En semiología, si trazamos varias líneas y unimos vectores conformando una figura volcánica, quizá obtendremos como resultado la ilustración de un reactor nuclear, objeto que veíamos presentes una y otra vez en la intro de Los Simpson, mismo objeto que era utilizado en las serie animada de Matt Groening para indicarnos, en forma de sátira, que había algo de toxicidad y radioactividad alrededor de este negocio.
Se cree que las plantas nucleares son sinónimo de alerta y peligro; no obstante, hay países que buscan incorporar este recurso. En noviembre de 2022 el Gobierno de Jamaica anunció que estudiaría la posibilidad de incorporarla entre sus políticas energéticas. Su capacidad de generación garantiza el abastecimiento eléctrico y una buena racha de empleabilidad para los obreros, como CBI en Cartagena en sus mejores momentos. Muchos aún recuerdan esos salarios.
Por tentador que suene, es importante detenerse a revisar los estragos que ha provocado este modelo de negocio. El reconocido caso de la central nuclear de Chernóbil (Ucrania) en abril del 86 es el más conocido, pero no el único.
En 1979 en la central nuclear Three Mile Island, en Pensilvania, Estados Unidos, ocurrió un hecho sin precedentes; la crónica de una tragedia anunciada a medias, tapada con paños de agua tibia. Aquel accidente comenzó cerca de las 4:00 de la mañana del 28 de marzo de ese año, cuando se produjo un fallo en el circuito secundario de la planta; no obstante, esto no fue sorpresivo, los encargados de la planta días antes se dieron cuenta y trataron de evitarlo, pero no se le informó con claridad a la comunidad. Lea también: ¿Cómo protegerse de los rayos en las tormentas eléctricas? Siga estos consejos

“Metropolitan Edison envió gente de inmediato al límite de la planta. Detectaron una pequeña cantidad de yodo radioactivo en el suelo”, dijo con cara de pánico uno de los ingenieros en medio de una rueda de prensa. Esta escena de la vida real se puede apreciar en el documental.
La gente estaba aterrada, pues 12 días antes se había estrenado el film “El Síndrome de China”, una película que predijo hecho similares a lo que ocurrió.
“Mis hijos estaban en la escuela, el más pequeño estaba jugando afuera. Nos dijeron que todo estaba bajo control y yo les creí, no había razón para no hacerlo, este era el proyecto revolucionario de los últimos tiempos”, menciona Paula Kinney, una de las testigos en la docuserie de la plataforma de streaming.

El reactor afectado, el TMI-2, fue sometido a un largo y costoso proceso de descontaminación. Para limpiar se necesitó de un proyecto difícil que duró 14 años. El accidente redujo notablemente la confianza de la población en las centrales nucleares.
Tenemos un reactor nuclear
En países como el nuestro, la energía nuclear está prohibida, principalmente por razones de seguridad y medio ambiente. Aunque Colombia es un país con recursos naturales significativos, como petróleo, gas y energía hidroeléctrica, ha optado por no desarrollar la energía nuclear. Sin embargo, si posee un reactor nuclear, y este está ubicado en Bogotá y fue puesto en marcha desde el año 1965. Lea también: IA cartografía a los icebergs 10 mil veces más rápido que los humanos
Hace 56 años Estados Unidos de donó a Colombia un reactor. Esto ocurrió en el marco del programa Átomos para la Paz, que promovía el uso pacífico de la energía atómica. Uno de los objetivos principales del reactor nuclear colombiano es la aplicación pacífica, para divulgación de conocimiento geocientífico y para estudiantes o grupos de interés. El reactor Nuclear de Investigación IAN R-1 de Colombia hasta ahora no se ha pensado como un reactor en potencia.

La posibilidad de que el país comience a generar electricidad a partir de un reactor es lejana, independientemente de que Colombia sea miembro del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA). Algunas de las razones por las que en Colombia no se ha pensado en instalar una planta de energía nuclear es por los costos, y además, porque se considera innecesario, esto ante la creencia de que la riqueza hídrica que tenemos es suficiente para generar por medio de represas la electricidad que se requiere.
Los reactores nucleares, por mas reactivos y terroríficos que se vean en las películas tienen beneficios. En el caso de algunos países, la energía nuclear se utiliza para abastecer áreas remotas o aisladas, así como también impulsa el desarrollo de capacidades científicas y tecnológicas avanzadas.
Sobre el tema El Universal conversó con Julio Cantillo, Ingeniero Eléctrico, MBA y PMP, quien explicó algunos factores que se tienen en cuenta sobre todo al momento de poner a funcionar una planta nuclear comercialmente en cualquier territorio del mundo.
“Los reactores comerciales de producción de energía eléctrica, muy diferentes a los de investigación, enfrentan algunas barreras en Colombia y países del mundo. Lo primero es que es muy largo el tiempo entre planeación y puesta en marcha. Entre identificación del sitio, permisos ambientales y de construcción, obtención del financiamiento, y negociación de contrato de compra de energía. A nivel mundial se tardan en de 10 a 20 años para la PTO (planeamiento a operación)”, indicó Cantillo. Lea también: Comisión del Plan pide explicación de la zonificación de la Playa 5
¿Sería viable un proyecto así en Cartagena, o es una locura?
“En mi opinión personal, no es recomendable construir reactores cerca a ningún sitio turístico o de gran concentración de población. Aun la mínima posibilidad que haya una fuga de material fisible cancelarían cualquier consideración de construcción. Actualmente en el mundo entero, estos reactores están localizados en zonas alejadas y remotas”, respondió Cantillo.
Y agregó: “También tiene que ver el costo, debido a la complejidad de construcción, el costo de almacenamiento del material radiactivo para uso, el material radiactivo usado y el altísimo costo de los seguros hacen que el Megavatio-hora este entre los $112-$190 dólares, comparado con $100 para plantas de carbón. Y por último, hay un tema de percepción publica. Debido a incidentes muy graves (Chernobyl, 3- Mile Island y Fukushima), el publico en general es reacio a aprobar la construcción de reactores, a menos que sean extremadamente necesarios y no haya otra fuente de producción eléctrica”.