Cerca de nueve décadas al servicio de los colombianos fueron necesarias para que la Base Naval Logística No. 1 ARC “Bolívar” fuera dirigida por una mujer, se trata de la Capitán de Navío Marcela Ramírez Ramos.
Esas fueron las palabras iniciales con las que el domingo 4 de febrero -a través de un comunicado- la Fuerza Naval del Caribe dio a conocer a los colombianos que, por primera vez, una mujer tomó las riendas de la unidad logística más importante de la Armada de Colombia en esa región del país. Lea: Una mujer dirigirá por primera vez la base naval más importante del Caribe

La nueva comandante de la Base Naval No. 1 ARC “Bolívar” recibió el cargo el viernes 26 de enero de 2024, tras prestar servicios a la institución naval por 27 años; es Administradora Marítima y especialista en Logística de la Escuela Naval de Cadetes “Almirante Padilla” y Magíster en Estrategia y Geopolítica de la Escuela Superior de Guerra.
Su destacada trayectoria en diferentes cargos de la Armada de Colombia y la Dirección General Marítima (Dimar) ha sido ampliamente difundida, pero hoy te quiero presentar una faceta más personal de la mujer, madre y esposa que en la Base Naval comanda a 1.010 tripulantes: 253 mujeres y 757 hombres.
Designio de Dios
De padre tolimense y madre bogotana, Marcela Ramírez Ramos nació el 9 de agosto de 1977 en la capital del país. Alcanzó a ingresar a una universidad en Bogotá para estudiar Comunicación Social, pero en el primer semestre vio un comercial de televisión que marcó su destino.
“Llegué a la Armada por un comercial donde decían: ‘Las mujeres van al mar’. Me presenté en sus instalaciones y vi un video sobre lo que hacían en el Buque Escuela “Gloria”; claro, solo había imágenes masculinas. Me explicaron que allá no podía tener celular ni privilegios, que iba a estar tres meses en la Escuela Naval incomunicada de mi familia y que era la primera vez que ingresaban mujeres. Cuando llegué a mi casa y les conté, mi papá me dijo que no inicialmente, que eso era muy difícil, que él no conocía a nadie en la vida militar y que realmente era complicado pasar en la Armada”, cuenta Marcela.
“Yo quedé en el puesto 566 de los inscritos. No sé si se escribieron más personas, ese fue el número que me tocó, y pasamos 10 mujeres de Bogotá”.
Cachaca costeña
A los 18 años, la Capitán de Navío ingresó a la Armada y estuvo cuatro años en la Escuela Naval de Cadetes “Almirante Padilla”, en el barrio El Bosque, sector Manzanillo, haciendo parte del primer curso de oficiales mujeres de línea. Fue aquí donde la cachaca comenzó a ser costeña.
“No te voy a negar que al principio para un cachaco es difícil acostumbrarse al calor y a la comida de la Costa, pero hoy me siento una ciudadana cartagenera de pura cepa”, admite entre risas, y menciona como prueba de ello que le encantan los mariscos, el suero costeño y el chicharrón y que adora el calor.
En especial, destaca que es fiel amante de la arepa de huevo acompañada de un buen suero no picante. Y ni de esos manjares ni de la Costa se privó al ser trasladada de Cartagena, después de siete años de residencia en la ciudad, pues en dos oportunidades más volvió a ser enviada a La Heroica: como Teniente de Fragata durante tres años y como Capitán de Corbetas dos años más, y en otros cargos tuvo la oportunidad de visitarla esporádicamente. Lea: Elsa y Magdalena, dos primas con una herencia de sabores
Tras cinco años en Bogotá -uno haciendo curso para ascender a Capitán de Fragata y cuatro como Directora de Planeación Presupuestal de la Armada de Colombia-, en enero de 2023 regresó a Cartagena como jefe de Departamento de Administración en la Base Naval, “en diciembre ascendí a Capitán de Navío y en enero tuve la fortuna y el agrado de recibir el comando de la Base. Esta es una ciudad maravillosa. No quererla es imposible”, expresa.

Madre y esposa
La comandante es casada y madre de dos hijos. Samuel tiene 18 años y cursa estudios universitarios en el exterior, mientras que Santiago tiene 14 y cursa octavo grado en Cartagena, por lo que cuando no está en actividades laborales prefiere dedicarle tiempo a su familia.
“Trato de que todo el espacio libre que tenga lo pueda compartir con ellos: mi esposo, mi hijo y dos perros a los que amo con todo mi corazón”, le sale del alma.
Se define como una mujer conversadora, bastante disciplinada y exigente, que no deja de lado el intentar ser la mamá más amorosa que pueda con sus dos hijos y la esposa más especial y detallista con su esposo.
Mujer
Azul es el color favorito de Marcela. Ha sido toda la vida amante de la salsa y el cantante que prefiere es Maelo Ruiz, aunque últimamente escucha más baladas y pop.
Si lugares tiene que exaltar, dice que le encanta la vista desde el Cerro de la Popa, porque le da tranquilidad y paz; y que no hay un lugar más bonito que pararse en la punta del muelle de la Base Naval, donde se puede ver ese mar azul en todo su esplendor y acude cuando necesita pensar o tomar alguna decisión. “Esa es la mejor compañía, el mar”. Disfruta salir a navegar y a caminar con sus perros, un pastor alemán y una pastor blanco suizo; le tiene fobia a los ratones y nunca se ha sentido en desventaja en la Armada ni con sus compañeros ni con sus superiores ni con sus subalternos por ser mujer.
“Desde hace 27 años siento que he sido una mujer afortunada, porque por mis condiciones profesionales he podido desempeñarme en los cargos que la Marina ha considerado y he tenido cargos muy interesantes, donde he sido -por primera vez como mujer- jefe o o directora en determinado lugar y mi género nunca ha sido un impedimento. Afortunadamente mi institución vela porque sus funcionarios se desarrollen profesionalmente y demuestren sus capacidades sin importar si son hombres o mujeres”, asegura.
Y anima a las mujeres a ingresar a la Armada Nacional. “Es una oportunidad maravillosa. A veces, desafortunadamente, existen prejuicios por ser una institución que tradicionalmente estuvo solo con personal masculino, pero tenemos mujeres en el cuerpo administrativo desde 1985 y en 1997 nos incorporaron en las primeras oficiales de línea. Todos los años recibimos mujeres y qué interesante que las colombianas tengan presente que la Armada tiene las puertas abiertas para ellas”.