El 11 de abril del 2021, con la pandemia acechando y una crisis económica ahondando la pobreza y el hambre, cuatro valientes mujeres de Marlinda, en La Boquilla, decidieron hacerle frente a la situación y contribuir a que las demás familias de esta humilde vereda tuvieran una alternativa de alimentación.
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Fue así como ese día nació el Comedor Comunitario de Marlinda, cuyo propósito era beneficiar a 50 niños, pero que hoy en día atiende a 120.

En ocasiones la comida no alcanza para toda la semana y les toca improvisar para no dejar a los niños desamparados.
La loable iniciativa fue respaldada desde sus inicios por la Fundación Guerreros de Luz, que a través unas donaciones sigue garantizando los productos alimenticios para los pequeños. Sin embargo, hoy estas cuatro lideresas hacen un llamado público a otras entidades y a personas de buen corazón que estén dispuestas a apoyarlas, ya que les hacen falta muchos elementos para cumplir a cabalidad con su misión, principalmente utensilios de cocina.
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Greys Díaz, una de las gestoras del proyecto, afirma que necesitan platos, cubiertos, sillas, mesas y hasta una licuadora.
“Esto ha sido muy bonito, ver las caras de felicidad de decenas de niños al recibir una comida de calidad. En Marlinda la pandemia dejó muchas necesidades, madres solteras desesperadas y familias que no tenían ni para comer. “Un líder comunal nos hizo las gestiones para crear la fundación y así empezamos. Eran 50 niños y ahora son 120. Sin embargo, apenas tenemos 50 platos, los niños deben turnarse y esperar que los demás terminen para poder comer. Los que comen primero ni siquiera se reposan porque afuera están los demás con hambre. Necesitamos más platos, más cucharas, más tenedores y muchas cosas”, aseguró Greys.
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De igual forma, Zunilda Ramírez, otra de las gestoras, pidió sillas y mesas para desempeñar mejor sus funciones. “Este sitio era un ‘elefante blanco’, aquí debía funcionar un puesto de salud, pero nunca se hizo nada, el sitio estaba abandonado.
Nosotras lo rescatamos y lo tenemos al servicio de la gente. En estos momentos apenas tenemos 45 sillas, es una cantidad muy inferior a la que se requiere. También nos hacen falta muchas mesas”, añadió Zunilda.

Greys Díaz, Zunilda Ramírez, Yulienis de Ávila y Elizabeth Pineda son las precursoras del Comedor Comunitario de Marlinda.
“Ni siquiera tenemos una licuadora para hacer jugos, nos toca traerlas de nuestras casas o pedirles el favor a los vecinos. Tampoco hay abanicos, necesitamos más manos amigas”, finalizó Greys Díaz.
