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Cartagena

¡Qué bonita labor! Regalan alegría y comida a niños de El Pozón

El Universal visitó a Isla de León, conoce la magnífica historia que encontramos en medio de la dificultad.

¡Qué bonita labor! Regalan alegría y comida a niños de El Pozón

Colaboradores de Sonrisas de León contando sus experiencias. // Nayib Gaviria - El Universal

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Ser feliz en medio de situaciones adversas es muy difícil de entender, y más cuando diariamente tienes que luchar contra la pobreza y el hambre. Tener que salir a la calle a “rebuscarse” con las altas temperaturas que azotan a Cartagena es una labor maratónica que resaltar, salir a buscar el pan de cada día y dejar a los niños en casa es desprenderse de ellos para poder alimentarnos. Lea: León: una Isla que no es paradisíaca

En Isla de León la situación es difícil. Entre un canal natural, olor a leña, niños corriendo por sus polvorientas calles y el virus de fiebre que ha atacado a decenas de niños de la zona, se levantan unas sonrisas que te hacen dejar a un lado las malas experiencias que se viven casi a diario. También le puede interesar: Los niños de El Pozón que aprenden a nadar para salvar vidas

El pasado 1 de junio El Universal se acercó hasta la zona, atravesamos todo El Pozón hasta llegar a un puente que ha resistido el paso de vehículos pesados.

Ese día, en la calle principal olía a pescado frito, a lo lejos se veían niños esperando asistir a una jornada lúdico-deportiva que desconocíamos.

Llegamos al sitio y lo primero que nos pregunta un niño es que quiénes éramos, estaba feliz porque nunca nos habían visto, claro, una camioneta con cámaras estaba en el lugar, para él era su oportunidad de “ser famoso”, bueno, no famoso, porque su personalidad es más que eso.

Nos contó que en su casa tenía una cámara porque quería ser fotógrafo. Nos habló de programas de diseño que le habían comentado, dice que quiere salir adelante porque quiere cambiarle la vida a su familia. Mientras hablábamos con él, en el fondo se escuchaban a dos niñas que ingresaban a una fundación que se llama Sonrisas de León. Consulte además: Video: Los niños de El Pozón que están aprendiendo a nadar

“Eres venezolana o cartagenera”, le pregunta una niña a la otra. Esta última le dice: “sí, viví en Bogotá, pero me vine para acá con mi familia. En Venezuela estudiaba en un colegio grande, era muy diferente a los de acá”.

Ambas sonrieron y se sentaron en una silla. Casi al instante llega Ross Morales, director de la fundación Sonrisas de León que las abrazó y las invitó a participar en la actividad que se adelantaba en el marco del cumpleaños 490 de Cartagena.

Video:

La idea de la jornada era que los niños participaran y antes de asistir a clases almorzaran. ¿Recuerdan el olor a pescado que les comenté al inicio del texto?, bueno, esa comida era para ellos. El arroz de coco con ensalada de aguacate era el manjar de ese día. ¡Era magnífico!

Mientras los niños saltaban, jugaban y participaban en diferentes actividades dirigidas por el Instituto de Recreación y Deporte de Bolívar (Iderbol), otros ingresaban a la fundación para pedir un remedio que les calmara la fiebre. “Muchos niños del sector están así, la fiebre nos ha atacado”, dijo Morales.

Cerca de las 11 de la mañana ya eran decenas de niños que estaban jugando en la calle, lo magnífico de todo es que ellos fueron a la actividad con su mejor pinta. Ross nos contó que les ha inculcado a ellos vestir bien para romper con la mentalidad de pobreza. Otros infantes estaban uniformados porque de ahí se iban a estudiar.

Diariamente son decenas de niños que van a almorzar en Sonrisas de León, Ross nos dijo que actualmente tiene seis hijos, infantes que les fueron entregados por una mujer que no podía mantenerlos, dice que son su vida, pero en el sitio casi todos lo ven como un padre.

Nos contó que su proyecto se inició de la nada, que un día visitó la zona y le sorprendió la situación socio-económica que atraviesan los habitantes del sector. Se acercaba la hora del almuerzo y la emoción se notaba en el ambiente. “Niños, venga a comer”, gritó Ross. Ese momento fue fabuloso, la mirada de los niños se iluminó y sus sonrisas resplandecían.

Todos en orden corrieron a hacer la fila, incluso, una niña que no era del sector y que fue de visitante, se asombró y quiso compartir con ellos. En Isla de León no hay exclusión, todos hablan con todos y la solidaridad se apodera de cada rincón.

Ana Morelos es habitante de Isla de León, en medio de su timidez nos contó que le fascina cocinar en la fundación porque su corazón es feliz de aportar a mitigar el hambre de los niños. Ese día el olor y sabor a comida hecha a leña era fantástico. Por otro lado, Vladimir Álvarez, chef de profesión decidió ofrecer su profesión para ayudar a otros.

En su relato nos dijo que vive en Parque Heredia y que no le importa atravesar todo El Pozón para llegar a Isla de León. Estas tres personas visibles, entre las decenas que están detrás de Sonrisas de León, hacen posible que esa población deje atrás la difícil situación económica que atraviesan y disfrutar de una comida diferente.

Este tipo de acciones son posibles gracias al buen corazón de muchas personas, situación que puede ser replicada por ustedes y por mi. Recuerda, a veces creemos que nuestras situaciones son difíciles, pero hay personas que están peores que nosotros. Ayuda a tu prójimo sin temor, pues seguramente recibirás buenos resultados.

Dad de gracia, lo que de gracia has recibido.

Bonus track: Isla de León es un sector de El Pozón.

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