En busca de prevenir contagios y muertes por COVID-19 en Cartagena, representantes de academias y asociaciones médico científicas, del Colegio Profesional de Abogados de Colombia y del colectivo Madres Berracas enviaron una solicitud a las autoridades distritales y departamentales, así como al Ministerio Púbico, este miércoles 14 de julio.
En específico, le solicitan al alcalde de Cartagena, William Dau; al gobernador de Bolívar, Vicente Blel; a la procuradora regional, Joaquina Petro; al defensor regional del Pueblo, José Hilario Bossio; y a la personera distrital, Carmen de Caro, “en el marco de sus competencias suspender la orden de regresar a clases presenciales a los alumnos de colegios públicos y privados de Cartagena y Bolívar, hasta tanto no existan las condiciones completas e indispensables que garanticen la vida y la salud de los niños, niñas, adolescentes, educandos, padres y madres de familia, y personal docente y administrativo”. Lea aquí: Plazo máximo para retornar a las aulas en Cartagena: 9 de agosto
En la misiva enviada, la denominada “Comisión de protección de la vida y salud de los niños” explica las razones de esta solicitud. “Es evidente que en los actuales momentos el país y, sobre todo en Cartagena y en el resto del departamento de Bolívar, afrontamos la peor crisis de la pandemia por el COVID-19, con un número creciente de contagios y muertes, así como unos servicios médicos en alerta roja al borde del colapso”.
A esta razón para suspender el regreso a clases agregan las siguientes:
- Vacunación muy lenta que alcanza el 12 %, muy lejos de la anhelada “inmunidad de rebaño”, y no todos los docentes y personal administrativo han sido vacunados.
- En los niños y jóvenes, el COVID-19 es impredecible, presentándose situaciones muy graves, precisando cuidados intensivos que, en el caso de Cartagena, solo cuenta con cuatro camas UCI pediátricas.
- Está demostrado que los niños y jóvenes son muchas veces transmisores asintomáticos, lo cual, con absoluta certeza, aumentará exponencialmente el contagio de los adultos y ancianos que convivan con ellos.
Y culminan señalando que “el retorno a las clases presenciales implica el cumplimiento, por parte del Gobierno, de las medidas de bioseguridad en cada una de las sedes, incluyendo las adecuaciones sanitarias y de infraestructura. Y para nadie es un secreto que un alto porcentaje de colegios en Cartagena y en el resto del departamento de Bolívar presentan vergonzosa precariedad”.
Los efectos de la virtualidad
Sobre si los estudiantes cartageneros deben o no retornar a clases presenciales, Karina Ruiz Arenas, psicóloga infantil de la Clínica El Faro, dijo a El Universal que “viéndolo exclusivamente desde el área psicológica, dejando de lado la médica y epidemiológica, para el aprendizaje definitivamente es fundamental que los niños regresen a la presencialidad, ya que actualmente evidenciamos que se han desarrollado patologías como estrés, ansiedad, depresión en niños y adolescentes, los cuales no saben cómo asumir esta nueva realidad para la que ninguna persona estaba preparada, generando en ellos la incapacidad o temor de retomar las relaciones sociales, afectando la expresión emocional, los vínculos sociales, el poder relacionarse fácilmente en diferentes contextos”.
“Adicionalmente -anotó la psicóloga- debemos entender las limitaciones virtuales que muchos de los niños tienen actualmente, lo cual afecta el aprendizaje y desarrollo cognitivo adecuado, entendiendo que hay colegios que continúan con la rutina académica detrás de una pantalla en la que el docente imparte sus clases y da explicación de las actividades, lo cual no garantiza que el estudiante esté aprendiendo, ya que en su hogar puede distraerse fácilmente, no prestar la atención adecuada y no entender las clases, ya que no tienen el acompañamiento adecuado porque sus padres trabajan o deben realizar otras actividades y no pueden estar las 6 o más horas sentados con ellos”.
Agregó que “también están los estudiantes que su única forma de aprendizaje es a través de talleres semanales, donde deben desarrollar una lección pero no cuentan con un docente de forma rápida o inmediata para que les explique y deben esperar hasta el momento que puedan acceder a una llamada telefónica o una video llamada (...) no vemos lo que hay detrás de estos procesos de aprendizaje que pueden terminar en deserción escolar por desmotivación o frustración ante este distanciamiento”.
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