Misterio, angustia y dolor. El caso de Lila Zambrano Bolívar ha causado gran impacto en la ciudad, pues la fisioterapeuta de 40 años no aparece y su carro fue encontrado quemado en la mañana del domingo de la semana pasada (7 de mayo) en la variante Mamonal-Gambote, junto a una cuneta y cerca de Tubocaribe. Una versión es que podría tratarse de un accidente, pues el carro se estrelló contra dos postes de energía eléctrica. En el vehículo encontraron un cuerpo totalmente calcinado en el puesto del conductor.
El cuerpo sin identificar fue llevado por las autoridades a la morgue de Medicina Legal. Por el estado en que quedó fue trasladado a Medellín para determinar si es el de Lila o no. Se esperan los resultados de las muestras de ADN que le tomaron.
Pese a ello, los parientes de Lila guardan la esperanza y esperan que siga con vida. De hecho, cercanos han repartido y pegado volantes en distintas zonas de la ciudad con su foto, pidiendo información a quien pueda saber de ella. Le puede interesar: ¿Qué pasó con Lila Zambrano?: “El que tenga a mi hija que me la devuelva”
El testimonio
Tras la desaparición de la fisioterapeuta, son muchas las hipótesis que se han tejido. Y ante los distintos comentarios y algunos señalamientos por parte de un familiar de ella, una de las últimas personas que estuvo con Zambrano decidió hablar.
Se trata de un abogado, al que llamaremos Rubén por cuestiones de seguridad, con quien departió Lila horas antes de su desaparición. Este ya entregó su testimonio a la Fiscalía y se puso a sus órdenes ante las indagaciones. El hombre relató en exclusiva para El Universal que el sábado, a las 3 de la tarde, recibió la llamada de un amigo, quien le dijo que estaba en la tienda ‘Donde La Mona’, en el sector El Carmen del barrio Las Delicias. El amigo estaba con su hijo.
“Un amigo me pidió que llegara y yo me fui para allá en una mototaxi. Me bajé frente a ‘El Coreano’ y caminé a la tienda. Ya ellos estaban tomando, así que me senté y empezamos a departir y a charlar. Cerca de las 7 de la noche, algo así, estaban unas muchachas sentadas al fondo de la tienda. Mi amigo fue al baño y cuando sale, conversa con una chica. Todo risas, todo cordial. Luego voy yo también al baño y cuando salgo, llego a la mesa de la muchacha y la saludo. A mí me llamó la atención y empezamos a charlar. Le pedí su número y le timbré de mi teléfono, eran como las 7:30 de la noche. Yo regresé a la mesa y seguí con mis amigos”.
Rubén* cuenta que pagó la cuenta con sus amigos y luego llegó la novia de uno de ellos.
“Estábamos sentados y en el momento se para Lila con su amiga y llegó un primo de esta última, un muchacho que al inicio no estaba; un muchacho alto, pelo negro, joven... Me lo presentan y la amiga de Lila me dijo que iban para su casa en Los Caracoles a tomar cervezas, pero yo lo que quería era comer primero”. El abogado cuenta que dejó que ellos se fueran y les dijo que él llegaría después a Los Caracoles, que llamaba a Lila a su celular para confirmarles si llegaba a la casa de la amiga de Lila o no. El hombre se quedó solo en la tienda tomándose otra cerveza, porque sus amigos también se marcharon. Luego, uno de sus amigos regresó con la novia y le preguntaron qué había pasado con la muchacha a la que acababa de conocer, con Lila.
“Les dije que más tarde la iba a llamar a ver si llegaba a donde ella estaba en Los Caracoles. Me despedí de mi amigo y fui a un cajero frente a La Castellana para sacar plata, y después regresé a la tienda en Las Delicias”. Rubén* cuenta que saludó a dos amigos y que luego Lila le escribió al WhatsApp.
“Me dice: ‘¿Siempre vas a venir?’. Entonces yo le dije que me mandara la ubicación. Yo camino hacia la carretera de El Bosque, cojo una mototaxi y llego por el mapa que ella me envió. Estaban en la casa de la amiga; entré, saludé y me sacaron una silla. Me dieron una cerveza y al rato me dijeron que se habían acabado. Yo di dinero y se compraron más cervezas”.
