Aris María Barrios es una mujer de 66 años que lleva 30 viviendo en Cartagena proveniente de Cristo Rey, Córdoba. Contó que por la situación de pobreza que estaba atravesando decidió desplazarse hacia la capital de Bolívar para poder tener una mejor calidad de vida. Lea: ¡Qué bonita labor! Regalan alegría y comida a niños de El Pozón
Esta mujer actualmente vive en Isla de León, un sector deprimido ubicado en lo último de El Pozón. Sin embargo, asegura que la pobreza está en la mente. Siempre está dispuesta en tener su hogar limpio y vestir con su mejor pinta, como dicen en Cartagena. También le puede interesar: León: una Isla que no es paradisíaca
“Me desplacé para tener un mejor nivel de vida para mis hijos y para mi. En ese tiempo me vine con cinco hijos. Vine a dormir en la sala de una amiga con mis niños, todas eran hembras. Posteriormente tuve una unión que me entregó otros dos hijos”, dijo Aris María.
Relató que siempre le ha gustado ser una mujer independiente porque como no estudió no le pagaban bien: “A mi me tocó sobrevivir. Siempre viajé a Maicao, vendía coco, plátano, pescado... Cuando vi que las cosas estaban pesadas por La Guajira me vine para Cartagena. Nunca había venido”.
Aris María es consciente que todo lo que ha logrado hasta ahora es gracias a Dios, razón por la que diariamente le rinde pleitesía. “Me tocó duro porque era madre soltera, después conocí una persona en Sanandresito y aprendí a hacer fritos. Hasta el día de hoy vivo de eso”, agregó.
Es una mujer agradecida. A pesar de las dificultades es feliz porque mucha gente “le tiende la mano”, pues la apoyan cuando ella vende fritos, pasteles y otras delicias. “Casi todas mis hijas tienen el mismo arte. Tengo una hija que con mucho sacrificio estudio Derecho, mi hijo estuvo en el Ejército, inició sus estudios en la Universidad de Cartagena, pero no terminó. Ahora es jefe en una empresa”, explicó.
Mientras nos contaba lo vivido se le notaba tranquilidad. Su mirada reflejaba la satisfacción de lograr sacar a sus hijos adelante a pesar de las dificultades. Su sonrisa da paz, razón por la que sus vecinos la consideran un ejemplo a seguir.
“Hemos salido adelante honestamente en este barrio. Yo digo que no es el lugar sino los principios y cómo te forman en tu hogar. A pesar de mi edad todavía dependo de mi misma. Yo tenía un negocio en una tienda del Pie de la Popa, ahí duré 15 años fritando. Cuando vino la pandemia que recogieron a todos los adultos mayores que tuvieran enfermedades de base, yo caí en esa restricción”, agregó Aris María.
“Siempre he sido muy creyente y creo que Dios todo lo da en su tiempo perfecto. Me quedé en mi casa, un día cualquiera conocí mucha gente y como siempre he sabido comportarme me contrataban para casa fincas y eventos grandes. Mi negocio ha seguido virtual, me piden hasta 300 fritos. Yo no estudié pero Dios me ha dado una inteligencia natural. No he recibido nada del Gobierno, todo lo que tengo es porque soy una mujer berraca”, indicó.
Su emprendimiento se llama ‘Delicias doña Mayo’, allí no solo ofrece fritos sino deliciosos pasteles al por mayor todos los domingos. Te invitamos a apoyarla para que ella pueda seguir mejorando sus condiciones de vida.