El 11 de septiembre del 2001 muchos hechos llamaban la atención de los colombianos. Una joven Cecilia Baena seguía construyendo su leyenda en juveniles de los mundiales de patinaje que se disputaban en Francia, en la Cámara de Representantes se debatían los proyectos cartageneros sobre el Emisario Submarino, el Corredor de Carga y la Corporación Centro Histórico; las AUC ingresaban a una lista de 30 grupos terroristas en el mundo y Santiago Botero se vestía sorprendentemente como líder de la Vuelta a España.
Pero la noticia que dejó sin aliento a todo el país, y a gran parte del planeta, provino desde EE.UU., la potencia mundial con una seguridad considerada invulnerable hasta ese día. Sobre las 9:30 de la mañana los noticieros transmitieron en directo la caída de la primera de las Torres Gemelas, impactadas por aviones en unos atentados terroristas sin precedentes en la historia. ([Video] Cuatro razones por las que el 11S cambió el curso de la historia).
Nadie dimensionaba durante esos instantes la gravedad de lo que ocurrió en suelo norteamericano, en donde fallecieron cerca de unas 3.000 personas y se abrió el camino para una guerra en Afganistán que todavía hoy, 20 años después, sufre las consecuencias.
Mientras se informaban los acontecimientos, la inteligencia identificaba como presunto autor a un ciudadano de Arabia Saudita llamado Osama bin Laden, hasta entonces desconocido por la gran mayoría mundial.
En un mundo con una dinámica distinta a la de las redes sociales y a la inmediatez del Internet 2.0, el universo noticioso se aceleró y ante la cantidad de información nueva que surgía, El Universal imprimió una edición extra que se repartió como pan por Cartagena en la tarde de ese martes.
A las 4:00 de la tarde se divulgó el extra, con un título en portada de “Horror” y una foto a color del momento en que uno de los aviones atravesaba la segunda torre.

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En la contraportada, una imagen general del vacío ocupado por polvo tras la desaparición de los dos rascacielos y un grupo de bomberos surcando las nubes de humo y polvo para rescatar a las víctimas.
En las páginas internas se retrataron la situación infernal que se vivió en el corazón de Nueva York, el impacto en el mercado y las reacciones de las principales personalidades de la geopolítica, incluido el Papa Juan Pablo II. (Nueva York recuerda los atentados del 11S 20 años después con un acto solemne)
En la edición del 12 de septiembre, además de ampliar toda la información que se siguió generando desde Estados Unidos, El Universal relató con una impecable nota de Rubén Álvarez, titulada “Hasta acá llegaron las esquirlas”, cómo el atentado provocó en Cartagena una “avalancha de personas” en una empresa de llamadas telefónicas.
El periodista recogió las angustias que vivieron aquellos familiares de cartageneros en EE.UU. en unos tiempos en los que no existían las redes sociales y las maneras de comunicarse eran muy distintas a las actuales.

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