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Cartagena

La encrucijada los cocheros: herencia colonial y soluciones ecológicas

El debate sobre los coches de caballos en Cartagena enfrenta dos visiones opuestas: la preservación de una tradición cultural que ha perdurado por más de 400 años y la transición hacia alternativas más sostenibles y éticas.

La encrucijada los cocheros: herencia colonial y soluciones ecológicas

Pesebreras de Chambacú. // Julio Castaño - EU

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Cierto día, tras aceptar la invitación de una pareja que acababa de conocer en un paseo de turismo ecológico en La Boquilla, me subí por fin a un caballo (tal vez lo hice alguna vez, cuando niño, pero sentía que esta era la primera vez que lo decidía). La explicación fue rápida “jala la cabuya a la derecha o a la izquierda, y él te hará caso”. También me explicaron cómo hacer uso de los estribos. Fue un gran tramo el que recorrí, una conexión mayor a la que he sentido con un perro, más sincronizada, como si el caballo y yo fuéramos uno, como si juntos pudiéramos ser un centauro. Pero la emoción no duró mucho, las pulgas del caballo saltaron a mis piernas y la comezón me dio hasta escalofríos. Me dolía, quizá tanto como a él.

Actualmente son pocas las personas que conozco con esta afición. Anteriormente era todo lo contrario, eso me lo contó un historiador, un señor mayor con el que me tomé un café una vez y explicó que esta práctica tiene raíces que se remontan a la época colonial, cuando las colonias españolas implantaron este modelo de transporte urbano en toda América. En Cartagena los coches se han mantenido como un símbolo vivo del patrimonio cultural, adaptándose con el tiempo y transformándose en un atractivo turístico que conecta historia y modernidad. Estas dos últimas nos llevan al terreno de la antropología y sus estudios, quiénes somos hoy y quiénes éramos en el pasado ¿cómo eran los cartageneros cuando no existían los carros y tocaba andar a pie pelado? ¿cómo hacía la gente para no volverse loca sin las redes sociales, o estamos más locos ahora que las tenemos? Lea también: World, empresa que paga por escanear iris está en Cartagena ¿de qué se trata?

Cada generación obedece a unas convicciones, problemáticas y aprendizajes para mejorar lo que históricamente nos ha dañado, así lo consideran algunos animalistas, quienes creen fielmente que es inconcebible que en pleno siglo XXI se permita el flujo de vehículos de tracción animal.

“Esta sociedad tiene que comenzar a reflexionar sobre cómo estamos abordando el tema de los coches de caballos y nuestra relación con los animales. Es curioso ver cómo muchas personas se interesan por la tradición y por la figura de los cocheros, pero durante años no se cuestionó el sufrimiento de los caballos ni se valoró su bienestar. Los animales, al igual que nosotros, sienten y tienen necesidades. Sin embargo, parece que olvidamos nuestra propia conexión con la naturaleza, adoptando actitudes antropocéntricas que nos alejan de la empatía con otras especies. Por qué aferrarnos a algo que nos dejó el colonialismo y que le hace daño a unos seres vivos”, me comentó la animalista Patricia Patiño.

La Procuraduría visitó las pesebreras donde están algunos de los caballos usados en esta actividad y evidenció que no brindan suficiente resguardo y abrigo para protegerlos del clima y, además, el suelo está compuesto por barros, escombros y basuras. (Foto: Colprensa / VANGUARDIA LIBERAL)
La Procuraduría visitó las pesebreras donde están algunos de los caballos usados en esta actividad y evidenció que no brindan suficiente resguardo y abrigo para protegerlos del clima y, además, el suelo está compuesto por barros, escombros y basuras. (Foto: Colprensa / VANGUARDIA LIBERAL)

Patiño ha tenido un largo proceso. Hoy ni siquiera come carne y se arrepiente de todos esos años en los que la consumió y pudo haberlo evitado de haber tenido los conocimientos. Para ella, hablar de tradición y cultura “no debe ser una excusa para perpetuar prácticas que ignoran el bienestar animal”. “Este cambio es urgente, no solo por la situación específica de los caballos en Cartagena, sino también por el contexto global: el planeta está en crisis. No podemos seguir justificando acciones basadas en un pasado que normalizó desigualdades y explotación, tanto humana como animal. No tenemos a estas alturas por qué romantizar el colonialismo”, fue lo último que me dijo antes de colgar la llamada.

