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Cartagena

Trabajadoras sexuales: un burdel subterráneo y una tubería sin resanar

Una trabajadora sexual de la bomba del Amparo expone las condiciones en las que, junto a sus compañeras, ejerce su oficio al no contar con una zona de tolerancia, lo que las ha enfrentado con la comunidad del barrio San Pedro.

Trabajadoras sexuales: un burdel subterráneo y una tubería sin resanar

Ilustración de trabajo sexual en el barrio San Pedro. // Julio Castaño - EU

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La “Fontanería filosófica” es un texto de Mary Midgley, una filósofa inglesa que compara la filosofía con la plomería y asegura que dar con el origen de un problema puede ser complejo. Dice que aunque una estructura se vea intacta por fuera, nadie se imagina lo que hay dentro. Resanar una tubería no evita que comience a rajarse por otras partes. Que observar desde adentro requiere un gran trabajo.

Cartagena no es ajena a debates éticos y morales o a problemas como la pobreza, el desempleo, la discriminación, las condiciones sociales y de salud. Más allá de las cifras, hay rostros que deciden hablar y, desde lo que les permite el anonimato, exponen situaciones.

Duquesa Aguilar* está acostumbrada a las calles oscuras. Durante veinte años han sido su señal para salir a trabajar. Antes ejercía el trabajo sexual en la Plaza de Toros y algunas veces, en el Centro, en donde los extranjeros le pagaban mucho mejor. Con una risa sarcástica, pero a la vez avergonzada, cuenta que en el sur se han atrevido a proponerle hasta $8 mil pesos por un encuentro. Contactó a El Universal para contar su caso porque, al igual que sus compañeras, está cansada de peregrinar.

“Como este año la cosa ha estado maluca con los operativos y no han sido capaces de darnos alternativas o de implementar una zona de tolerancia, tuvimos que irnos para la Bomba del Amparo, pero nos ha ido como perro en misa. Este trabajo no garantiza una economía estable y yo soy una mujer trans que está llegando a los 50 años, soy una mujer seria, tengo gastos que costear”, dice. Le recomendamos: Prostitución en Cartagena: cruda historia de una mujer trans

“Hay que tener en cuenta que este es un sector donde no pagan lo justo. A veces nos ofrecen $15 mil o $20 mil y los aceptamos, pero hay otro problema y es que no tenemos un lugar. Pagar un motel nos quita un gran porcentaje, así que nos toca buscar un espacio oscuro”, cuenta.

Semanas atrás, luego de aceptar el monto de un cliente, Duquesa* caminaba hasta el lugar que se turnaba con sus compañeras para ofrecer sus servicios, el puente de San Pedro, sí, donde también está el caño por donde pasan aguas residuales y desechos, de donde emana el mal olor que sale de las tuberías.

Caño del barrio San Pedro. // Julio Castaño - EU
Caño del barrio San Pedro. // Julio Castaño - EU
Caño del barrio San Pedro. // Julio Castaño - EU
Caño del barrio San Pedro. // Julio Castaño - EU

Al principio Duquesa* temía entrar por ese túnel lleno de agua. Pero luego se volvió experta esquivando ratas y basura. Ahí dejaba de lado el pudor y se subía la falda. Procedía a sacar el preservativo, hacía silencio y le rogaba a todos los santos que no la vieran. No quería que le pasara lo mismo que a su amiga Paloma*, a quien días atrás habían amenazado.

“A mi amiga le dieron una tunda horrible. Un hombre encapuchado le dijo que era del Clan del Golfo y que nos iba a matar a todas, pero sabemos que eso es mentira, sabemos que era alguien de la comunidad que se disfrazó para hacernos la maldad. A mi compañera la sorprendió una turba de casi 30 personas del barrio, armados con palos y machetes diciendo que los teníamos aburridos con tanto espectáculo. Ese día me alertaron y me dijeron que no fuera más por ahí, duré casi tres días sin trabajar hasta que encontré otro punto”, contó Aguilar*

“Hemos tenido que convivir con la discriminación y el odio a las mujeres trans y las zonas que tenemos no nos ofrecen condiciones mínimas de seguridad. No queremos incomodar; de hecho, solemos buscar lugares apartados, incluso debajo de puentes. Queremos que esto cambie, yo llevo la mitad de mi vida, veinte años, dedicándome al trabajo sexual y no estoy ni en el Sisbén, no tengo pensión, seguro, ni una buena atención médica. Le pedimos de corazón a la Alcaldía que piense en implementar propuestas en el POT”.

