Sensibles, cálidas, dependientes y orientadas a la gente. Así se espera que seamos las mujeres en contextos tan diversos como América del Norte y del Sur, Asia, África, Europa y Australia, según el libro ‘Measuring Sex Stereotypes: a Multination Study’ (1990), que informa los resultados de un extenso proyecto de investigación intercultural que identificó las creencias comúnmente sostenidas sobre las características psicológicas asociadas con hombres y mujeres.
A ellos, en cambio, se les supone dominantes, independientes, orientados hacia el trabajo y agresivos. Y son justo estereotipos de género como estos -tan asumidos y normalizados por la sociedad- los que han marcado, y siguen marcando, las ocupaciones. No obstante, cada vez más mujeres se salen del “molde” y se le miden a ocupaciones consideradas eminentemente masculinas.
Una de ellas es la cartagenera Érika Heredia Arias, quien a sus 46 años completa más de 13 rompiendo el estigma alrededor de las mujeres que manejan. Cuenta que por cerca de ocho años manejó un taxi, pero cuando Sotramac, una de las empresas operadoras de Transcaribe, abrió una convocatoria para conducir busetones, decidió participar.
“Cuando estaba en el gremio de taxistas habíamos más de 30 mujeres manejando taxi, con licencia de conducción C1. Para poder pasar a manejar busetones un compañero de Transcaribe me motivó a sacar la licencia C2 y a concursar”, recuerda. Pero eso no bastaba para ser escogida.
“Hicieron una pista de obstáculos con conos y fueron preseleccionando a quienes tenían menos tropiezos, después nos hicieron otra prueba en vía, ya relacionándonos con el tráfico, donde descartaron a otro grupo. Luego, en pruebas psicotécnicas, entrevistas y exámenes médicos también hubo muchos que salieron, y finalmente quedé entre los seleccionados. Desde el 18 de marzo de 2018 hasta el sol de hoy soy conductora de Transcaribe”.

La A114 de Flor del Campo y la A105 de Simón Bolívar, alimentadores con capacidad para 50 pasajeros que los cartageneros toman para ir de los barrios a Patio Portal, fueron sus dos primeras rutas y a estas se sumaron otras, hasta que el 15 de diciembre de 2021 Érika asumió un nuevo reto. Lea: Puntos donde podrás personalizar tu tarjeta Transcaribe en agosto
“Sotramac comenzó a crecer con más rutas, llegaron buses articulados y necesitaba personal, entonces nos dijeron que podíamos aspirar, pero que necesitábamos recategorizar la licencia C2 a C3. Yo lo hice en Barranquilla, durante unas vacaciones que pedí para no molestar a la empresa. Me dieron clases teóricas y prácticas, y obtuve la licencia C3, que es la máxima en categoría para manejar vehículos articulados públicos y vehículos de carga pesada”, relata Érika.
Presta servicios a usuarios de las rutas T100, T101, T103 y X106 y, ocasionalmente, a rutas en busetones. Este cambio le ha representado un mejor salario y un mayor aprendizaje pero, en especial, mayor responsabilidad.
“El articulado maneja más personal y avanza por el carril solo bus, que es una vía muy peligrosa, a la que ahora mismo no podemos llamar solo bus, porque tanto particulares como motorizados, ciclistas y peatones la invaden en cualquier momento y sin mirar, entonces, por más que uno quiera evitar la imprudencia, llega un momento en que se nos sale de las manos y ocurre una desgracia. No ha sido mi caso, pero sí el de muchos compañeros, y hay que estar bastante conectados con la vía para impedir que las imprudencias sean fatales”, advierte. Lea: Motociclista que murió arrollado por bus de Transcaribe era menor de edad

Lo que sí vive a diario son sustos. “He visto el accidente cerca, le he sacado el zigzag a las motos, he metido frenos bastante bruscos y bueno, gracias a Dios no ha pasado nada, pero si yo sufriera del corazón estuviera muerta hace rato. Los pasajeros se asustan, yo me asusto, pero no les demuestro que voy asustada. Sigo al frente de la operación”, afirma Érika. Lea: Video: Intentan agredir a conductor de Transcaribe tras choque de motos
Entre amores y odios
“Manejas mejor que los hombres”, “tú debes ser una mujer muy berraca porque manejar esta cosa tan grande...”, le comentan pasajeros a menudo; “esta mujer se la echo a cualquiera”, “me le quito el sombrero”, le dicen sus compañeros, quienes le demuestran respeto y admiración. Pero no siempre recibe flores.
“Además de las imprudencias viales sufrimos el maltrato del usuario. Nos culpan por el retraso de los buses sin saber el proceso que nos rige, que cada uno tiene una ruta y horas de salida, entonces a veces el carro que va adelante de el que yo voy a manejar no salió, porque por ejemplo se varó, y queda un espacio entre bus y bus. Cuando llegas a cubrir la ruta, los usuarios comienzan a agredirte verbalmente. Cuando los pasajeros permiten explicar, explico; pero no me gusta entrar en discusiones con ellos porque suelen estar muy ofuscados, pueden sacarme de casillas y hacer que terminemos en palabras groseras o agresiones físicas, que es lo que más evitamos. No me han agredido físicamente, pero compañeros han tenido problemas de ese tipo”, explica la conductora. Lea: Motociclista encañona a conductor de Transcaribe tras cometer imprudencia
“No entiendo. Muchas mujeres siempre tratan como de opacar a otras mujeres. En vez de apoyar más, lo que hacen es tratar de destruirnos. Siempre hay más halago y respeto por parte de los hombres que de las mujeres”.
Esto puede deberse a que las normas sociales construyen identidades y muchas mujeres, por su identidad de género, asumen que sus pares son menos capaces que los hombres para asumir ciertos roles. Por fortuna, estos estereotipos irían en picada. De acuerdo con los indicadores de distribución de mujeres y hombres ocupados por rama de actividad del Dane, en el trimestre de marzo a mayo de 2023, la rama de actividad con mayor número de mujeres ocupadas fue comercio y reparación de vehículos (1.851 frente a 2.158 hombres). Actividades de transporte y almacenamiento ocuparon el noveno lugar con 125 mujeres y 1.446 hombres. Entre esas mujeres está Érika.