La señora Esther María Pérez Ortiz afirma tener casi 30 años vendiendo fritos en el Centro Histórico, en una mesa que ubicó alrededor del Palito de Caucho, aledaño a la Torre del Reloj. De allí se ganó el sustento para sacar adelante a sus hijos y también creó empleo.
Su puesto se volvió tradicional y solía ser frecuentado diariamente por decenas de personas; sin embargo, tras un operativo de restitución del espacio público en esa zona, la señora Esther y su familia se quedaron sin su habitual espacio para obtener ingresos. Lea: Expectativa por el turismo en Cartagena durante Semana Santa
Y no solo ellos perdieron su puesto de venta de fritos, ya que otras nueve personas que se dedicaban a comercializar almuerzos también fueron retiradas de los bajos del Palito de Caucho. Allí instalaron una carpa y permanecen uniformados de la Policía Nacional que, además de garantizar la seguridad de la zona, evitan la llegada de los vendedores estacionarios. Lea: ¿Semana Santa en Cartagena? Conozca todos los planes que podrá hacer
“Seguimos vendiendo en los alrededores, en los callejones, nos toca salir a caminar porque ya no nos dejan estar en el Palito de Caucho. Nosotros teníamos allí muchos años y nos sacaron sin socializarnos nada. Simplemente llegaron, instalaron un comité de turismo y nos dijeron que no podíamos seguir allí. Ya perdimos toda la clientela, nos está yendo muy mal. Y a la señora de la mesa de fritos ni siquiera le tuvieron en cuenta que ella gozaba de confianza legítima y que cada año participa en el Festival del Frito. Nosotros tenemos niños pequeños, familias que mantener, no es justo que nos hayan sacado de esa forma. Siempre que hacen esos operativos hay alguna especie de compensación, de reubicación, pero con nosotros ni siquiera hubo una explicación”, aseguró Luis Enrique Batista, vendedor de almuerzos en el Centro.
Los denunciantes aseguran que siempre mantuvieron la zona limpia, recogían todos los residuos y solo permanecían allí por unas cuatro horas, desde las 11 de la mañana hasta las 3 de la tarde, razón por la cual no aprueban la decisión del Distrito de impedirles seguir trabajando en el lugar. Lea: Conozca por qué la revitalización del ‘Palito de Caucho’ cuesta $48 millones
“Hacemos un llamado a que se nos respete el derecho al trabajo digno, no estamos robando, no vendemos vicio, solo vendemos comida bien hecha. Pedimos que nos den un espacio, que nos acomoden en un lugar donde podamos comercializar los almuerzos”, finalizó Batista.
Este medio se comunicó con la Gerencia del Centro Histórico para conocer su posición frente a las quejas de los vendedores, pero no hubo respuesta.