Ilustración de trabajo sexual en el barrio San Pedro. // Julio Castaño - EU
Ilustración de trabajo sexual en el barrio San Pedro. // Julio Castaño - EU

Si bien los sectores residenciales no están autorizados para ejercer el trabajo sexual, las trabajadoras están en su derecho de solicitar uno. El Universal conversó con una fuente cercana al Ministerio del Trabajo, desde donde indican que “debe trabajarse en una formalización. Estas personas deben tener su seguridad social porque hace parte de los derechos de toda persona que trabaja”.

Esto concuerda con la sentencia T-629, que señala: “El Ministerio del Trabajo debe elaborar una propuesta de regulación que proteja a todas y todos aquellos que ejercen la prostitución legalmente”.

Según el reciente reporte de Caribe Afirmativo, entre 2022 y 2023 se reportaron 302 homicidios o feminicidios contra personas LGBTIQ+ en Colombia. A esto se suman 4.990 amenazas, 259 reportes de violencia policial y 1.998 actos de discriminación y hostigamiento. El informe enfatiza que cada 2.3 días se asesina alguien con una orientación sexual, identidad de género o expresión de género diversa. Y que las personas con experiencia de vida trans y hombres gais responden al 71% de los asesinatos.

La lucha por la visibilidad

A pesar de las cifras alarmantes, hay quienes persisten en la lucha para dar visibilidad a muchos temas en la ciudad. Se trabaja en dar visibilidad a estas problemáticas. El pasado jueves 24 de octubre se llevó a cabo un encuentro en el Centro de Formación de la Cooperación Española, en donde se presentó el reciente informe de la Red Regional de Protección a Personas LGBTIQ+ Refugiadas, Migrantes y Solicitantes de Asilo en las Américas. La investigación está basada en grupos de discusión con personas LGBTIQ+ en contextos de movilidad en países como Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, Guatemala y México.

La lucha es un proceso que ha tomado años. En 2018 Caribe Afirmativo, junto a otras organizaciones del territorio, realizaron un llamado para alertar que en Valledupar se amenazaba con realizar la llamada “limpieza social”: amenazas, agresiones y asesinato contra mujeres trans venezolanas en zonas de trabajo sexual.

En el año 2019 se reportaron dos eventos: en primer lugar, algunos desplazamientos de mujeres trans migrantes de Valledupar a otros territorios por el riesgo sobre sus vidas, por las constantes amenazas y el uso de violencia sobre sus cuerpos.

En segundo lugar, por el asechamiento sistémico sobre ellas, logrando obtener un video donde fueron perseguidas por hombres con machetes y objetos contundentes. Se tiene registro que hubo un proceso investigativo, pero no una respuesta efectiva.

Brindar una mayor seguridad a estas personas es el reto de las autoridades para lograr una comunidad más justa con los derechos.

El punto de equilibrio de los derechos

Marlon Yanez Camargo, personero para la protección de las comunidades y sujetos de especial protección de la Personería Distrital de Cartagena, quien conoce de primera mano los acontecimientos que han ocurrido en San Pedro, decidió definirlo como un “choque de derechos” en el que, de una u otra forma, los actores involucrados tienen la misma validez.

“Las situaciones en San Pedro son un choque. Por un lado, está la comunidad que rechaza los actos obscenos; por otro lado, las transexuales teniendo relaciones sexuales en un espacio público, siendo este su trabajo”, indicó Yanez.

Sin bien la situación ha disminuido en las últimas semanas, según Yanez, la comunidad afirma que desde sus casas, a cualquier hora del día, pueden ver a las trabajadoras teniendo sexo en el parque lineal. Lea: Modelos webcam en Cartagena: la vida detrás de un aro de luz

“Los residentes a veces se abstienen de sacar a pasear a sus niños y mascotas porque en zonas donde hay árboles ornamentales, parques y cunetas, pueden encontrarse a una transexual haciendo sexo oral”.

Ilustración de trabajo sexual en el barrio San Pedro. // Julio Castaño - EU
Ilustración de trabajo sexual en el barrio San Pedro. // Julio Castaño - EU
Ilustración de trabajo sexual en el barrio San Pedro. // Julio Castaño - EU
Ilustración de trabajo sexual en el barrio San Pedro. // Julio Castaño - EU
Ilustración de trabajo sexual en el barrio San Pedro. // Julio Castaño - EU
Ilustración de trabajo sexual en el barrio San Pedro. // Julio Castaño - EU

Yanez señala que la situación generó enfrentamientos entre la comunidad y las trabajadoras e incluso los residentes organizaron un frente común.

“No de la mejor forma, algunos residentes se colocaron pasamontañas, se armaron con palos y bates y sacaron a todas las mujeres, cogieron a una de ellas y le dieron golpes fuertes; pero las trabajadoras sexuales también han agredido a la comunidad tirando botellas a las casas”.

