El alcalde de Cartagena, Dumek Turbay Paz, fue reconocido por el Ministerio de las Culturas, las Artes y los Saberes como Vigía del Patrimonio de la ciudad, en una ceremonia celebrada este jueves 26 de diciembre en la Casa Bolívar. Este reconocimiento se otorgó en virtud de su labor al frente de la demolición del edificio Aquarela, una acción que contribuyó a la preservación del patrimonio histórico de la ciudad y, en particular, a la protección del reconocido Patrimonio de la Humanidad de Cartagena.
El acto estuvo presidido por Saia Vergara, viceministra de Patrimonios, Memorias y Gobernanza Cultural del Ministerio de las Culturas, quien entregó el chaleco distintivo que convierte al alcalde Turbay en un “Vigía del Patrimonio de Cartagena”. Lea: 2024, el año en que se logró demoler el edificio Aquarela
Durante la ceremonia, Vergara destacó la importancia de la demolición de Aquarela, un edificio que amenazaba la visibilidad y el entorno del histórico Castillo San Felipe de Barajas. “Debido al trabajo realizado con la demolición del edificio Aquarela, con el que se buscó proteger el Patrimonio de la Humanidad de la ciudad, la Unesco decidió nombrarlo alcalde como un vigía del Patrimonio Cultural, con el que usted se compromete a seguir preservando el Patrimonio”, indicó la viceministra.
Según la Alcaldía, ante el reconocimiento, el alcalde Turbay expresó su satisfacción y compromiso con la preservación del patrimonio cartagenero. “Desde que llegué a la administración he estado protegiendo el Patrimonio de la Humanidad y por eso dije que sí o sí teníamos que derrumbar el edificio Aquarela y lo logramos. Hoy estoy aquí haciendo el juramento de seguir protegiendo la historia de mi ciudad y así será siempre, mientras esté al frente de Cartagena”, afirmó el mandatario local.
El acto también contó con la presencia de Juan David Correa, ministro de las Culturas, quien resaltó el apoyo continuo del Ministerio para la preservación de los patrimonios históricos. “Desde el Ministerio seguiré apoyando, cuidando y preservando los Patrimonios Históricos”, aseguró el ministro Correa.
El caso del edificio Aquarela ha sido uno de los episodios más controversiales en la reciente historia de Cartagena. La construcción de esta edificación, que surgió hace ya varios años, comenzó a generar serias preocupaciones sobre su impacto visual y simbólico en el patrimonio histórico de la ciudad. La estructura, que se erguía cerca del Castillo San Felipe de Barajas, ponía en peligro la integridad de la relación visual y patrimonial entre el castillo y sus alrededores, lo que fue alertado por la Unesco en 2017.
La Unesco había advertido que la edificación “perturbaría y destruiría la relación histórico visual y simbólica existente entre el castillo y sus alrededores”, y, como solución, solicitó la demolición de Aquarela, según información de la Alcaldía. A raíz de este aviso, el alcalde Turbay asumió el reto de liderar la decisión y llevar a cabo la demolición de la polémica construcción, lo cual fue ejecutado con éxito en su primer año de gobierno, con el objetivo de garantizar la conservación del estatus de Cartagena como Patrimonio Histórico y Cultural de la Humanidad.
Este hecho fue particularmente significativo, pues la ciudad había obtenido dicho reconocimiento el 2 de noviembre de 1984, durante la octava sesión del Comité del Patrimonio de la Humanidad de la Unesco, celebrada en Buenos Aires, Argentina. Durante más de tres décadas, Cartagena disfrutó de este prestigioso título, pero la construcción de Aquarela había puesto en riesgo su valioso estatus. Así, la intervención del alcalde Turbay fue clave para evitar la pérdida de uno de los mayores logros culturales de la ciudad y del país.
La demolición de Aquarela también involucró un proceso de atención a las familias que habían invertido en el proyecto inmobiliario, quienes se vieron afectadas por la anulación del mismo. El alcalde Turbay ha trabajado para ofrecer soluciones y respaldo a estos ciudadanos, buscando mitigar las consecuencias de una obra que, pese a ser inicialmente vista como un desarrollo, terminó por amenazar el patrimonio mundial de Cartagena.