Para los 300 habitantes de la vereda El Zapatero, ubicada en jurisdicción del corregimiento de La Boquilla, atrás quedaron aquellos días en los que tenían que recorrer alrededor de 2 kilómetros para ir a buscar el agua con el que se abastecían para poder satisfacer sus necesidades básicas.
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Con la finalización de las obras de acueducto, las cuales comenzaron en febrero de este año, las familias comenzaron a recibir el preciado líquido directamente en sus hogares, poniendo fin a una deuda histórica que tenía el Estado con esta comunidad.
Nilda Pérez Julio, una de las habitantes, indica que para ella, el agua ha sido un alivio. “Para mí ha sido una alegría porque sí sufrí bastante. Muchas veces no tenía la plata para hacer un viaje e ir a buscar el agua pero ahora sí me siento complacida”, dice.
Y es que eran casi $180 mil mensuales los que como mínimo tenía que pagar cada familia para poder abastecerse de agua, ya que la pileta comunitaria de donde se obtenía el líquido estaba ubicada a 2 kilómetros de la vereda. Por este motivo, se cobraban los viajes que se hacían por cada pimpina de agua.

“Teníamos años esperando esta oportunidad, por eso le damos las gracias a Dios y a todos los que perseveraron para lograr el objetivo. Ya no hay esa preocupación por el agua porque la tenemos aquí”, comenta Carmen Pérez, otra habitante de la vereda.
Años de lucha
Luis Fernando Pérez, delegado de la Junta de Acción Comunal de El Zapatero, indicó que son más de 20 años los que la comunidad viene luchando para por fin lograr la construcción del acueducto, sin embargo la falta de voluntad política siempre fue enemiga de que el proyecto fuese una realidad.
“Las administraciones que venían siempre veían el valor del proyecto y no el beneficio para las familias, porque decían que era mucha plata para muy pocas personas”, explica Pérez. Sin embargo fue en el 2022 que se pudieron concretar los recursos para materializar las obras.
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Fueron $1.020 millones los que se invirtieron gracias a recursos de regalías departamentales, con los cuales se instalaron las tuberías, las acometidas domiciliarias y los micromedidores.
“La llegada del servicio de agua potable fue un cambio de aquí a la luna. El desarrollo de las comunidades lo dan las vías y los servicios públicos. Eso genera bienestar y mejor calidad de vida. El agua es importante y más aquí porque esto es una zona rural, cuando llegan las sequías es más difícil para las personas que tienen sus cultivos”, indica Pérez.

Y es que en El Zapatero son muchas las personas que se dedican a la agricultura, por lo cual el agua resulta fundamental para potenciar los proyectos productivos de la vereda y mejorar los ingresos de la población.
“La llegada del agua a El Zapatero es la bendición más grande que hemos podido tener, más que la luz, más que la vía, porque estamos hablando de un derecho fundamental, que es lo mínimo que se merece el ser humano”, sentencia Pérez.
Lo que falta
Con la llegada del agua, la vereda El Zapatero ya cuenta con dos servicios públicos: el agua y la energía eléctrica. Les falta el gas, que esperan que en los próximos años pueda instalarse, y el saneamiento básico, el cual ya está siendo gestionado por el Distrito.
El proyecto de saneamiento básico consiste en la construcción de dos pozas sépticas para cada una de las 85 viviendas que conforman la vereda. Una de las pozas será para el descargue de sanitarios y la otra para el manejo de las aguas residuales.
Con esto la comunidad espera que su calidad de vida siga mejorando y así poder avanzar hacia el desarrollo que por tantos años han estado esperando.