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Cartagena

Se puede vivir del plástico: la historia de una mujer en El Pozón

Las manos de Juana Carrillo y de sus colegas de El Pozón, sector Víctor Blanco, ayudan todos los días a que el mundo se mantenga más limpio y sano, dando otro uso a todo aquello que aparentemente ya no sirve.

Se puede vivir del plástico: la historia de una mujer en El Pozón

Juana Leonor Carrillo recicladora residente en el barrio El Pozón.

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Existen miles de formas de ayudar a salvar al mundo. La de Juana Leonor Carrillo empieza a las 3 de la mañana. Su rutina tiene la marca indeleble de 22 años de trabajo, de caminar las mismas calles, de recorrer la vida con sus puños empujando una carreta, en una zona de la Cartagena relegada por décadas.

Sus manos, antes sin protección, ahora se visten con guantes que se complementan con su overol azul. Su atuendo se combina con gorra y botas. Juana forma parte de un grupo de ‘guardianes ambientales’, que tiene embajadores en todas las latitudes, que trabajan incansablemente con un propósito común: dar una segunda oportunidad a lo que otros consideran desechos. (También le puede interesar: Reciclaje en Cartagena: generando impacto ambiental y bienestar económico)

Las mismas manos que trabajan con determinación temblaron de miedo cuando los paramilitares irrumpieron en su pueblo natal, Turbo, Antioquia, asesinando a personas y amenazándola de muerte si no lo abandonaba todo.

Una nueva vida en Cartagena

En busca de seguridad, Juana salió desplazada. “Vine a Cartagena porque mi esposo es de aquí. Llegamos a la casa de mis suegros en Nuevo Bosque, pero estábamos apretados ahí, así que vendimos la casa que teníamos en Turbo para comprar una en El Pozón”, explica mientras sus manos levantan un bulto de plásticos recién recogidos.

En Turbo, Juana se dedicaba al campo, a la costura y a prestar servicios de auxiliar de enfermería. Sin embargo, su rumbo cambió al llegar a La Heroica, en el año 2000. “Entré al reciclaje cuando se fundó una cooperativa aquí en El Pozón. Vi en este oficio una forma de ayudarme a mantener a mi familia”, relata. Han sido años de arduo trabajo y perseverancia.

Unida a otras manos

Juana es parte de la Asociación de Recicladores de Villa Pozón, conocida como Asorepoz. Sus manos trabajan en comunión con las de sus colegas Daneris Marimón y Yessenia Barraza. Con la ayuda de algunos de sus hijos, realizan jornadas de recolección de plásticos, vidrio, papel, cartones y metales en barrios cercanos como Las Palmeras, Villa Estrella, El Pozón y Villas de La Candelaria. “Lo que recolectamos lo traemos primero a nuestro depósito en El Pozón y luego lo trasladamos al Centro de Acopio Cartagena Amigable, una organización mayor que agremia a otras asociaciones de recicladores de otros sectores. Es como la sábana con la que nos arropamos”, complementa Juana, mientras sus compañeras clasifican lo que han recolectado en una mañana de viernes.

Este trabajo no solo brinda sustento a Juana y a su familia, también ha transformado sus vidas de manera significativa. “Gracias a Dios, mis hijos terminaron sus estudios. Construí dos apartamentos. Mi trabajo me satisface. Hoy tengo estabilidad y no me siento desesperada”, dice Juana con gratitud por su labor.

Por toda Cartagena

“Cartagena Amigable nació de un proyecto de Esenttia, para mejorar las condiciones de vida de los recicladores de oficio”, explica Amaranto Zabaleta, coordinador administrativo del Centro de Acopio. Esenttia, empresa que se dedica a la producción y comercialización de materias primas para la industria del plástico y referente en Economía Circular, actualmente sigue apoyando esta iniciativa para asegurar que el trabajo de estos “guardianes ambientales”, que además de beneficiarse económicamente, reciben un acompañamiento psicosocial y capacitaciones para el desarrollo de habilidades de liderazgo y de lenguaje.

“Con el Centro de Acopio Cartagena Amigable, beneficiamos a más de 130 recicladores y recicladoras de oficio, reconocemos y resaltamos su labor como un eslabón fundamental en la economía circular. Este emprendimiento social es un referente en la ciudad y también es un proyecto muy importante para Esenttia, pues contribuye a hacer realidad nuestro propósito superior: transformar y transformarnos por la sostenibilidad”. Así lo asegura Juan Diego Mejía, presidente de Esenttia. (Lea también: Cartagena, una ciudad en deuda con el reciclaje)

Los “guardianes ambientales” que aportan al Centro de Acopio Cartagena Amigable recolectan un promedio de 40 toneladas de residuos aprovechables al mes; esto son comercializados y usados como materia prima para nuevos productos. Así, el reciclaje es una actividad socioambiental muy importante para la sociedad que se enmarca en las segundas oportunidades: alarga la vida de los residuos y transforma la vida de las familias dedicadas al reciclaje.

La historia de Juana Leonor y su dedicación no solo es un ejemplo de trabajo duro y compromiso, también es una inspiración sobre cómo un oficio, aunque antes poco reconocido, puede tener un impacto significativo en la vida de muchas familias y en el cuidado del planeta.

Se puede vivir del reciclaje, pero también es importante que cada persona, como consumidores responsables, le demos vida al planeta, a través de nuestros aportes a los recicladores.

*Contamos esta historia gracias a una alianza de comunicación entre Esenttia y El Universal.

POR TODA CARTAGENA

La Asociación de Recicladores Unión de Esfuerzo (Arunes) y la Asociación de Recicladores del Caño Juan Angola son las otras dos organizaciones que hacen parte del Centro de Acopio Cartagena Amigable, la cuales trabajan en pro del medio ambiente.

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