John Jairo Hernández Navas está desesperado. Los últimos siete años de su vida los ha dedicado a cuidar de su única hija, Natalia María Hernández, quien nació con parálisis cerebral. Ambos viven arrendados en una humilde casa de tablas en el barrio República del Caribe, en las faldas de la Popa, en condiciones indignas, sin ayudas y sin las fuerzas económicas para salir de allí. (Lea: Los obstáculos de las madres con niños en condición de discapacidad).
John Jairo no tiene empleo, dice que lo dejó cuando la niña nació, ya que debía dedicarse tiempo completo a su cuidado. También contó que la madre de Natalia los abandonó a los seis meses del nacimiento y es muy poco el respaldo familiar.
“Natalia tiene parálisis cerebral múltiple, más microcefalia y aparte de eso sufre de bronconeumonía. Varias veces ha estado hospitalizada y la última vez duró 17 días en UCI porque en donde vivimos hay mucha humedad. Esa casa se está rajando, hay monte y basuras alrededor, está en una zona de alto riesgo y siempre que llueve nos mojamos. Ahí pago 150 mil pesos mensuales, los cuales muchas veces no logro reunir porque no tengo empleo y por eso ya me mandaron a desocupar. No sé a dónde más acudir, tengo muchas necesidades, especialmente en alimentación. Yo trabajaba en un restaurante como stewar y tuve que dejar mi empleo para dedicarme de lleno a la niña”, manifiesta el hombre de 39 años de edad.
(Lea: 36 familias cumplieron su sueño de tener casa propia en Cartagena).
Sin manos amigas
John Jairo cuenta que su madre es de la tercera edad, está enferma y sufre de hernias discales, lo cual le impide ayudarlo con el cuidado de su nieta. “Una niña discapacitada requiere de atenciones especiales, bañarla, cambiarle los pañales, rodarle la silla de ruedas, y esas son cosas que mi mamá ya no puede hacer. Tengo una hermana que tiene tres hijos y se la pasa trabajando en una máquina de coser para atenderlos, no tengo a más nadie. Los familiares maternos de la niña no se preocupan por ella. A mí me toca todo solo, buscarle sus medicamentos anticonvulsivos, llevarla a las citas médicas, bañarla, cambiarla, conseguirle los pañales, hacer todas las diligencias y tocar puertas”, agregó el angustiado padre.
Solicita una casa
Según John Jairo, lo más importante ahora para su hija es una vivienda digna, por eso hace un llamado al Distrito para que los reubique.
“Ya he ido a Corvivienda en busca de ayuda, lastimosamente no hemos sido favorecidos, me mantengo a la espera de ese momento en que me digan que nos darán una casa, eso es lo que necesitamos urgentemente. Ya vienen las lluvias y mi temor es que otra vez se me enferme Natalia y me la hospitalicen por sus problemas pulmonares, además le tengo mucho miedo al dengue. Si yo viviera solo no me importara, pero estoy con ella y ella no merece esta vida”, finalizó el padre de familia.
Las personas interesadas en ayudar a esta familia, pueden comunicarse al número de John: 3002337031.