“Lila me dice: ‘¿Qué hacemos, para dónde vamos? Si quieres comemos algo’. Yo le dije: ‘Pues te veo como un poco mareada’. Salimos de la casa y nos dirigimos un sitio que se llama Punto Corona, en Los Caracoles, eran como las 11 de la noche, no recuerdo bien. En ese lugar nos dijeron que había que pagar cover y por eso yo no quise entrar. Luego llegamos a otro establecimiento y nos tomamos dos cervezas. Lila no quiso que comiéramos y luego me pidió que la acompañara a su apartamento, en un edificio en Las Delicias, cerca de la tienda donde estuvimos en la tarde de ese día, pues iba a sacar su carro”.
Lila subió a buscar las llaves del vehículo y Rubén se quedó en la recepción. “Ella bajó y estaba con una señora, que parece que era una vecina, a la cual me presentó. Luego fuimos al carro y salimos, pero ella estaba manejando muy acelerado. Por eso en el semáforo de San Pedro yo le dije que iba a manejar; ella se pasó para el puesto donde estaba yo, y yo me bajé y me pasé a manejar el carro. Nos dirigimos a Santa Mónica a buscar un sitio de comidas rápidas. Cuando vamos pasando después del SAO, frente a un sitio que se llama Covacha, ella me dice ‘detente, detente, frena’. Cuando yo me parqueo, ella se baja y saluda a dos señores que estaban en las afueras de Covacha. Uno tenía barba y una gorra, moreno y otro gordito, trigueño. Yo me bajo y le dije a Lila que comiéramos algo en un sitio que estaba al lado”. Los dos comieron en ese lugar. Rubén asegura que Lila quería seguir rumbeando, pero él le dijo que ya era hora de regresar a casa. Lea aquí: Mujer desapareció y su auto lo hallan quemado: “No sabemos si es mi hermana”
“Las llaves del carro estaban en la mesa, yo las tomé, pero ella me dijo: ‘Dame las llaves, yo te llevo a tu casa’. Yo seguía insistiendo que ya era muy tarde, pero ella me dijo que se iba a quedar, que si quería ella me llevaba a mi casa. Yo le dije que no se preocupara, que yo me iba caminando porque estaba cerca. Me dijo que me bajara. Yo me bajé del vehículo, ella dobla a la derecha y sube nuevamente a la avenida del SAO -La Troncal-. Yo me fui para un estanco que está junto a Covacha a ver si allí estaban conocidos míos que suelen llegar a ese lugar. En ese momento me percato que estaba nuevamente el carro de Lila parqueado frente a Covacha y vi que estaba allí, sentada con los dos señores que había saludado antes, vi que estaba hablando con ellos. Intuí que tenían una relación cercana y me fui para mi casa”. Rubén* dice que al día siguiente no le escribió a Lila. Explica que el lunes a todos los que lo contactaron, incluido un hermano de Lila, les relató lo sucedido. Al encontrarse el cuerpo, cuenta que el hermano de la fisioterapeuta lo llamó alterado, pero que este respondió con calma. Espera que se revisen las cámaras de los lugares que visitó con Lila y se esclarezcan los hechos.
Habla su abogado
Jorge Jaller Bustillo, abogado e investigador especialista en derecho penal y en ciencias forenses y técnicas probatorias, asesora a Ruben*. Defiende su inocencia frente a la desaparición de Lila Zambrano y por eso se puso a órdenes de las autoridades.
“Nos pusimos a órdenes de la Fiscalía General de la Nación para que mi cliente fuera escuchado en calidad de testigo. El narró todas las circunstancias de tiempo, modo y lugar, desde el momento en que conoce a la muchacha hasta que él decide irse para su casa. Entendemos el dolor que hay por este caso, porque era una mujer muy querida en la sociedad, una profesional. Sin embargo, entendemos el dolor de sus familiares, pero no podemos sobrecargar a alguien con insinuaciones o con sospechas sobre algo en lo que él no tiene nada que ver, hasta el punto de recibir amenazas. No las hemos denunciado porque entendemos el dolor familiar que impera”, indicó.
Jaller recomendó a la Fiscalía hacer una prueba de geolocalización a través de las celdas telefónicas del celular de Lila Zambrano. Así mismo, sugirió que se revisara el registro de llamadas que hizo la mujer y se pidieran todas los vídeos de las cámaras de los lugares mencionados y los testimonios de quienes acompañaron a la desaparecida mientras departió con Ruben*.
“Entendemos el dolor de la familia de Lila y nosotros también como ciudadanos estamos tristes porque se trata de un ser humano, de una buena persona y por eso queremos llegar hasta las hasta las últimas consecuencias para esclarecer estos hechos”, afirmó Jaller.