Del otro lado se encuentran quienes todavía se aferran a una tradición que defienden a capa y espada, y que luchan para mantener viva, pero esta vez siendo conscientes de los problemas contemporáneos. Como arquitecto especializado en la conservación y restauración del patrimonio cultural, Ricardo Zabaleta Puello, a quien me encontré hace poco en un congreso de turismo, me comentó que considera pertinente reflexionar sobre la tradición de los coches tirados por caballos en Cartagena.

“Hay fotografías históricas, como las del primer centenario de la independencia en 1911 que evidencian la relevancia de estos coches en la vida cultural de la ciudad, destacando su integración con la arquitectura colonial y el urbanismo característico de nuestras calles y plazas. Sin embargo, es evidente que para preservar esta tradición de manera sostenible se requiere un manejo reglamentario adecuado que priorice el bienestar de los animales. El caballo debe ser tratado como el protagonista de esta actividad”.

Según el gremio, en la actualidad existen ejemplos internacionales, como las Caballerizas Reales en Córdoba, España, que demuestran cómo esta práctica puede gestionarse con dignidad, convirtiendo los espacios en centros culturales. Julio Martínez, secretario de la Asociación Cartagenera de Cocheros, me expresó su preocupación por las condiciones actuales de las pesebreras, pues ve necesaria la voluntad política del Distrito para ayudar a financiar la construcción de unas nuevas, pues hace casi un siglo se conservan igual y están a punto de desaparecer con la llegada del proyecto Nuevo Chambacú. Lea también: Zona de Adultos: Caribe Afirmativo se pronuncia tras propuesta de Dumek

“Esta actividad con los carruajes tiene sus orígenes en la época colonial y ha perdurado ininterrumpidamente por más de 400 años. En aquel entonces, los coches representaban el único medio de transporte público disponible en la Cartagena. Más tarde, con el auge del turismo, especialmente en Bocagrande con la construcción del Hotel Caribe en los años 60, este medio de transporte se transformó en un recurso cultural y turístico. Alguien de afuera no tiene por qué decirnos qué dejar o qué quitar”, mencionó Martínez.

Según la Asociación Cartagenera de Cocheros, son 120 caballos los que realizan actualmente esta actividad en la ciudad; dos animales por carruaje, un día trabajan, y otro día descansan en la pesebrera ubicada en Chambacú.

“Hemos enfrentado críticas, muchas veces injustificadas, que nos han obligado a mejorar continuamente. Con el auge de las redes sociales, ahora cualquiera se cree en la capacidad de cuestionar y viralizar situaciones a su favor y sin tener el contexto de las cosas. Actualmente contamos con un sistema en el que los caballos trabajan en horarios rotativos para garantizar su bienestar. Además, trimestralmente, la Alcaldía de Cartagena, a través de UMATA, realiza revisiones veterinarias para asegurar que todos los animales estén en óptimas condiciones”.

A pesar de estos esfuerzos, la asociación aún pide mejorar las condiciones de las pesebreras. Actualmente, estas están ubicadas en Chambacú, pero las instalaciones no cumplen con las especificaciones técnicas y ambientales que los caballos necesitan. Martínez me indicó que desde 2009 existe una sentencia judicial que ordena al Distrito construir nuevas pesebreras, y aunque la Alcaldía ha mostrado voluntad, el proyecto todavía no cuenta con financiación. Por su parte, el Distrito avanza en la implementación de los coches eléctricos, pues el proceso va en la aprobación de la resolución 20243040046465 de 2024, a través de la cual, el Gobierno nacional oficializó su visto bueno para permitir el tránsito urbano de estos vehículos.

El Alcalde Dumek Turbay se reúne con cocheros para socializar sobre los coches eléctricos. // Zenia Valdelamar- El Universal
El Alcalde Dumek Turbay se reúne con cocheros para socializar sobre los coches eléctricos. // Zenia Valdelamar- El Universal
El comediante Alejandro Riaño manejando el prototipo de coche eléctrico que busca la sustitución de los coches de tracción animal en Cartagena. // El Universal.
El comediante Alejandro Riaño manejando el prototipo de coche eléctrico que busca la sustitución de los coches de tracción animal en Cartagena. // El Universal.

Con la autorización, la Alcaldía de Cartagena cuenta con todo el aval legal y necesario para empezar la transición de coches turísticos con caballos a carruajes eléctricos. Una iniciativa que el alcalde de Cartagena, Dumek Turbay, propuso desde sus primeros días de gobierno. Incluso, se les propuso a los cocheros la capacitación para que sean ellos quienes manejen estos coches eléctricos y acompañen a la ciudad en este paso histórico. “Ellos mismos propusieron un modelo de coche, el cual, lastimosamente no cumplió con las exigencias del Ministerio de Transporte. Desde la Asociación Cartagenera de Cocheros recibimos una cotización que realizaron a un productor en China, y una propuesta de dibujo de carruaje, pero no recibimos un prototipo físico. La administración ha sido enfática en decir que la transición es imparable. Pero aquí el llamado no es a ver quién se impone sino a que pensemos en la ciudad, el mundo nos está reclamando como ciudad un cambio en la relación con los caballos y en entrar en el camino global de la movilidad sostenible”, señaló el Distrito.