Yanez deja clara su posición. “He tratado de incluir a todos los actores involucrados, desde la comunidad, las trabajadoras sexuales e incluso a la alcaldía menor de la Localidad 3 y el Distrito; pero han ignorado el tema, dejándole la problemática a la comunidad”.

El personero dejó claro que los actos sexuales en público han mermado y ocurren pocas agresiones, pero la comunidad reporta el ingreso de vehículos de alta gama a los parqueaderos del parque lineal, donde presuntamente se escuchan gemidos y se observan movimientos.

‘La gotera resanada’

Ante las quejas, la secretaría del Interior y Convivencia Ciudadana realizó varias intervenciones. El Universal habló con Carlos Hermosillo, presidente de la Junta de Acción Comunal (JAC) de San Pedro.

“En estos momentos está aplacado el tema de las trabajadoras sexuales. La comunidad está más tranquila porque puede salir a la cancha, hacer deporte y los niños pueden ir al parque lineal porque ya no vemos esas escenas. Antes no podíamos salir a ciertas horas “.

Dijo desconocer hechos violentos de encapuchados. “Desconozco el tema. Como presidente de la JAC no he recibido esa información”. Además, señaló que solo tuvo conocimiento de un enfrentamiento que, aparentemente, fue entre trabajadoras sexuales en mayo.

Comunidad del barrio San Pedro. // Julio Castaño - EU
Comunidad del barrio San Pedro. // Julio Castaño - EU

Enfatizó que la comunidad no tiene odio a la diversidad sexual; pero sostuvo que a los habitantes les molestan los actos sexuales y el “exhibicionismo a las 6:00 a.m. cuando van saliendo los niños a los colegios”.

“El mayor problema del parque lineal era que estaba oscuro, pero la Secretaría del Interior, la alcaldía menor y el Distrito le colocaron luminarias y podaron los árboles y ha mermado notablemente la situación”, puntualizó Hermosillo.

Comunidad del barrio San Pedro. // Julio Castaño - EU
Comunidad del barrio San Pedro. // Julio Castaño - EU

‘El tubo que sigue roto’

Al igual que Duquesa Aguilar, el personero Marlon Yanez tiene las mismas peticiones. Dice que esta problemática ocurre porque el POT no contempla zonas de tolerancia.

“En Cartagena no hay un espacio en el que las trabajadoras sexuales puedan trabajar sin verse vulneradas, ni está planteado en el POT. Esto también es un tema de salubridad; ellas tienen encuentros sexuales en cunetas o parques porque las personas que tienen relaciones sexuales con ellas no tienen para pagar una residencia y tampoco hacen uso de preservativo”.

“Si desde el Distrito no toman acciones, queda en evidencia que no somos una “ciudad de derechos”, como ellos afirman. La actual Alcaldía es la revolución del concreto; solo se enfocan en obras, pero en cuanto a problemáticas sociales no hay respuestas”.

Ilustración de trabajo sexual en el barrio San Pedro. // Julio Castaño - EU
Ilustración de trabajo sexual en el barrio San Pedro. // Julio Castaño - EU

¿Hay espacio para el trabajo sexual?

Es importante destacar que el POT indica que en áreas, zonas o sectores en donde se prevea el uso residencial o cualquier tipo de uso dotacional educativo no se pueden establecer servicios de alto impacto referidos a la prostitución y actividades afines.

Sobre esto se pronunció el Distrito: “La fase actual del proceso de actualización del POT es la de diagnóstico, socializando y recabando propuestas de todos los barrios y corregimientos. Somos respetuosos de las etapas y no podemos definir procesos a futuro que entren al POT en plena etapa de formulación. Sí hemos recibido propuestas al respecto y entran al análisis respectivo frente a las necesidades sociales de la ciudad, pero según la norma, toda zona de tolerancia prevista no puede estar cerca de entornos educativos o residenciales, pues seguirán ocurriendo los problemas sociales que se presentaron en San Pedro”.

Toda eventual zona de tolerancia “sólo podría establecerse a las afueras de la ciudad, donde establecimientos comerciales con oferta de servicios sexuales, casinos, etc, estén en una zona delimitada que permita a las autoridades sanitarias tener control por el bienestar, salud e higiene de quienes ejercen la prostitución. También permitiría caracterizar, crear fundaciones de trabajadoras sexuales y acompañar integral y psicosocial de toda la oferta institucional del Distrito. Alejaría el turismo sexual del Centro Histórico y permitiría un control estricto del tráfico sexual, de la trata de personas y de la pedofilia”, concluyó el Distrito.

*Nombre cambiado a petición de la fuente.

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