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Cartagena

Colegio San Felipe Neri: ocho años esperando una infraestructura digna

La comunidad educativa del colegio San Felipe Neri espera que este 2024 por fin entreguen la nueva infraestructura. Ha sido una larga lucha.

Colegio San Felipe Neri: ocho años esperando una infraestructura digna

El colegio San Felipe Neri está ubicado en Olaya Herrera, sector Ricaurte. // Julie González - El Universal

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Nini Osorio Cardiles estudia en el San Felipe Neri desde que estaba en preescolar. Es por eso que aún tiene en su memoria aquellas épocas donde su colegio era un lugar cómodo y seguro. Sin embargo, con el paso de los años, también fue testigo de la decadencia de su escuela, principalmente por cuenta de la desidia y el olvido institucional.

“Las paredes se estaban partiendo, se habían caído abanicos. Las condiciones eran pésimas porque teníamos miedo de que se nos cayera el colegio encima”, recuerda Nini, quien hoy tiene 16 años y cursa grado 11°.

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Su vida escolar fue muy diferente a la de cualquier estudiante en la ciudad. Ella y sus compañeros pasaron los últimos ocho años en medio de protestas y clamores para que las autoridades arreglaran su colegio, el cual ya representaba un peligro por su deplorable infraestructura.

Fueron muchas las promesas que escuchó en los últimos años, anuncios de alcaldes diciendo que no solo iban a arreglar el colegio, sino que iban a construir una nueva institución. Pero el tiempo pasó y apenas el año pasado fueron entregadas las mejoras y el nuevo colegio aún no se termina.

Aún así, ella y sus compañeros tienen la esperanza puesta en que esta vez será la vencida. La obra ya lleva un importante porcentaje de avance y todo parece indicar que para el segundo semestre del año estaría lista, tal como lo afirmó la misma Alcaldía. Sin embargo, a la comunidad ya la experiencia le ha enseñado que es mejor “ver para creer”.

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El corazón de Ricaurte

El colegio San Felipe Neri es conocido como el corazón de Ricaurte, el popular sector del barrio Olaya Herrera donde está ubicado. Y es que la esperanza de progreso de una comunidad siempre está en los estudiantes, que allí se preparan para labrar su futuro.

Es por eso que en el sector ha dolido tanto lo que ha pasado con el colegio. En el 2016, luego de que se iniciaran las primeras protestas, el exalcalde de Cartagena, Manuel Vicente Duque, hizo la primera promesa. “Estudiantes del colegio San Felipe Neri tendrán nueva edificación”, tituló en ese entonces El Universal.

El contrato para la construcción fue firmado por más de $8 mil millones y el tiempo de ejecución iba a ser de ocho meses, pero una serie de problemas de planeación impidieron que las obras se desarrollaran. En 2019, con la nueva promesa de retomar las obras, los estudiantes fueron reubicados a otros colegios, pero los trabajos volvieron a detenerse en el 2020.

En el 2021 el contrato anterior fue liquidado y se inició un nuevo proceso, además se adicionaron recursos teniendo en cuenta que las obras costaban más de lo que se había presupuestado antes. Con aportes del Distrito y el Fondo de Financiamiento de la Infraestructura Educativa del Ministerio de Educación (FFIE) se invirtieron $19.389 millones en el nuevo colegio que se está construyendo en la zona y cuyas obras se iniciaron en 2023.

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“Esto ha sido un castigo para nuestra comunidad, ¿usted sabe lo que es una comunidad tan grande sin educación? Porque el corazón de Ricaurte es este colegio y han sido prácticamente nueve años sin él”, dice Adalberto Peralta, presidente la JAC del sector.

Eso es lo que ha motivado a la comunidad a seguir luchando por su colegio, a vigilar que las obras se cumplan y a ser insistentes con cada administración que ha llegado a la ciudad. “Un pueblo educado lo es todo. Esto ha afectado bastante a los estudiantes, hubo deserción escolar, padres que se desesperaban y querían sacar a sus hijos con justa razón, pero gracias a Dios se han ido logrando las cosas”, dice Peralta.