Salvar la tradición

Hace unas semanas se encontraba en Cartagena la señora Milagros Flórez, consultora y experta en Fortificaciones del Caribe para la Unesco. Con ella logré conversar sobre el modelo de caballos cocheros en otras ciudades, y cómo ha visto el panorama en Cartagena.

“La congestión generada por la coexistencia de coches de caballos, vehículos eléctricos, patinetas, bicicletas y el tránsito vehicular regular es un reto para la preservación y funcionalidad del Centro Histórico. Es necesario promover vistas públicas que permitan debatir y evaluar las propuestas. Soy consciente de que el modelo de coches de caballos, como las calesas, no es algo nuevo, sino una práctica que ha estado presente en diversas ciudades alrededor del mundo durante años”.

La experta puso sobre la mesa el caso de Sevilla, España, donde las calesas ofrecen recorridos que conectan el centro histórico con sitios emblemáticos como el Parque de María Luisa y la Plaza de España, siendo una experiencia que combina tradición y turismo. También me contó sobre lo que observó en Nueva York, donde los coches de caballos operan dentro del Central Park. No obstante, hizo hincapié en que se necesitan regulaciones.

“Estos ejemplos demuestran que esta actividad puede integrarse exitosamente en la dinámica urbana y turística de una ciudad. Sin embargo, la clave para su sostenibilidad radica en una regulación adecuada. Esto implica garantizar que los coches sean livianos para no sobrecargar a los caballos ni dañar el pavimento, establecer límites claros de pasajeros y regular las rutas según las características del espacio urbano. En ciudades como Sevilla, los coches tienen rutas específicas que evitan calles demasiado estrechas, protegiendo así a los peatones, a los propios animales y al patrimonio urbano. Regular esta actividad no solo beneficia al sector turístico, sino también a los operadores y a la preservación de las ciudades como destinos históricos y culturales”.

Conozca el decreto que regula a los cocheros y protege a los caballos en Cartagena (Foto: ARCHIVO/VANGUARDIALIBERAL)
Conozca el decreto que regula a los cocheros y protege a los caballos en Cartagena (Foto: ARCHIVO/VANGUARDIALIBERAL)

No dejó de lado las sugerencias sobre la posibilidad de reclamar un título de patrimonio para esta tradición, pues si la comunidad lo desea, Milagros Flórez recomienda escarbar en los archivos históricos.

“Creo que, si la comunidad lo desea, lo primero que se debe hacer es lo que debió haberse realizado desde un inicio: un estudio histórico exhaustivo sobre el recurso patrimonial inmaterial que representan los coches de caballos en Cartagena. Este análisis debe incluir aspectos como el origen de esta tradición, cómo se regulaba, cuáles eran los horarios de entrada y salida. También sería bueno investigar los diseños originales de los coches, identificando posibles modificaciones a lo largo del tiempo, para evaluar la autenticidad que aún conservan. Este estudio también debería abordar la historia de los cocheros y las familias que participaron en esta actividad como un gremio, documentando su evolución y legado. Toda esta información debe ser compilada en un documento exhaustivo, lo que la UNESCO denomina un dossier, que sustente la presencia histórica de los coches de caballos en Cartagena y su valor cultural”.

Y concluyó: “Con este documento, el primer paso sería buscar una declaratoria a nivel nacional que proteja y respalde esta tradición dentro del marco legal y patrimonial del país. Posteriormente, si se considera pertinente, podría gestionarse una nominación a un nivel más alto, como el reconocimiento por parte de la UNESCO. Cartagena ya cuenta con experiencia en este tipo de procesos, como lo demuestra su inscripción del puerto, el centro histórico y las fortificaciones como Patrimonio de la Humanidad”.

En el cruce de tradiciones y modernidad, Cartagena tendrá que tomar una decisión sobre el futuro de sus coches de caballos. Mientras algunos ven en ellos un símbolo cultural invaluable que merece ser preservado y regulado, otros abogan por una transición definitiva hacia alternativas más sostenibles y éticas. En este sentido, el reto no es solo técnico o administrativo, también humano: encontrar un balance entre el respeto por el pasado y la responsabilidad hacia el futuro.

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