambre a causa de marcha de Campesinos del sur de Bolívar llegó a Cartagena. // archivo El Universal
Niños con hambre a causa de marcha de Campesinos del sur de Bolívar llegó a Cartagena. // archivo El Universal
Niños con hambre a causa de marcha de Campesinos del sur de Bolívar llegó a Cartagena. // archivo El Universal
Niños con hambre a causa de marcha de Campesinos del sur de Bolívar llegó a Cartagena. // archivo El Universal
Madres en busca de alimentación a causa de marcha de Campesinos del sur de Bolívar llegó a Cartagena. // archivo El Universal
Madres en busca de alimentación a causa de marcha de Campesinos del sur de Bolívar llegó a Cartagena. // archivo El Universal
Niños con hambre a causa de marcha de Campesinos del sur de Bolívar llegó a Cartagena. // archivo El Universal
Niños con hambre a causa de marcha de Campesinos del sur de Bolívar llegó a Cartagena. // archivo El Universal

Una vez pudieron reunirse con el gobernador Arturo Matson Figueroa y demás funcionarios, presentaron un documento de tres (3) cuartillas, donde pidieron: solución de transporte, educación, salud, electrificación, reforma agraria, deporte y seguridad ante los hostigamientos.

Mientras se negociaba en la gobernación se conocieron unas cifras que evidenciaban la indiferencia y aislamiento: el 99.9 por ciento de los manifestantes no conocían Cartagena.

“Ayer los campesinos se levantaron muy temprano. Las sucias aguas de las dos fuentes del Parque, fueron el sitio de baño. No era el fresco arroyo de la pradera, pero necesitaban limpiarse y estar frescos para soportar otra jornada. En llanto de los niños, le indicaba a las mujeres que hacía falta alimento. Habían llevados algunos bultos de yuca y ñame, pero no tenían dónde cocinar”, escribió el periodista Alberto Martinez en la edición del 6 de julio de El Universal.

Reunión de los líderes campesinos con el gobernador Arturo Matson. // archivo El Universal
Reunión de los líderes campesinos con el gobernador Arturo Matson. // archivo El Universal

Después de 72 horas de diálogos se llegó a un acuerdo: se estableció que la Secretaria de Integración Popular de la Republica y el Fondo de Caminos Vecinales pondrán en funcionamiento un ferry entre las localidades de San Pablo (Bolívar) y Puerto Sedano (Santander).

Por su parte, la Procuraduría General se comprometió con investigar las irregularidades de los dineros destinados para las obras denunciadas. En cuanto a créditos, la Caja Agraria informó que se aprobaron las primeras acciones para beneficiar la región. Mientras se daba el regreso de los campesinos a sus respectivos lugares del sur de Bolívar, en San Pablo se había declarado un día cívico por lo conseguido.

18 días después del regreso de la marcha, exactamente el 28 de julio se presentó el primer informe: “Se ha proyectado la construcción de puestos de salud en las poblaciones de Micoahumado, Pozo Azul y San Lorenzo, al tiempo que se amplían los hospitales de Simiti y San Pablo, y el centro de Salud de Santa Rosa del sur”.

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