Desde hace varios meses la Organización Meteorológica Mundial (OMM) ha venido alertando de que este 2023 podría ser el año más caluroso del que se tenga registro a nivel mundial. Y si bien el informe final sobre el estado del clima será presentado en el mes de enero, los datos recabados hasta ahora y presentados en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP28) dan a entender que la afirmación se cumplirá.
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Según la OMM este año la temperatura ha estado 1,40°C por encima de la línea base de la era preindustrial (1850 - 1900), lo que debería poner en alerta a los líderes mundiales sobre las consecuencias del cambio climático.
“Las concentraciones de gases de efecto invernadero baten todos los récords. Las temperaturas mundiales registran máximos históricos. La subida del nivel del mar no tiene precedentes. La extensión del hielo marino de la Antártida nunca fue tan baja (...) No podemos volver al clima del siglo XX pero debemos actuar ahora para limitar los riesgos de un clima cada vez más inhóspito en este siglo y en los venideros”, afirmó Petteri Taalas, secretario general de la OMM.
Cartagena no ha sido ajena a este fenómeno. Datos de la Dirección General Marítima (Dimar) a través del Centro de Investigaciones Oceanográficas e Hidrográficas del Caribe (CIOH) señalan que este 2023 se registraron las máximas temperaturas del aire en la ciudad.
Febrero fue el mes que presentó el menor valor en el año, con un promedio de 33,9°C, mientras que julio fue el que registró el mayor valor con 37,5°C.
“La ubicación espacial del puerto de Cartagena de Indias representa significativamente la influencia en el comportamiento de las temperaturas promedio y máximas del aire. Cartagena, al ser un puerto costero sobre el litoral Caribe colombiano centro, es susceptible a los efectos del calor específico del agua, ya que atenúa y suaviza los contrastes temporales de la temperatura del aire”, explicó la Dimar.
Así mismo, señalaron que las condiciones océano-atmosféricas propias de cada época del año favorecieron el registro de estas temperaturas. “Durante el período de menores precipitaciones en Cartagena se registraron la mayores temperaturas del aire asociadas con la dinámica de la vaguada monzónica y la intensidad del viento, entre otros sistemas atmosféricos”, añadieron.
Lecciones que aprender
Para el doctor Jesús Olivero Verbel, quien es docente de Cambio Climático y coordinador del doctorado en Ambiente y Desarrollo Sostenible de la Universidad de Cartagena, las lecciones que dejan las temperaturas registradas este año en la ciudad son muchas.
“Debemos tomarnos mucho más en serio el cambio climático y sus efectos sobre la salud humana, la biodiversidad y los ecosistemas. Sus efectos son irreversibles y necesitamos esfuerzos decididos por desarrollar acciones de adaptación, mitigación y resiliencia. Si seguimos comportándonos como seres irracionales, incapaces de valorar las consecuencias de nuestra desidia frente al problema, no tendremos oportunidad alguna de sobrevivir lo que viene”, indicó.
Para Olivero el no tomar acción frente al cambio climático se traduce en mayor inequidad social, menores oportunidades de combatir la pobreza y la imposibilidad de alcanzar los objetivos de desarrollo sostenible.
Por otro lado, Mauro Antonio Maza-Chamorro, doctor en Ciencias del Mar y profesor de la Universidad Tecnológica de Bolívar, asegura que la infraestructura de la ciudad no está preparada para condiciones de calor extremo.
“Si las condiciones de este año fueron capaces de causar estrés en los sistemas y las personas, debemos prepararnos para cómo puede evolucionar la situación a futuro”, afirmó.
En este sentido, apuntó que en un escenario futuro de mitigación mediana de los gases de efecto invernadero existen predicciones de que estaremos 1,5°, 2° y 2,5°C por encima de los valores preindustriales en los años 2030, 2050 y 2070, respectivamente.
“El incremento de temperatura podría ser más moderado en nuestra región, pero para el 2040 las consecuencias de esta situación podrían incluir la redistribución de ecosistemas y especies, la posible alteración de los servicios ambientales, el incremento de los casos de enfermedades transmitidas por vectores como el dengue y la afectación de las actividades productivas como la pesca”, señaló Maza-Chamorro.
Acciones que tomar
El profesor Olivero, de la Universidad de Cartagena, afirma que en materia de acciones frente al cambio climático parece que Cartagena está retrocediendo, pues es visible la pérdida de la cobertura vegetal y de los humedales internos.
“Muchas cosas podemos hacer. Recuperemos los cuerpos de agua, los manglares y reforestemos La Popa. Acabemos con el problema de las basuras, aumentemos las áreas verdes y reduzcamos las islas de calor. Cubramos todo el Centro Histórico con enredaderas, intentando hacer lo mismo en todos los barrios. Exijamos de las constructoras edificios y casas adaptadas al cambio climático y espacios verdes, fomentemos programas educativos y construyamos infraestructura para enfrentar desastres”, propone.
De igual manera asegura que es necesario frenar la descontrolada expansión urbana y crear políticas públicas sólidas en materia ambiental. “Avancemos en el uso de energías renovables, aprendamos todo lo que sea posible de ejemplos exitosos y pongámonos a conversar y trabajar juntos el Gobierno, las comunidades y el sector privado”, invitó.
En esta misma línea, el docente Maza-Chamorro, de la Universidad Tecnológica de Bolívar, aseguró que pueden considerarse acciones como la revisión de la infraestructura desde el punto de vista de materiales, geometrías y filosofías de diseño; así como la revisión de todos los aspectos de las cadenas productivas con relación al impacto de las altas temperaturas, en particular, eficiencia energética.
El profesor también sugiere desarrollar entornos urbanos con elementos que favorezcan la regulación de la temperatura, incluyendo el desarrollo de infraestructura verde como parques, bosques urbanos, corredores verdes, y la regeneración y protección de rondas de arroyos y bordes de agua.
En el aspecto de la salud, aseguró que es necesario preparar el sistema para una mayor demanda vinculada con enfermedades asociadas al incremento de la temperatura y especialmente desarrollar acciones de prevención para aquellas que puedan anticiparse.
Por último indicó que es necesario empoderar a todos los actores a través de la educación y la divulgación para favorecer la coordinación de los esfuerzos que se requieren para hacerle frente al cambio climático.
El 2024
De acuerdo con la Dirección General Marítima (Dimar), a través de Centro de Investigaciones Oceanográficas e Hidrográficas del Caribe (CIOH) para este 2024 se espera que las condiciones océano-atmosféricas en Cartagena sean muy similares a las del 2023, sumando además la evolución del Fenómeno de El Niño que se espera para el próximo año.