Los residentes del edificio Las Palmas, en la urbanización Anita, afirman sentirse en una isla pero no rodeados de aguas cristalinas sino de aguas estancadas y malolientes en medio de una extensa área llena de vegetación.
Es un edificio con cerca de 35 años construido, el primero en la zona, que se quedó sin vecinos directos ya que al poblarse el barrio las calles y casas quedaron distantes. Sus residentes no tienen con quien socializar al abrir sus puertas porque a los lados solo hay monte y un panorama desolador.
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Pese a ello, para los moradores el problema no es estar aislados sino los perjuicios derivados de esos terrenos enmontados. Aseguraran que allí salen constantemente culebras, ratas, mosquitos, y además las aguas se quedan estancadas por largos periodos propiciando la aparición de enfermedades respiratorias.
“Yo compré un apartamento aquí este año y cuando me mudé me pusieron al tanto de todo lo que ocurría alrededor. Realmente es angustioso tener esos lotes baldíos tan cerca, cuando llueve el agua atraviesa un muro de contención que tenemos y se nos mete de este lado. Lo que sabemos es que Transcaribe es dueño de un lote y una importante firma constructora es la dueña del otro, por eso necesitamos que vengan a darnos solución”, sostuvo la propietaria Lorna Urzola.
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Las Palmas es considerado el edificio más antiguo de lo que hoy es Anita y Providencia. En los últimos años estos barrios han crecido en urbanismo pero Las Palmas parece haberse estancado en el tiempo. La fachada sigue igual y se teme que a raíz de las aguas estancadas algunas bases de la estructura estén debilitadas.

En este estado se encontraba la zona hace algunos meses. //Foto: Óscar Díaz - El Universal
“Queremos que hagan una intervención urgente en ese monte, que construyan o que le hagan una limpieza profunda, porque no podemos seguir en esas condiciones. Este es un buen estrato, gozamos de buena ubicación, pero nos invaden las culebras, las ratas y los mosquitos”, añadió otro residente.
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Los denunciantes también lamentaron la poca seguridad en la zona, ya que suelen ser testigos de atracos cometidos a transeúntes cuando van por la vía principal y pasan por el frente del predio enmontado. Al parecer, los delincuentes se esconden en los matorrales y saltan de forman repentina para hurtar a sus víctimas.
Como si fuera poco, algunos inescrupulosos llegan al sitio a arrojar escombros y basuras, causando una grave contaminación y olores nauseabundos.
Consultados sobre la afectación cerca de Patio Portal, desde Transcaribe informaron que los lotes donde ejercen su operación están debidamente delimitados por un cerramiento.
“El lote en mención, señalado por las imágenes y anexo a la cancha, no corresponde a dichos terrenos, por lo tanto no es propiedad de Transcaribe, y no corresponde a la entidad su mantenimiento y limpieza”, indicó el sistema.
