Polémicas caldeadas recorren las calles en sectores de los barrios el Pie del Cerro y El Espinal desde hace varios años. La principal causa es el polémico edificio Aquarela, una construcción a pocos metros del Castillo San Felipe de Barajas que se juega su futuro en un espinoso proceso jurídico.
(Lea: El drama que les ha tocado vivir a las víctimas de los Quiroz)
A la vuelta del edificio inhabitado se encuentra Pikó Red, una terraza gastronómica y bar emplazada desde hace un mes en una esquina sobre la avenida Pedro de Heredia. Un gran corralito construido con paredes de lata de corozo, con una extensión de casi una cuadra, especializado en la cultura de la champeta, ritmos latinos y afrocaribeños.
“Es un nuevo negocio que los fines de semana trabaja con un ruido súper alto, más de noventa decibeles, que es algo no permitido. La cifra la medimos con aplicaciones móviles y la compartimos por grupos de Whatsapp de vecinos del Pie del Cerro y El Espinal”, indicó Mary Luz Moreno, habitante del barrio.
Los vecinos informaron haber acudido ante las autoridades. “Radicamos un derecho de petición ante el Establecimiento Público Ambiental (EPA), pero recibimos una respuesta escueta”, señaló Moreno.
El Universal conoció la resolución del EPA, firmada por su oficina jurídica, y en ella reseñaron que el problema es un tema policivo contemplado en la Ley 1801 del 2016, Código Nacional de Seguridad y Convivencia Ciudadana, por lo que corresponde ejercer las acciones pertinentes a los inspectores de policía del lugar de los hechos, lo anterior en virtud de lo establecido en el artículo 206 de la misma ley.
El paso siguiente de los afectados fue presentar una querella ante la Inspección de Policía de la Comuna 2 en la Alcaldía Local 1 en Canapote. En dicha acción judicial hicieron hincapié en cómo su tranquilidad, salud y descanso se han visto afectados por la irrupción del lugar. La querella fue firmada por cerca de 35 vecinos.
“Desde la inspección nos han indicado que el inspector es nuevo y está en proceso de empalme, que le demos un espacio para revisar todos los temas que lo recibieron y poder dar respuesta o solución, sin embargo, el sábado fue una noche de perros, porque el ruido estuvo hasta las dos de la mañana con unos niveles de sonido insoportables”, develó Moreno.
El Universal se contactó con los propietarios de Pikó Red, quienes indicaron que lo denunciado carece de realidad, ya que su sonido, a pesar de ser una caja gigante, es más bien para la foto. “El sonido está dispuesto y regado con una tecnología internacional de vanguardia, además, los bajos están apuntados al horizonte hacia el Centro Histórico, con la ciénaga de por medio. Dentro del picó gigante solo hay un bafle”, expusieron.
“Hacemos sonometría frecuente, hasta tres veces por noche, con un ingeniero acústico, y hemos dispuesto que el sonido esté dirigido a la avenida Pedro de Heredia donde obviamente no se impacta a ninguna comunidad”, expresaron frente a las quejas de que el sonido impacta negativamente a los barrios aledaños.
“Hablamos con los vecinos para llegar a convenios en los decibeles y lograr armonía comunitaria. Ellos hasta por redes sociales nos respaldan con comentarios. Tenemos nuestros papeles en regla y hacemos un uso comercial del suelo completamente legal; algo que saben en la JAC de El Espinal, con la que no hemos tenido inconvenientes”, informó el portavoz del bar.
Desde Pikó Red indicaron que el sábado recibieron un derecho de petición de los vecinos querellantes. “La señora Mary vino la semana pasada con un ingeniero acústico y les explicamos toda la tecnología. Subimos el volumen a tope y le dieron la ronda al sitio. El ingeniero concluyó que todo estaba en regla”, afirmaron.
En cambio, Moreno expresó que: “Son muy astutos, desvían la atención y por eso hemos tenido tantos inconvenientes, por lo que recurriremos a la tutela para que él tenga que dar los descargos ante un juez. Sí, fui con un ingeniero acústico, pero por ser un espacio abierto había dificultad para un adecuado diagnóstico, así que le dijo que el verdadero problema era el bajo ya que tenía un gran impacto a varios metros a la redonda.
Luego de presentar la querella, ahora alistan una tutela. “La comunidad está solidarizada, incluso otros negocios están colaborando en no contaminar con ruido a la zona”, acotó Moreno. “Estamos alineados un grupo de vecinos en esta guerra, enlazados con la Junta de Acción Comunal de El Espinal”, sin embargo, eso contradice la supuesta cohesión con la junta.
El Universal intentó comunicarse con representantes de la JAC, pero no fue posible.
“No sé qué es lo que pasa. No está bien señalar a nadie sobre sus motivaciones porque serían supuestos y no tengo pruebas, pero en la zona, constantemente, hacen que cierren emprendimientos con los que trabajamos, subsistimos y que aportan desarrollo, luego de múltiples reclamos e inconvenientes, y luego en el sitio montan negocios los mismos que se quejaban”, expresaron.
En la Inspección de la comuna 2 están radicadas dos querellas en contra de Pikó Red. La primera establecida por perturbación del espacio público, la cual tiene fecha de audiencia el 6 de octubre. La segunda, mencionada por Mary Luz Moreno, es por ruido y escándalo, donde se indica el exceso sobre los niveles permitidos de decibeles.
“Conforme a la ley se adelantarán los tramites pertinentes y se harán las pruebas de sonido para medir los efectos con el apoyo del EPA y un técnico, a través de un instrumento especializado. Con estos resultados el inspector decidirá si sanciona o no al establecimiento”, Hilmer Watts Osorio, secretaría del Interior.