“Si fuiste a Castagena y no te tomaste una foto en el Castillo de San Felipe de Barajas, entonces no fuiste a Cartagena”, dirán algunos foráneos. Más que un monumento precioso que ha perdurado en el tiempo, este fuerte es una de las evidencia instagrameable más atractivas en redes sociales. Quién se imaginaría que durante años estuvo eclipsado por el monte y la maleza, o peor aún, vendido a un particular.
En este “throwback Thursday” (TBT), o “jueves de regreso” en español, recordamos la oscura época en la que vendieron un arruinado Castillo de San Felipe.
Después de 1821, cuando Cartagena de Indias pasó a formar parte de La Gran Colombia y posteriormente de La Nueva Granada, una nueva clase social dominante de caudillos y militares surgió y se consolidó, trayendo consigo decisiones que repercutieron en este monumento. Los gobiernos comenzaron a pagar servicios y deudas con tierras y propiedades urbanas y rurales recuperadas de los españoles, bienes que pasaron a ser propiedad del Estado colombiano. Diversos bienes en Cartagena de Indias fueron entregados a generales, mientras que las fortalezas, dado su alto costo de mantenimiento, fueron abandonadas. Lea también: El paseo documentado por turistas en Cartagena hace casi 40 años
El Castillo San Felipe no escapó a esta suerte. Según Alberto Lemaitre, “San Felipe permaneció siglos sin que nadie ‘le parara bola’, llenándose de maleza y utilizándose como cantera.” La vegetación cubrió sus almenas y paramentos, y la tierra cegó galerías y fosos, ocultando los pisos de ladrillo (Enrique Marco Dorta). Raúl Porto Cabrales describe cómo el castillo fue saqueado de sus materiales y sufrió derrumbes que cerraron galerías y túneles.

De acuerdo al artículo publicado en julio de 2021 por Ubaldo José Elles Quintana, en aquel estado de abandono, se produjo la insólita compra y venta del castillo y sus terrenos. Eustorgio Martínez relató cómo la propiedad del señor Antonio Gulfo, adquirida en remate por bonos de deuda, incluía el castillo San Felipe y gran parte de los suburbios. Ante las denuncias periodísticas, Gulfo decidió donar el cerro y el castillo a la nación en 1897, devolviendo lo que era del pueblo cartagenero.


Durante el siglo XIX, Cartagena atravesó una crisis económica que llevó al abandono del castillo. No fue hasta 1928 que la Sociedad de Mejoras Públicas de Cartagena (SMPC) inició un proyecto de recuperación que duró 35 años, rescatando esta fortificación del deterioro.
Los hallazgos
Recientemente, el Castillo de San Felipe fue objeto de un exhaustivo estudio liderado por el Laboratorio de Estudio de Artes y Patrimonio (LEAP) de la Universidad de los Andes, en colaboración con la Escuela Taller Cartagena de Indias (Etcar). Esta investigación buscó caracterizar los materiales utilizados en las diferentes etapas de construcción del castillo para entender por qué, a pesar de los años y las condiciones climáticas adversas, se conserva en tan buen estado comparado con otras fortificaciones.
La investigación se dividió en dos fases: la primera, de análisis de muestras en los laboratorios de la Universidad de los Andes, utilizando estudios petrográficos y técnicas avanzadas de microscopía electrónica; y la segunda, enfocada en la curaduría y exhibición de la exposición “Las Fortificaciones de San Lázaro”, inaugurada el 30 de noviembre. Esta exposición presentó los resultados del estudio de 28 muestras de la edificación, permitiendo al público comprender las técnicas y materiales empleados en cada etapa de construcción.

El restaurador David Cohen, profesor de la Facultad de Artes y Humanidades de la Universidad de los Andes, destacó que los hallazgos permiten comprender la evolución constructiva del castillo. “Entender los cambios históricos y contrastarlos con evidencias materiales es fundamental para captar las transformaciones de este lugar a lo largo del tiempo”, explicó Cohen. Lea también: En los 491 años de Cartagena: 10 emergencias que marcaron su historia desde 1965
La investigación reveló que para una obra tan monumental como el Castillo de San Felipe se necesitó una gran cantidad de materias primas, como la piedra caliza. Esta se quemaba en hornos durante varios días para producir cal viva, que luego se combinaba con tierras arcillosas y cenizas para crear cales hidráulicas, ofreciendo una resistencia superior a los pañetes del castillo.