El pasado 16 de mayo la Alcaldía de Cartagena informó sobre el cierre definitivo de Chica Linda, sitio de entretenimiento para adultos que está en la bomba El Amparo. La secretaria del Interior, Ana María González-Forero, explicó que el cierre del establecimiento fue impuesto por la Inspección de Policía de la Localidad Histórica y del Caribe Norte tras la acumulación de cuatro comparendos y suspensiones temporales en el último año.
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La funcionaria enfatizó que la suspensión deberá mantenerse aún en los cambios de nomenclatura, razón social o responsable de la actividad. “Las actividades comerciales que hoy se están ejerciendo aquí no pueden ser nunca más”, precisó.
El Distrito informó que con ese cierre definitivo “se avanza en la estrategia de la lucha contra la explotación sexual y la trata de personas en Cartagena”. Destacaron que dicho operativo contó con la participación activa de la Policía Judicial de Migración Colombia y la Policía Metropolitana de Cartagena.
Horas después del sellamiento de dicho establecimiento comercial, el administrador de Chica Linda dijo a medios de comunicación que debido al cierre del club nocturno, las mujeres que laboraban en ese sitio tendrían que emigrar al Centro Histórico.
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“Desde que la señora Ana María entró al cargo hemos sentido una persecución. En otras administraciones se realizaban operativos, pero algo de una vez al año, pero en esta administración ha sido muy seguido. Este negocio, en sus 20 años de funcionamiento, nunca causó ningún tipo de violencia ni encontraron droga, ni menores de edad”, dijo Ernesto Teherán, propietario del establecimiento.
Agregó que el cierre deja sin trabajo a casi 100 personas, entre mujeres y empleados de planta. “Esto conllevará a que las mujeres que trabajaban acá se vayan para el Centro Histórico, lugar turístico donde las mujeres que se dedican a esta labor lo hacen sin tapujos”, sostuvo Teherán.
Estas declaraciones abrieron el debate tras la inminente llegada de las trabajadoras sexuales al cordón amurallado, donde en las noches es frecuente encontrar ofrecimientos de mujeres para este tipo de actividad.
Isabella Restrepo, del colectivo de residentes Somos Centro Histórico, aseguró que el cordón amurallado es un ecosistema social frágil. “En el momento en que se deja su rumbo en manos solamente del mercado se rompe su equilibrio. Esto lleva al incumplimiento de las normas para satisfacer la demanda económica y así le abre las puertas al turismo sexual”, acotó Restrepo.
Y aseveró: “Recuperar el equilibrio requiere urgentemente que los actores aceptemos que tenemos un problema grave y que luego trabajemos juntos para resolverlo. Todavía estamos en la etapa de negación, por eso estamos lejos de comenzar a solucionar”.
En medio del debate, Ana María González-Forero, a través de su cuenta de Twitter, publicó que desde la Alcaldía se trabaja todos los días para que “Cartagena sea la ciudad más difícil de Colombia para este turismo -sexual- depredador e innecesario”. Citó el preocupante panorama del turismo sexual en Medellín y la “facilidad” que tienen los extranjeros para adquirir este tipo de servicios.
La funcionaria del Distrito hizo algunas precisiones relacionadas con la trata de personas y la prostitución. Dijo que la primera es un delito en el que una persona gana beneficios por la explotación de otra. “Esta tipificada en la Ley 985 de 2005. En esa ley se tipifican varios comportamientos como trata de personas: la prostitución ajena u otras formas de explotación sexual, los trabajos o servicios forzados, la esclavitud o las prácticas análogas a la esclavitud; la servidumbre, la explotación de la mendicidad ajena, el matrimonio servil, la extracción de órganos, el turismo sexual u otras formas de explotación”, explicó.
Y reiteró: “Una mujer que se dedica a la prostitución por sus propios medios y devenga por ello sus propios recursos no es sujeto de esta ley, pero los terceros que ‘comisionan’ u obtienen ganancias de la prostitución sí”.
González-Forero explicó que las decisiones de cierres de establecimientos no las toma la Secretaría del Interior, sino las inspecciones.
A través de redes sociales hubo una controversia por el cierre de Chica Linda, avivándose el debate por la prostitución en la ciudad. Gustavo Ortíz criticó la gran cantidad de trabajadoras sexuales en las calles del Centro Histórico. “Hay más trabajadoras sexuales que turistas”, cuestionó, y pidió acciones contundentes a la Alcaldía. Jorge Cuéter opinó: “Se perdió el buen ambiente en Cartagena”.
No se puede dejar de mencionar que el Distrito, a través de la Gerencia del Centro Histórico, realiza campañas y operativos para luchar contra las distintas problemáticas en este sector, como la mendicidad.