Las consecuencias en el aprendizaje

Pero más allá de la infraestructura y las condiciones de seguridad para los estudiantes, los retrasos en las obras también han incidido en la calidad de la educación. Y es que no es lo mismo estudiar en el colegio donde se ha estado toda una vida que de repente rotar por varias instituciones.

“Nos tocó estudiar en varios colegios. Estudiamos en el Departamental, en La Puntilla, en el Nuevo Bosque, en muchos colegios. La verdad no nos fue muy bien porque a veces nos molestaban porque éramos del San Felipe Neri”, comenta Nini.

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Y es que en general la situación del colegio afectó el ánimo de los estudiantes para ir a clases, pues las garantías para continuar con sus estudios tampoco estaban dadas. “Para ir a los colegios nos trasladaban en buses, pero a veces se complicaban las cosas porque llegaban tarde a recogernos. Habían otros colegios que no estaban en condiciones para que estudiáramos ahí, pero de todas maneras nos tocó”, dice la estudiante.

Es por eso que Armando Anaya, actual rector del San Felipe Neri, insiste en la importancia de los buenos ambientes de aprendizaje. “El desplazamiento a otros sitios, que nos han abierto las puertas muy amablemente, ha sido bueno para que los estudiantes reciban sus clases, pero no las reciben en las condiciones que deberían. Para el año pasado que estuvimos en el Colegio Departamental, notábamos una asistencia entre el 70% y el 80% de los estudiantes”, indicó.

El año pasado, tras los mejoramientos que se hicieron, algunos salones de la vieja infraestructura fueron habilitados, por lo que parte de la población estudiantil pudo regresar a dar clases en el sector Ricaurte. Para el rector, la diferencia es evidente. “Hemos tenido una asistencia del 100% de los muchachos, lo que quiere decir que se sienten mejor en su institución y definitivamente el aprendizaje es mejor en este ambiente”, indicó.

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Por este motivo, Anaya también está la expectativa de la entrega de la obra, con el fin de que la totalidad de los estudiantes vuelva a dar clases en su barrio. “Esas instalaciones que se van a recibir van a ser ese valor agregado que nuestros estudiantes requieren para poder sobresalir”, puntualizó.

Los frutos de la lucha

Si algo ha caracterizado a la comunidad educativa del San Felipe Neri es su perseverancia para que su institución no quede en el olvido. Fueron años de marchas, plantones y hasta tutelas con los cuales exigieron a cada gobernante que pasaba por el Palacio de la Aduana que terminaran la obra.

“La lucha ha valido bastante. La resistencia, la humildad y la solidaridad entre padres, estudiantes y profesores ha sido muy importante”, comenta Alicia Cardiles, presidenta del Consejo Directivo de Padres de Familia de la institución y madre de Nini.

Para ella, que también es egresada de la institución, ha sido doloroso el tener que ver a sus dos hijos en la situación de tener que desplazarse a otros colegios para poder estudiar. “Tengo un hijo que se tuvo que graduar no en las condiciones que quería. Él se graduó hace tres años y no pudo pasar en la universidad porque cuando se presentó a las Pruebas Saber no estaba preparado, el nivel le salió muy bajo”, dice.

Es por eso que ahora tiene las esperanzas puestas en que su hija sí se pueda graduar en el nuevo colegio. “Ella también ha sido muy resistente. Muchos estudiantes querían salirse, pero ha valido más el sentido de pertenencia por la escuela”, comenta.

Epílogo

Nini aún está pensando en qué va estudiar una vez se gradúe. Derecho y Trabajo Social son sus principales opciones, porque si de algo está segura es de su pasión por ayudar a los demás. Fueron ocho años los que acompañó a sus compañeros en diferentes manifestaciones para que las obras fueran una realidad. También fueron ocho años en los que les dio apoyo a ellos y a sí misma para no rendirse.

Hoy ve con ansias cómo avanza la construcción de la nueva infraestructura y espera que por fin, después de tanta espera, su nuevo colegio pueda ser una realidad.

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