Un nuevo capítulo en el largo litigio por la posesión de unos terrenos en Playa Blanca, el cual tiene cerrados los parqueaderos que los turistas solían usar cuando visitaban el balneario, se escribió hoy en la zona tras la irrupción sorpresiva de los integrantes de una de las familias que reclaman la propiedad.
Se trata al parecer de miembros de la familia Jurado, quienes aseguran que las tierras habían pertenecido a su abuelo Sixto Girado, el cual las había comprado y jamás las vendió, por lo tanto ellos eran los legítimos herederos.
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En un video quedó registrado el momento en que estas personas, armadas con machetes, ingresan al sitio y amenazan con herir a miembros de la fuerza pública y a los de la vigilancia privada en caso de algún intento de desalojo.
“Ingresaron a la fuerza, partieron el candado de la puerta y construyeron un cambuche. Comenzaron a ingresar vehículos y a cobrar por ello. Luego llegaron algunos agentes de la Policía de Playa Blanca y no han dejado que sigan entrando carros pero los señores Girado se niegan a salir. Esta situación se está saliendo de control, la gente en las playas está desesperada porque los turistas no llegan”, señaló un testigo de los hechos.
Afectaciones a todos
La discusión por los predios la libran los Girado y la familia Echavarría, todos dicen ser los dueños legítimos.
Vicente Girado, en recientes declaraciones a El Universal, dijo que: ““Mi abuelo Sixto Girado nunca vendió ni un gramo de tierra, él la compró. Y le he enviado copias de esas escrituras donde dice que mi abuelo compra la tierra al señor Echavarría”. Agregó que lleva 26 años reclamando la propiedad de los terrenos y el proceso nada que se resuelve.
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Por su parte, el abogado que representa a los actuales dueños, también explicó hace poco que: “Hay una querella policial, pero el abogado de ellos (los Girado) ha venido aplazando las diligencias porque no les conviene que salga un amparo”.
El jurista aclaró que el proceso seguirá su vía legal y que de momento los parqueaderos se mantendrán cerrados porque no están previstas nuevas reuniones para dialogar y volver a abrirlos.
La situación, que ya completa cerca de un mes, ha afectado a las servidores turísticos, a los trabajadores de los parqueaderos que pertenecen a la asociación Asoparbarú, y a los propios turistas, quienes ahora deben dejar sus carros en la carretera principal y caminar la larga trocha para llegar al mar.
