Jueves, 1 de junio. Cartagena cumple 490 años de fundación. Cremas decorativas rojas, amarillas y verdes cubrieron a decenas de tortas, en medio de elegantes eventos de guayabera blanca y vestidos de lino. El alcalde de la ciudad invitó a los concejales a tratarse bonito. El himno compuesto por Daniel Lemaitre puso de pie a mucha gente, que volverán a pararle bolas en un año, en una conmemoración similar. (Lea: En Cartagena hay una “cueva de rateros” que la lluvia desplomaría)
Miércoles, 1 de junio. 2033. Cartagena cumple 500 años desde que Pedro de Heredia puso sus botas sobre ella. Para ese momento, muchos en la ciudad proyectan, y anhelan, que las verrugas que hoy afean el Centro Histórico, la cara turística de la Heroica, sean cauterizadas.
Otrora escenarios icónicos de la Cartagena antigua e ínclita, como la Plaza de los Coches, la Plaza de la Paz, el Parque Bolívar, el Camellón de los Mártires y el Parque Centenario, hoy son tarima de la oscuridad, la prostitución, el tráfico de drogas, la inseguridad, la desidia y el abandono gubernamental.
Los problemas que han colonizado esos escenarios, han de tener revolcando las cenizas y vestigios de un cartagenero que los diseñó y los creó, pues hoy son grandes bazares de la carne humana y de la satisfacción de bajos instintos que siempre tendrán sed, en medio de la adicción y las carencias políticas.
Hablo de Luis Jaspe, quien al morir el 13 de mayo de 1918, el gobierno departamental decretó tres días de duelo. En la actualidad, la arquitectura y otros menesteres se han visto opacados por profesionales del sensacionalismo y del qué dirán mediático; no obstante, nunca habrá un influencer que llegue a brindarle tanto a la ciudad como el literato y filósofo del Colegio de La Paz.
Su obra arquitectónica y urbanística tiene un especial significado, debido a que sus saberes los puso a la orden de la formación de la República, a finales del siglo XIX, cuando los ideales políticos se maduraban a base de caballete y cincel, en vez, como es ahora, de mercadeo de votos, peleas en Twitter y enredos disciplinarios.
Cuenta Juan Carlos Lecompte, tataranieto de Jaspe, que su pariente lejano fue una especie de gran bartender coctelero. “Logró con éxito una amalgama estilística, pues su arquitectura republicana mezcló estilos neoclásicos, renacentistas, góticos, barrocos; y agregó a su receta distintas influencias francesas, inglesas e italianas en diferentes dosis, derivadas de la Revolución Industrial y los cambios que provocó en los materiales de construcción, en el hierro y en el hormigón”.

Bocetos de Luis Jaspe.
Su obra
Es real y triste. Es probable que si hoy se le preguntara a los cartageneros que toman cerveza Donde Fidel, o a los que vitrinean libros en el Centenario que no comprarán o a los que toman tinto en las bancas del Parque Bolívar (hoy en remodelación), si conocen a Luis Jaspe, estos digan que no. Una gran mayoría, seguro.
Por consiguiente, no solo sus familiares sino múltiples voces claman que, en una ciudad a la que a veces no le cabe un evento o un homenaje, la remembranza a quien contribuyó tanto a definir su estilismo sea más imponente. No solo con homenajes que solo dan resaca o monumentos que se convierten en orinales, sino con exposiciones itinerantes que agrupen muestras representativas de los distintos periodos de su vida y se divulgue en las aulas de clase la importancia de Jaspe en la historia de la transformación urbana de Cartagena.
No solo con asfalto se contribuye a una mejor sociedad, pues el respeto de sus legados es lo que propiciará su eternidad. Mientras, con su saco de alpaca negra, su cuello de pajarita y su corbata negra, un bigotón Jaspe seguirá susurrando por las calles de una ciudad tan acostumbrada a sus fantasmas.
1889: intervino en la adecuación del parque Fernández de Madrid.
1880 - 1890: diseñó el frontis para el Cementerio de Manga y varios mausoleos instalados allí.
1904 - 1907: trazado de la primera urbanización con proyección moderna en Manga.
1904: construcción del edificio del Mercado Público en la bahía de las Animas.
1904: casa Rosa Antonia, en el Pie del Cerro.
1907: construcción del Banco Bolívar.
1904-1905: diseño de la fachada del Convento de San Diego.
1916: en compañía de Pedro Malabet, intervinieron la casa Antonio Araújo.