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Cartagena

Leung Wai Ming es ahora un médico celestial

Indignación y un inmenso dolor ha dejado la trágica partida del cartagenero que soñaba con ser un médico al servicio de los más vulnerables. Claman justicia.

Leung Wai Ming es ahora un médico celestial

Leung Wai Ming Hon Rodríguez. //Fotos: Cortesía

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Con ser médico, especializarse en ortopedia y tener un consultorio en alguna montaña para atender a personas que por vivir en zonas remotas no tienen acceso a servicios de salud soñaba Leung Wai Ming Hon Rodríguez. Con recibirlo con un gran abrazo y beso tras su graduación y sentir la alegría de verlo convertido en el primer médico de la familia soñaban sus padres. Hoy, infortunadamente, todos esos son sueños rotos.

El universitario cartagenero cumpliría 24 años el miércoles 8 de noviembre, pero no lo dejaron llegar a esa fecha. La noche del domingo 5 de noviembre, al salir en su moto del restaurante Pekín -propiedad de su padre-, fue arrollado por el conductor de una camioneta. El hecho ocurrió en la diagonal 21 con Transversal 54, en el barrio El Bosque. Lea: ¿Iba borracho? Conductor atropella a estudiante de medicina y lo mata

Leung Wai Ming fue trasladado con vida a un centro asistencial, pero su cuerpo no resistió la embestida y minutos después falleció. El responsable, que al parecer estaba ebrio, se dio a la fuga. Desde entonces hay indignación en Cartagena y un inmenso dolor en los corazones de familiares, amigos y demás allegados al joven.

“Estoy muy dolida porque no es justo lo que le pasó a mi hijo”, expresó entre sollozos, de esos que si escuchas te conmueven el alma, Claudia Rodríguez, madre de Leung Wai Ming. Continuó describiendo a su primogénito: “Era muy servicial, cariñoso, siempre tenía una sonrisa inmensa en su boquita. Lo que más le gustaba era jugar con espadas y máscaras. Era muy dulce. A todo el mundo le decía una cualidad: “mi mami linda; mami estás rechula”; siempre con muestras de cariño y de afecto para todos.

“Le gustaba mucho la investigación. En la Universidad de Cartagena participó en un semillero. Era el primer nieto, el primer médico en la familia, el consentido. Cuando vi las cartas y mensajes que le escribieron sus amigos en redes sociales pensé: Dios mío, yo sabía que mi hijo era bueno, pero no sabía que lo querían tanto ni que él dejaba una huella tan grande en cada una persona que lo trataba”.

Su padre, Leung King Hon, lo destacó como “un joven muy aplomado, estudioso y muy colaborador” al que le apasionaba cocinar. “Casi todos los días me comentaba cómo le iba en sus estudios, en sus nuevas experiencias como médico y últimamente en el internado en Maternidad y Casa del Niño. Trabajo en mi negocio y casi siempre que él tenía tiempo libre me acompañaba, por lo general los fines de semana. Ahí era dónde más nos compenetrábamos, gozábamos trabajando y riéndonos”, comentó en un relato que culminó con un profundo “uff, cuánto dolor siento”. Pero antes agregó: “Él se merecía todo, todo, nunca tuve quejas de alguien sobre él”. Lea: “Waiming estaba feliz por su cumpleaños y por su logro universitario”

Juan Sebastián Ordóñez, quien fue su mejor amigo, expresó que la vida los cruzó en el Colegio La Salle, en el grado transición, y “desde entonces nunca nos separamos. Siempre fue muy alegre, optimista, comprometido, constante, muy inteligente, demasiado; disciplinado, carismático, sin vicios. Me decía que su único vicio era tomar café para ponerse enérgico en las mañanas. Uno de sus defectos era que tenía unos chistes muy malos (risas). Cuando quería defender algo lo defendía a capa y espada, y sobre todo bajo unos buenos argumentos”.

Y destacó más cualidades de Leung Wai Ming. “No importaba si estaba de turno o si estaba libre, él siempre corría a auxiliar a los demás. Sabía qué decir en todo momento, nunca te ibas a aburrir en una conversación con él y nunca necesitó una fecha especial para hacer una buena acción. Fueron unos grandes 19 años a su lado. Lo adoraba con mi alma. Él ahora es un médico celestial”.

Uno de sus tíos, Carlos Arturo Rodríguez, reiteró: “Podría utilizar todos los calificativos y quedaría corto para calificar a mi sobrino y no es porque sea mi sobrino. Sus compañeros de la Facultad de Medicina lo expresaron el martes en un homenaje: ternura, nobleza, inteligencia, sentido del humor, una sonrisa siempre, una mano tendida para ayudar a las personas, el adelantarse a hacer las cosas sin que uno se las pidiera era algo maravilloso de él. Y además de eso, el sueño que tenía de ayudar a las personas y de ser un excelente médico”. Lea: Rinden homenaje a estudiante que murió arrollado por una camioneta

Emerson Rodríguez, también tío, indicó: “Le admiraba mucho que tenía lo que para mí es un don, el de escuchar. La gente ahora habla, habla y no escucha. Él escuchaba a la gente y siempre tenía un tema de conversación, y de cualquier tema él podía hablar sin ningún inconveniente. Eso y una sonrisa siempre. Era una sonrisa que desarmaba, esa sonrisa es lo que más recuerdo de mi sobrino”.

“En nuestro corazón hay una gran tristeza, un vacío que se siente en el pecho que parece que ya no tuviéramos nada por dentro, aunque sabemos que él está feliz ahora, al lado de Jesús”, agregó su tía Sandra Rodríguez.

¡A tomar conciencia!

La madre de Leung Wai Ming envió un mensaje a los responsables de su dolor. “No es justo que lo que para unos puede ser diversión termine con la vida de una persona. Este dolor tan grande que estoy sintiendo no tendría que sentirlo ninguna mamá, ninguna familia, por algo externo. A mi hijo se lo llevaron por delante, sin socorrerlo siquiera. Si toman, por favor, no manejen. Sobre eso hay muchas campañas de prevención, no es un tema nuevo, entonces es egoísmo. Eviten esa prepotencia de querer manejar y tomar, y pensar que no va a pasar nada porque miren cómo se han llevado a toda una familia por delante. Estamos devastados”. Lea: Conductor borracho mató a niña de 12 años: fue capturado por la Policía

Su abuela materna, Amira Medina, se unió a ese clamor. “Mi amor murió injustamente, por la falta de respeto y de amor al prójimo de seres que no valoran la vida. No pensaron en el mal que podían hacer y que hicieron, dándole muerte a un ser maravilloso que tenía muchas ilusiones y nosotros con él. En el primer semestre de 2024 tomaba su grado de médico y ya tenía definido lo que iba a ser, lo que quería seguir siendo, una buen ser, un buen doctor, un buen ortopeda”.

“Te amaremos por siempre. Vuela alto primito de mi corazón”, añadió Paola Medina.

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